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Oaxaca, Oax., 20 de mayo del 2011 (Quadratín).- Juan Carlos Moreno Brid, Director Adjunto de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), en México, asegura que la enorme desigualdad en el país es un grave obstáculo para el crecimiento económico y que las políticas tributarias no son efectivas como instrumento de redistribución de la riqueza.
El economista reconoce que, actualmente, México posee excelentes indicadores macroeconómicos, un buen nivel de crecimiento, baja inflación, finanzas públicas controladas, y una buena acumulación de reservas. Pero asegura que el gran reto de México es la desigualdad, reto que comparte con toda América Latina, considerada la región más desigual del mundo según el coeficiente Gini, que mide la desigualdad.
La desigualdad está relacionada con las diferencias en el acceso a los ingresos, a la riqueza, pero también con el acceso a oportunidades en cuanto a salud y educación. La desigualdad no sólo es negativa en términos éticos, sino que se convierte en un obstáculo para el crecimiento. A los países que son más desiguales les cuesta más trabajo crecer con rapidez. Los procesos en las economías desiguales tienden a estar en contradicción con la eficiencia de la economía. Igualdad y crecimiento no deben verse solo en el sentido de que para igualar hay que crecer, sino también que para crecer hay que igualar, asegura.
Según Monero Brid, el instrumento número uno para superar la desigualdad es la política tributaria. América Latina ha avanzado mucho, en una convicción de que el gasto social se oriente hacia los pobres; el abandono de los regímenes militares ayudó mucho a que el gasto militar se desplace al gasto social. Pero, por otra parte, tenemos una función distributiva muy pobre de nuestros impuestos. Cuando el coeficiente Gini se calcula en Europa antes y después de establecer los impuestos, baja muchísimo la desigualdad. Con ese mismo procedimiento, en América Latina, incluyendo México, no se nota gran diferencia. Los impuestos no están sirviendo como instrumento de redistribución de la riqueza, como podrían hacerlo. Eso refleja las dificultades que hemos tenido como sociedades para hacer un pacto fiscal hacia una mayor igualdad y un mayor desarrollo.
Entre 2003 y 2008, América Latina, y especialmente América del Sur, vivió un quinquenio dorado con crecimientos por encima del tres por ciento en el PBI per cápita, como hacía muchas décadas que no sucedía. Por su parte, México ha crecido muy poco en los últimos 30 años, en comparación con el resto del mundo.
Moreno Brid sostiene que el país ha realizado grandes avances en sectores como la exportación, pero no se ha logrado que ese sector arrastre al resto de la economía en una pauta de crecimiento y desarrollo de largo plazo. México está en una coyuntura en la cual ya no puede competir con países de bajos salarios, pero tampoco estamos pudiendo competir en sectores de mayor valor agregado y mayor capacidad tecnológica.
El funcionario de la CEPAL en México postula la necesidad de realizar una reforma fiscal que traiga más ingresos para el estado, y de generar una menor dependencia del petróleo y una mayor capacidad de infraestructura física. Desde mediados de los años 80, México optó por recortar mucho la inversión pública, y existe un gran atraso en materia de infraestructura. Es necesario modernizar la estructura productiva complementando la inversión pública y la privada. Asegura que para combatir la desigualdad, no es suficiente con la redistribución de activos, por ejemplo, a través de una política fiscal que establezca más impuestos a los sectores de mayores ingresos, sino que tiene que haber una estrategia de transformación productiva, porque la desigualdad también existe en términos de brechas tecnológicas. Necesitamos cerrar las brechas tecnológicas que tenemos con el exterior, pero también hacia el interior del país. Las brechas de ingreso per cápita que hay en México entre los estados son siete veces mayores que las que hay en Estados Unidos.
Para Moreno Brid, una de las funciones del Estado en pro de la igualdad debe ser moderar las diferencias en los resultados para que todos los sectores tengan las mismas oportunidades. Hay una distribución muy desigual de capital, de empresas, de tierra, de riquezas; una función del fisco es hacer que al final del proceso de la economía, en lo que resulta del mercado como tal, no se permita unas ganancias excesivas para algunos y unas pérdidas brutales para otros. Eso es recuperar la capacidad de regulación, fiscalización y redistribución del Estado. En la década del 90, muchos países recortaron el gasto público en el marco de una visión de la economía que proclamaba que la inversión pública tiende a desplazar desventajosamente a la privada. Moreno Brid explica que más que factor de competencia, entre la inversión pública y la privada tiende a haber factores de complementariedad. Si existe una muy pobre infraestructura en caminos, puertos, aeropuertos, trenes, etc., es muy difícil tener competitividad. Ahora creo que vamos tendiendo a una relación más equilibrada entre inversión pública y privada. La crisis financiera internacional de Estados Unidos fue un fallo dramático del estado en la regulación del sector financiero. Hoy se está recuperando la idea de que necesitamos estados fuertes y mercados fuertes, no es correcto pensar en una dicotomía.
Cuando piensa en las causas de la desigualdad, Moreno Brid resalta que algunos países establecieron altos niveles de desigualdad por la instalación de modelos económicos orientados hacia el exterior, de exportación de materias primas y bajos salarios. Cuando se tiene una inserción en la economía mundial más basada en el valor agregado o más apoyada en un mercado interno fuerte, es mucho más probable que el sistema promueva la igualdad. Pero las causas también se relacionan con la falta de conciencia en las sociedades sobre la incorporación del otro en la convivencia a largo plazo, el sentir que el otro es parte de ti mismo. Esto hace muchas veces que las clases dominantes o elites que constituyen los sectores económicos más dinámicos, no tomen en cuenta que el conjunto de la economía no puede avanzar si no se incorporan los sectores más postergados al desarrollo. La pobreza y la desigualdad existen porque la toleramos, porque no hay un convencimiento político suficiente para enfrentarla y abatirla, asegura el economista.