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MÉXICO, DF. 30 de junio de 2014 (Quadratín).-Al padre Alejandro Solalinde se le entrecorta la voz. Hace una pausa y respira. Intenta retomar la conversación, sin embargo el tema, es evidente, lo conmueve: una lágrima resbala por su mejilla. Otra pausa.
Fija su mirada en ningún lugar. El ensordecedor tráfico vehicular de colonia Polanco, aquí en DF, no lo perturba y mide una a una cada palabra que a continuación expresa. –Le contesto con mucho dolor… Desde hace muchos años he visto a muchas mujeres y a niñas que desaparecen, y que jamás hemos vuelto a saber de ellas…
El sacerdote defensor de migrantes, en entrevista con Quadratín México, lamenta que la Iglesia Católica le dé la espalda a miles de migrantes centroamericanos, quienes se ven obligados a abandonar sus hogares en busca de una mejor calidad de vida. Refiere que en este cruce hacia territorio mexicano son principalmente las mujeres hondureñas, las que se convierten en víctimas principales de bandas delincuenciales de trata de personas, que trafican con ellas en la frontera entre Chiapas y Guatemala. “Simplemente yo jamás he vuelto a saber de ellas.
He visto cómo una mamá puede venir con su hijita de 13, 14 años y como tengo noticias, porque nos dicen a nosotros, nos llaman o nos enteramos por testigos amigos de ellas, que simplemente se las arrebataron. Hemos tenido casos que la mamá, joven, ha ido a parar a un prostíbulo y de la hija, pues no sabemos nada de ella. Y entonces decimos, ‘si la mamá, que es la mamá, estamos hablando que tienen unos 30-32 años de edad fue a parar a un prostíbulo, en dónde está la hija.
Y por más que se busca a la hija no aparecen”, relata, mientras sus manos pasan por su cara. En la opinión del padre Solalinde, es el estado de Chiapas, el principal foco rojo en materia de trata de personas. Esto, basado en el alto número de denuncias que recibe constantemente por propios migrantes quienes llegan a su albergue en Oaxaca y le exponen la serie de atrocidades vistas en esa entidad, considerada la puerta de acceso de Centroamérica a territorio mexicano, siendo las mujeres hondureñas, expresa, las víctimas principales.
“De Chiapas hemos recibido muchísimos reportes. Si en un lugar de México hay trata de personas es ahí, hay sobre todo en Chiapas. No es el único lugar, pero es ahí. Es una situación gravísima que nadie ha querido ver. Si pudiéramos ver de toda esa gente que ha desaparecido, si pudiéramos ver realmente las identidades, si pudiéramos ver los sexos, las nacionalidades, las edades, nos aterraríamos de ver que la mayor parte, sin duda, son hondureños, y de esos hondureños, muchas son mujeres, quienes están sufriendo lo peor. Para mí es un tema mucho muy doloroso”, recita el hombre que cuando cursó secundaria se afilió a los Caballeros de Colón.
De acuerdo con un informe de la Organización Mundial de Migraciones, publicado en 2012, Honduras -seguido de El Salvador y Nicaragua- es uno de los tres países centroamericanos con mayor captación de mujeres víctimas del delito de trata de personas, y que en gran medida de los casos, tienen como destino final México, Guatemala y Costa Rica.
SOLALINDE, EL SACERDOTE INCÓMODO
El padre Alejandro Solalinde –expulsado por los carmelitas por su vocación democrática–comienza a ser visto como un sacerdote incómodo entre su gremio, al alzar la voz en últimos meses, y criticar a la alta jerarquía de la Iglesia Católica en México y América Latina de no ser cercana ni interceder en favor de los miles de migrantes a quienes se les ha abandonado a su suerte en los trayectos de horror que padecen entre país y país, en donde habitualmente encuentran, hambre, dolor, explotación, robo, violaciones y muerte.
