
Las pugnas arancelarias y el efecto Trump
Todos contra el Verde
OAXACA, Oax. 21 de febrero de 2015.-Que cada elección es diferente parece perogrullada, pero el razonamiento tiene sentido. Hay circunstancias particulares que hacen que cada elección se recuerde de modo diferente independientemente de ganadores, perdedores y convidados de palo.
¿Cuál parece ser el sino de esta? Lamentablemente todos los caminos conducen a la misma respuesta: la violencia.
Violencia física, visual y verbal; violencia psicológica.
El proceso electoral ya se tiñó del rojo de la violencia. Independientemente de los motivos o del resultado de las investigaciones de las instancias de procuración de justicia, la muerte de un precandidato de cualquier partido es inaceptable. Pre candidatos y candidatos son actores centrales de nuestra democracia y todo cuanto atente contra ellos, de alguna manera, atenta contra nuestra democracia.
Las estrategias de pre campaña y campaña electoral se han tornado con cada contienda más agresivas. Cada vez se hace menos campaña y más contra campaña.
¿A qué le apuestan las candidatas y los candidatos? ¿Cuál es la estrategia de sus perversos coordinadores o directores de campaña? ¿Le apuestan seriamente a que su candidato gane? ¿O es que han comenzado a apostar más a que su principal contrincante pierda?
Partidos y candidatos hay a quienes no les preocupa ganar la elección tanto como que tal o cual partido no se ubique porcentualmente por encima de ellos. No importa la propuesta, la plataforma electoral, la oferta política ni las propuestas de campaña; en una palabra, no importan los ciudadanos, ni importa la democracia, ni mucho menos Oaxaca.
Por ello, no pocas veces, las elecciones las ganan quienes menos tendrían que ganarlas: las o los que pasan por “en medio”, los beneficiarios del río revuelto, los terceros en discordia.
Desgraciadamente en un medio tan radicalizado como Oaxaca, ese discurso violento, ofensivo, golpeador encuentra suelo fértil. Los titulares altisonantes, alarmistas, sensacionalistas, casi onomatopéyicos son los que seducen al lector promedio. En medio de un océano de opiniones, sólo unas pocas son las que conquistan la mirada de los públicos.
Por ello tome usted- amable lector- con sus reservas cada información, trascendido, cada rumor (y aprovecho para remitirlo a mi publicación del 30 de agosto de 2013 http://moisesmolina.org/?p=100) que cruce por su vista o que llegue a sus oídos. Hoy más que nunca el lema de campaña del votante deberá ser “Ordo Dubitandum”. Dude usted de todo, pregúntese quién lo escribe o lo dice; interróguese por qué lo escribe, créalo hasta estar plenamente seguro de que lo que le están vendiendo o regalando viene cubierto con el manto de la verdad.
Si usted comienza a escuchar o a leer con insistencia notas que ataquen a un dirigente, partido o a un candidato en particular, será seguramente porque es el rival a vencer. Del tamaño y el nivel de agresividad del ataque será el tamaño del miedo que al partido o candidato en cuestión se le tenga. La mayor parte de las veces las palabras no hablan tanto de aquel a quien van dirigidas como de aquel que las dice o las escribe.
La política, especialmente las campañas electorales son asunto de percepción. Y hoy por hoy, quienes quieren adueñarse de la percepción de usted, intentan hacerlo para que vote en contra de alguien y no para que vote a favor de algo.
Está usted advertido
Twitter: @MoisesMolina