Economía en sentido contrario: Banamex
OAXACA, Oax. 17 de septiembre de 2015.- Esa comunicación que conocemos como lenguaje no verbal y verbal; digital y analógico o como corporal y hablado; nos permite expresarnos e interrelacionarnos, estableciendo parámetros que pueden medirse tan solo por el sentido común, y sin embargo no lo hacemos.
En repetidas ocasiones nos damos cuenta que lo que alguien “nos dice” no es congruente con su actitud.
Pero también es cierto que a veces no nos damos cuenta de estos mensajes paradójicos; llegan a ser tan sutiles, que cuando nos percatamos, ya han hecho mella en nuestro carácter, en nuestra respuesta y posición en la vida; porque como dice Watzlawick toda conducta es comunicación, y los niños son mayormente susceptibles de sentirse atrapados en estas contradicciones, ya que de la manera que responda, estará perdido.
Arieti S. 1965. Dice Peter: Cuando era pequeño, salí con mi padre al campo a dar un paseo. Llegamos a un arroyo estrecho. Mi padre quería pasar a la otra orilla, pero como no había ningún puente, decidió cogerme y me arrojó a la otra orilla, sin duda para que cayera en la hierba. Sin embargo, no fue así, caí en medio del arroyo y quede completamente mojado. En ese momento me asuste, mire a mi padre… Éste estaba sonriente.
Al principio pensé que era para tranquilizarme, pero al mostrarle mis heridas, no mostró ninguna preocupación.
Cuando adulto y a causa de mucha comunicación de ese tipo, comprendí que su actitud había tenido siempre un doble sentido; mi hermano menor se tornó esquizofrénico y un día se suicidó, Yo estoy en terapia todo el tiempo.
Cuando Mirta ha entrado al consultorio me ha dicho que su gran preocupación es su hijo Ernesto de 8 años, que hace todo lo posible por estar el mayor tiempo con él, de atenderlo y apoyarlo; pero que el niño no le obedece, nunca hace deberes y mantiene una crítica constante sobre ella.
Lo congruente con el amor que dice tener hacia su hijo, su actitud debería marcarle límites, lo cual le permitirá estar en contacto con los demás de manera adecuada y armoniosa; ponerle deberes de acuerdo a su edad, pero que le provoquen una disciplina y responsabilidad ante la vida; y no permitirle que se empodere porque en la jerarquía familiar el mando lo tiene ella.
Sigue diciendo: ahora lo estoy llevando a un taller de oratoria, porque me interesa que pueda expresarse correctamente ante cualquier situación, sin embargo, reconozco que en días pasados perdí la paciencia con él y le dije, ¡que no servía para esto!, ¡que nunca iba a lograr hablar bien en público!; ¡que era un inútil!, y veía sus lágrimas y sus ganas de hacerlo bien, pero lo seguía castigando, hiriendo.
Yo lo quiero muchísimo, pero a veces me desespera…
Nada más lejano de la congruencia del lenguaje verbal y no verbal, del equilibrio que debemos trabajar, porque es la salud mental de nuestros hijos, la que está en nuestras manos.
Watzlawick: “Sé espontaneo”, “no seas dependiente”, “no seas tan obediente”.
Decimos una cosa, pero hacemos otra: “Amo a mi esposa” (o esposo)…pero es infiel. “Soy muy estricto con la puntualidad” y siempre llega tarde. “Soy muy sincero” y se la pasa hablando de todos.
“No encuentro una pareja” y nunca se deja encontrar. “Sé feliz” y a veces lo pedimos hasta por favor.
“Me gusta leer, y quisiera que la familia lo hiciera” y no tiene libros en casa. “Adoro a mis hijos” y nunca tiene tiempo para jugar y compartir con ellos.
“Tu desamor lo he convertido en fortalezas y enseñanzas” Pero algún día se hará justicia.
Es importante tener congruencia con nuestro decir y nuestro actuar, por eso decía al principio del texto, es sencillo hacerlo si usamos el sentido común, pero no es tan común porque no lo usamos.
Si no buscamos un equilibrio entre estos dos tipos de comunicación, sobre todo en nuestra familia, puede haber repercusiones drásticas en el porvenir de los hijos; ya que toda conducta es comunicación, e influye sobre los demás en relación a su salud psicológica, social y física.
Watzlawick P. 1985. Recordemos que los mensajes manifiestos intercambiados se vuelven parte del contexto interpersonal particular y ejercen limitaciones sobre la interacción posterior.