Y el hombre que después de su salida de los carmelitas ingresó al Instituto Superior de Estudios Eclesiásticos relata: “por ejemplo estamos en la Arquidiócesis (en el DF) en la Diócesis más grande, más poblada del mundo, y yo digo que se necesita que la Iglesia Católica jale parejo.
No es posible que el Arzobispado no corresponda de la misma manera. Si a alguien le debe interesar la cuestión humanitaria, es a la Iglesia Católica. Si a alguien le debe de interesar la inclusión, es a la Iglesia Católica. Si a alguien le debe interesar los valores y los derechos humanos, es a la Iglesia Católica”. En ese sentido, el titular del albergue Hermanos en el Camino, quien tres años antes de su ordenamiento fundó el Consejo Regional de Seminaristas, justifica hasta cierto punto el actuar de la cúpula católica en América Latina, al explicar que es la propia formación en sus seminarios la que los ha hecho creer que son de “una realeza”. “Creo que los príncipes de la Iglesia, y lo voy a recalcar para que les dé vergüenza, ‘los príncipes de la Iglesia’, no son tan culpables como pensamos de ser eso, de ser príncipes, y de creerse tan merecedores de un pedigrí. Los han formado así.
Es la Iglesia católica, ha estado formándolos así, y más tristemente en América Latina, donde no tenemos la experiencia de una realeza, la ha estado formando con ese estatus social, los ha estado formando para que sean príncipes, desde los obispos tienen un estatus social diferente, aunque sean buenas personas, entonces ellos no tienen la culpa. “El problema es que ya siendo cardenales, en este tiempo y con el Papa que tenemos, todavía que sigan comportándose como príncipes y sigan todavía cerrando la Iglesia, es como pedir peras al olmo, cómo van a actuar de otra manera diferente, a como fueron formados”, afirma el licenciado en Psicología e Historia.
EL “GENOCIDIO” HONDUREÑO
Un ejemplo del poco acercamiento que existe entre la Iglesia y la gente más necesitada, es el caso de Honduras, precisa el sacerdote defensor de los emigrantes. Recuerda que recientemente al compartir vuelo con un hondureño millonario del cual prefiere omitir su nombre, “él me hablaba muy bien del Cardenal de su país. Me decía de lo más normal, ‘es que el Cardenal siempre está con nosotros, a nuestros hijos, -a los juniors, entiéndase- cuando hacen sus fiestas, él va, les toca el saxofón.” Asegura que no sabía que el Cardenal de Honduras tocara el saxofón, y ni que ese es su hobbie, y “que se siente feliz en la fiesta de los juniors”.
Sin embargo, “quizá con un poco más de tiempo que dedicara a los migrantes haría mucho bien porque, Honduras hoy por hoy, es el país en América, más castigado, más violentado en cuestión de los migrantes.
Y si en lugar del Cardenal, hubiera estado Jesús ahí, jamás hubiera permitido todo lo que han sufrido los migrantes hondureños. “Jamás hubiera permitido esa desigualdad, jamás hubiera permitido que se enriquecieran seis familias y que estén quitando, el colmo, ahora una de ellas, hasta la tierra que le corresponde a los Garífonas, esa tierra sagrada, que está considerada por la ONU, como una reserva, y ya también se las están quitando”, afirma y remata: “Hay una frase que a mí me impresiona mucho, cuando Lázaro muere, amigo de Jesús, él está en la misión, y entonces regresa lo ven Martha y María y le dicen, ‘Oye Jesús, si tú hubieras estado aquí, mi hermano no hubiera muerto’.
Y yo digo, si Jesús hubiera estado en Honduras, en lugar de muchas personas que hubieran hecho lo que debieran no hubieran muerto tantas personas de pobreza, no hubieran salido tantas personas de emigrantes, no hubieran sufrido el drama de exterminio porque es un genocidio lo que está pasando y la mayor parte de la factura lo están pagando los hondureños”.