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MORELIA, Mich., 24 de enero de 2015.- La lepra es una de las enfermedades con menor reputación porque ataca la apariencia por las características deformantes de sus manifestaciones cutáneas.
Según palabras de Gladys Guadalupe León Dorantes, académica de la Facultad de Medicina (FM) de la UNAM, “la piel es su principal sitio de ingreso, reproducción y expresión”.
En un comunicado de prensa se dio a conocer que la lepra es una infección crónica causada por Mycobacterium leprae, bacteria que afecta principalmente la piel y los nervios periféricos.
Sus signos esenciales son manchas o placas hipopigmentadas, eritematosas o infiltradas, así como nódulos.
La localización de las lesiones es más frecuente en la cara, tronco y extremidades. Su estigma es histórico, incluso bíblico.
El término lepra se refirió también a otros padecimientos cutáneos con los que se le confundía, como el vitiligo o la psoriasis, que además se relacionaban con “impureza”, por lo que los afectados eran segregados y, con frecuencia, recluidos en leprosarios. Entonces se desencadenaron muchos mitos acerca de los ‘leprosos’, relató.
“Ahora podemos refrendar que es una enfermedad curable, difícilmente contagiosa, que para adquirirla requiere la convivencia estrecha y prolongada con el paciente; esto sucedería principalmente entre familiares y con predisposición genética”, precisó en el marco del Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, que se conmemora el último domingo de enero.
Según la Secretaría de Salud, en México la lepra afecta sobre todo a personas mayores de 15 años y se manifiesta en la edad productiva, con predominio en hombres; su periodo de incubación promedio es de cinco años.
En 1990 el país registró casi 17 mil enfermos, para el año 2000 se cuantificaron mil 685 (Sinaloa y Colima fueron los estados de mayor prevalencia) y en 2014 se contabilizaron 702.
Asimismo, el indicador establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) es de menos de un caso por cada 10 mil habitantes.
Desafíos
Los principales retos en la materia, consideró la académica, es el diagnóstico oportuno y certero, así como revertir la falta de adherencia al tratamiento, pues los pacientes lo abandonan o lo toman incompleto (dura aproximadamente dos años en los casos lepromatosos), aunque es proporcionado de manera gratuita por la Secretaría de Salud.
Otro problema es la falta de un diagnóstico.
“Se debe instruir a los médicos generales para que refieran a los pacientes de forma oportuna, pues existe el riesgo de un rebrote porque no es un padecimiento erradicado.
El dermatólogo es el más capacitado para dictaminarlo y tratarlo”.
La también presidenta del Consejo Mexicano de Dermatología aclaró que sólo los casos que no son atendidos de manera adecuada presentan secuelas irreversibles por daño neural, como son la anestesia, atrofia y parálisis muscular, que si ocurre en manos o pies deriva en discapacidad física.
El último domingo de enero se celebra el Día Mundial de la Lucha contra la Lepra, como respuesta a la petición hecha por Raoul Foullereau, en 1954; el periodista y filántropo, tras visitar un leprosorio en Costa de Marfil, se percató de la situación de quienes padecían esa enfermedad; entonces encabezó una jornada para la movilización universal en favor de los afectados y alejar la imagen estigmatizada que se tenía.
Así, este día tiene la finalidad de crear conciencia al respecto.
La Estrategia Global de la OMS para eliminar la carga de la enfermedad atribuible a la lepra 2011-2015, tiene sus ejes en la equidad, la justicia social y los derechos humanos de los afectados.
Esta iniciativa está respaldada por los Programas Nacionales de Lepra, por el Grupo Técnico Asesor de la OMS en Lepra, por laboratorios e industria farmacéutica, por expertos de organizaciones internacionales no gubernamentales, así como por personas que la padecen.