Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
OAXACA, Oax. 26 de agosto de 2015.- En el análisis de escenarios emergentes, mientras más largo sea el período de tiempo que impliquen, más requieren de considerar entornos complejos.
Este es el caso de los posibles escenarios que tienen en el centro la relación Sección 22/Reforma Educativa.
La instrumentación de la reforma educativa se expresa en una alianza de intereses entre grupos dentro y fuera del gobierno que la ven como necesaria; por otro lado la Sección 22, representa, además de una alianza, un potencial educativo que no logra expresarse como propuesta.
En el primer conglomerado, el que impulsa la aplicación de la reforma educativa, hace falta el núcleo que dé sentido pedagógico a la propuesta y permita construir los vínculos entre las acciones en lo administrativo, lo laboral, lo educativo, lo social, económico y cultural, para darle sentido al cambio que se propone. Pero además, hay agentes, como el SNTE, que sin estar convencidos de la reforma, apoyan las iniciativas presidenciales. Es el caso también de algunos gobernadores, que prefieren transar con el sindicato antes que someterlo a la nueva normatividad y no me refiero sólo a Oaxaca. Otros grupos, como el de los empresarios de Televisa, desean ir más a prisa de lo que las condiciones del país lo permiten.
Además de estas diferencias entre quienes impulsan la reforma educativa, están las condiciones en las que se instrumenta. En efecto, las viejas estructuras heredadas del Acuerdo para la Modernización de la Educación Básica y Normal (ANMEB) firmado en 1992, obstaculizan la reforma. Tres son las principales:
El crecimiento desordenado de los servicios educativos de nivel básico y medio superior.
Las burocracias estatales con las que se administra el servicio público de educación y su alto costo.
El marco de regulación de las relaciones entre Estados/Federación/Sindicato.
Estas estructuras dificultan la aplicación de la reforma y acentúa las desavenencias al interior de la alianza que la impulsa.
Por el lado de la Sección 22, la complejidad es similar. La S22 reclama su pertenencia a un proyecto denominado CNTE. Dicho proyecto en su origen (1979) enfatizaba la lucha por la democratización del SNTE y la mejora de las condiciones de desempeño de los trabajadores de la educación. Gradualmente fue adquiriendo un perfil anti capitalista e insurreccional, debido al fortalecimiento de los grupos de izquierda en su interior.
La S22, se acercó con cautela a la CNTE, pero la presión del SNTE, a través de Vanguardia Revolucionaria, lo llevó a buscar protección en una organización de alcance nacional.
A pesar de sus principios rectores, cada vez más deteriorados, la S22 se integró a la CNTE y curiosamente, fue ésta última la más beneficiada de la integración de la S22 a su proyecto. Los grupos estatales más poderosos, como Chiapas, Guerrero y Michoacán, utilizaron a Oaxaca como fuerza impulsora de la movilización nacional para sacar beneficios en sus estados, que poco o nada tenían que ver con sus discursos insurreccionales. En Oaxaca se hacía algo semejante.
La alianza que sostiene la oposición a la reforma educativa, incluye a los grupos de la CNTE con cierta presencia en los estados, algunas organizaciones sociales y ahora MORENA, cuyo líder ha declarado abiertamente ser aliado de la Sección 22.
Hasta hace poco, el gobierno del estado de Oaxaca se mostraba como parte de esta alianza. Sólo hay que recordar cuando el gobernador Gabino Cué defendió a capa y espada el Plan para la Transformación Educativa de Oaxaca (PTEO). Sorpresivamente el gobernador Cué deja la alianza con los maestros y se alinea entre quienes defienden la reforma educativa.
El PTEO, pretendió ser la expresión de la propuesta educativa de la S22, pero su propia dirigencia sabía que no era así. El PTEO fue un proyecto para continuar con la dinámica del control de los recursos públicos y nada más. El marco para definir un proyecto educativo derivado de los propios maestros de la S22 está en la actual ley de educación del estado de Oaxaca, que es el único elemento normativo-pedagógico con que cuente el Movimiento Democrático de los Trabajadores de la Educación de Oaxaca (MDTEO).
Y precisamente el MDTEO, sistema de conflicto (Luhmann) que logró controlar a la organización sindical en Oaxaca, no ha sido capaz de tematizar lo pedagógico en el seno del movimiento. Pensado para el combate, el MDTEO sólo debate medidas para salir airoso del conflicto; lo pedagógico no filtra la dura estructura del MDTEO.
El costo de la carencia de un proyecto educativo de la S22 y su vocación conflictiva, se expresa en un distanciamiento con las comunidades y padres de familia, ante los que la S22 pide apoyo para continuar su lucha; pero a los que nada tienen que ofrecer en materia educativa, fuera de recordarles que fueron los gestores de uniformes, becas, desayunos escolares y alguna que otra gracia, tan parecida al paternalismo priísta que tanto critica.
A partir de la complejidad de estos actores colectivos, emerge su conflicto por o en contra de la reforma educativa en las actuales condiciones.
Estas nuevas condiciones se pueden establecer a partir de que el gobierno federal se cierra a la negociación con la CNTE, después de la elecciones federales de junio de este año (2015). Un segundo capítulo fue el reconocimiento público que hizo el gobernador Gabino Cué ante el Congreso de la Unión de la incapacidad de su gobierno para controlar a la S22. El tercer capítulo inicia con la reforma del IEEPO en Nuevo IEEPO, cuya primera escena se cierra el 24 de agosto con el inicio de clases.
Al respecto y habiendo analizado los posibles escenarios, concluía a principios de agosto:
“A corto plazo, el escenario más probable deriva de considerar una acción autoritaria del IEEPO con graves deficiencias en la operación técnica y administrativa. Lo anterior sugiere una situación donde la dirigencia formal de la S22 pierda capacidad de convocatoria y emerjan liderazgos radicales de la propia estructura no estatutaria. Las acciones probables de los maestros serían un IEEPO alternativo, regreso a clases para preparar el paro nacional y volver al viejo repertorio de acciones.”
La tarea ahora es describir con precisión la relación entre lo que hoy es un hecho y lo que fue construido como posible. La diferencia es que ahora, la complejidad se incrementa, porque el horizonte a considerar nos lleva hasta fines de septiembre, para ser precisos, el 26 de septiembre, fecha de la última movilización programada por la Sección 22, pasando por el 11 de ese mismo mes o 12, en que definirán, probablemente en el marco de la II Convención Nacional Magisterial, si convocan al paro nacional o no.
Los hechos muestran que el paro de 48 horas al que convocaron algunos grupos de la CNTE en varios estados, fracasó. Al igual que en los peores momentos, los contingentes de la CNTE, responden más a las coyunturas particulares de sus estados que a una estrategia nacional.
De cualquier manera, el fracaso del paro de 48 horas, el inicio del ciclo escolar sin graves contratiempos, muestra que, a menos que las cosas cambien drásticamente a nivel nacional, el paro nacional a que convoca la CNTE, es poco probable. ¿Y el SNTE? calladito se ve más bonito.