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Oaxaca, Oax.- El grabado en la ciudad se hizo elitista, por los altos precios que le ponen los artistas a sus obras, la pintura en Oaxaca está inflada, las mujeres no participan en las artes plásticas como se podría esperar y, sobre todo, se lava dinero en las artes plásticas.
La entrevista es con Francisco Limón, impresor, coordinador del taller de grabado (Pino Suárez 304, Centro), artista plástico originario de Toluca, Estado de México, con residencia y estudios en París, Francia, y Bangkok, Tailandia.
___ ¿Qué tan real es la participación de la mujer en el taller de grabado?
___ En Europa se veía más actividad, mujeres grabadoras e impresoras; en general, en la
plástica, son pocas las mujeres que participan. Pero esta difícil realidad no es menos peor que la que prevalece en Europa, Asia o en Arabia.
Limón tiene cuatro años con el taller de grabado, imparte charlas para el Instituto de Artes Gráficas fundado por Francisco Toledo y tiene el pulso de los nuevos nombres en el grabado.
___ ¿Cómo está la gráfica en Oaxaca?
___ Está demasiado inflado, registra precios muy altos. Gente joven, digamos, 20 años, quiere vender su trabajo caro. Ahora la gráfica se está haciendo elitista.
___ ¿Hay lavado de dinero en el arte oaxaqueño?
___ Sí, hay lavado.
___ ¿Existe un crecimiento real del arte del grabado en Oaxaca?
___ En la entidad existen carencias de origen en los jóvenes, como lo es la educación. Lo ideal es que sean artistas intelectuales, que tengan una interpretación de su entorno social. Luego existen supuestos que retrasan un posible desarrollo, como la llamada Escuela Oaxaqueña de Pintura, que es una fórmula que no permite el nacimiento de la obra original.
___ ¿Qué hace falta a los jóvenes para desarrollar su obra en el grabado?
___ Ahora tienen más herramientas, pero llegan hasta donde pueden. Todos nos vimos llenos de ilusiones en la juventud, y los años nos ubicaron en nuestro espacio. Ahora tienen más herramientas para atacar una imagen, con la impresión digital. La impresión digital otorga espacio para combinar el trabajo con otras técnicas, pero a veces me decepciona lo que están haciendo.
Francisco Limón tiene recuerdos muy claros sobre su entrada al gravado:
___ Yo vivía en un cuartito muy pequeño en París con una mujer a la que dañaba su salud el olor de la pintura. Entonces salí a buscar un espacio dónde hacer mi trabajo, y llegué al taller de Stanley Hayter. Un auxiliar me preguntó: ¿Sabes algo de grabado? No, respondí, nada. Y así entré al mundo del grabado.
En el taller del inventor del grabado en color, Hayter, pasó cinco años de trabajo. Y llegó al taller de fundido en bronce, con el hijo del cineasta Luis Buñuel, Juan Luis Buñuel.
___ ¿Cómo llegaste a Oaxaca?
___ Venía de Bangkok, Tailandia. Allá trabajé tres años. Por problemas familiares regresé a Toluca, Estado de México, y por amigos llegué a trabajar en esta ciudad.
Limón creó el talle Taga, con Demián Flores; con Alejandro Santiago hizo el taller La huella gráfica; con Esteban Chapital, echó andar el taller y galería. Hace dos años fundó el taller de grabado que lleva su nombre.
___ ¿Qué sigue para Francisco Limón?
___ Ya logré el taller que quería en esta vida. La gente me conoce más como impresor que como artista plástico. Pienso dedicarle tiempo a mi pintura, hacer un colectivo con los artistas Sabino López Aquino, Santiago Olguín, Enrique Arnaud, para aprovechar las conexiones ya logradas hasta el momento.
___ ¿Cuál sería tu definición propia de un taller de grabado?
___ Es un centro de discusión y fiesta.