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Inauguran en el Macco la exposición Takeda 90 años
Yo soy cóncava y convexa;
dos medios mundos a un tiempo:
el turbio que muestro afuera,
y el mío que llevo dentro.
(Yo soy mi propia casa).
MÉXICO, DF, 30 de mayo de 2015.- Guadalupe Amor fue una poetisa mexicana precursora de la llamada liberación femenina y que por su belleza fue inspiración de fotógrafos y pintores.
Sus obras se caracterizan a partir de expresiones directas y desencadenadas, siempre en primera persona, todo gira alrededor de la vida.
Solo basta recordar lo que dijo Alfonso Reyes de ella: “Y nada de comparaciones odiosas, aquí se trata de un caso mitológico” luego de que publicara su primer libro de poesía ‘Yo soy mi casa’.
Experta en la Décima, sus poemas trataba temas metafísicos. Le cantó a Dios, la muerte, la soledad, la angustia, la nada. Sus influencias fueron Quevedo, Sor Juana y Góngora.
Desde muy joven, convivió con artistas e intelectuales de México. Gracias a su hermana Carito, colaboradora de Carlos Chávez y fundadora de la Galería de Arte Mexicano, que más tarde habría de dirigir su hermana Inés. Tal galería se encontraba el en el sótano de la casa de su padre, el cual fue acondicionado y donde desfilaron Rivera, Orozco, Tamayo, Siqueiros y O’Gorman, entre otros más.
Durante un tiempo, su forma de escribir causó polémica; se decía que a Guadalupe alguien le escribía sus poemas, ya que era imposible que una mujer guapa, vanidosa, excéntrica, superficial y fiestera, pudiera tener cabeza para escribir poemas que reflexionaran sobre el ser. Pensaban que el autor de esas singulares obras era un hombre, tal vez alguno de sus admiradores como Alfonso Reyes.
Elena Poniatowska también dijo: “Pita Amor le cantó a Dios y ella misma se creyó Dios”.