La vida de un joven artesano entre alebrijes, hip hop y computadoras

San Antonio Arrazola, Xoxocotlán, Oax.31 de diciembre de 2012 (Quadratín).-Un adolescente forma la figura del diablo sobre la madera con una gubia, emergen sus miedos y anhelos en forma tangible; de la madera sin bruñir aparece un alebrije.
Al ritmo de hip hop Osiel va dando forma a la figura. El madero de copal, fresco aún, no se resiste, obedece a las manos del joven artesano.
Osiel Miguel Rodríguez Ibáñez estudia el bachillerato en el Cbtis 259 de Santa Cruz Xoxocotlán. Mientras labora con los audífonos en sus oídos, sueña con dedicarse a la computación. La elaboración de alebrijes, afirma, es una tradición que sigue porque ha visto trabajar a sus padres, pero no atrapa del todo su interés. Prefiere jugar futbol, este domingo se queda a trabajar la madera para contribuir en el gasto familiar.
A la entrada de la Expo Venta Artesanal de Alebrijes, aislado del resto de sus paisanos que promueven la venta de sus creaciones fantásticas este fin de año, Osiel se retira los audífonos y habla de lo que representa para él esta actividad y sobre los sueños que rondan, a sus 18 años, en la cabeza.
Un letrero pintado de amarillo con letras negras advierte al visitante: “Los recursos son del pueblo y para beneficio de sus ciudadanos, no compre problemas”.
El aire tibio de la mañana avanza en esta localidad conurbada a la capital oaxaqueña. Osiel comenta que a los trece años empezó a tallar alebrijes bajo la enseñanza de su padre. El copal debe estar verde, dice, para poderlo modelar; una vez terminada la pieza, si es pequeña se pone a secar al sol y si está grande a la sombra, para evitar cuarteaduras. Finalmente se lija, y se pinta. En promedio tarda cuatro a cinco días para tener una figura lista para su venta.
-¿Y cómo imaginas la forma que darás a una pieza?
-Nada más viendo el trozo de madera uno imagina qué figura puede salir. Ahorita estoy haciendo un diablo. Me gusta hacer dragones y como también me gusta mucho dibujar, hago mis bocetos y luego los paso a la madera.
La madera, explica, la proveen personas que cultivan copal en varias partes del estado. El costo de un alebrije, dependiendo de su tamaño y diseño puede variar entre 50 y mil 500 pesos.
-¿Estudias? ¿En dónde?
-Por las mañanas trabajo unas cuatro horas haciendo alebrijes y en la tarde me voy a la escuela, estudio en el Cbtis.
-¿Qué te gusta más: tallar la madera o estudiar?
-Estudiar. Yo no tenía planeado hacer esto, pero me llamó la atención y para apoyar a la familia.
-¿Qué carrera te gustaría estudiar?
-Computación. Me gusta el desarrollo de software.
Los turistas descienden de vehículos particulares y autobuses, caminan por la calle adoquinada donde están dispuestas en sencillas mesas el trabajo familiar de los habitantes de esta población. No se ven ancianos atendiendo el negocio, solo mujeres maduras y adolescentes.
-Y si te dan a elegir entre alebrijes y computadoras…
-Las computadoras.
-¿Cuál es tu plan?
-Primero, acabar el bachillerato; luego, tal vez, estudiar en el Tecnológico de Oaxaca.
Osiel asegura que tiene cuentas en Twitter y Facebok, sin embargo, no las utiliza para dar a conocer sus creaciones fantásticas. “Apenas se va a diseñar un portal electrónico para los artesanos de Arrazola”, explica.
A los costados de la carretera principal que lleva a esta comunidad de los Valles Centrales se ven terrenos de labranza fértiles, que se extienden desde un arroyo. Casas abandonadas y pequeñas fábricas de tabiques.
-¿Cómo empezó en Arrazola la tradición de los alebrijes?
-El señor Manuel Jiménez, que ya murió, empezó primero con máscaras y después esculturas; de ahí aprendió su familia, y después fueron aprendiendo otras familias y ahora la mayoría del pueblo los hace.
-¿Sabías que los chinos ya están haciendo alebrijes también?
-¿Los alebrijes chinos? Son una copia de acá. Dicen que son de resina. Pero yo no los he visto, solo he escuchado.
-¿Qué música escuchas en tus audífonos?
-Hip hop.
-¿Tienes un grupo o cantante favorito?
-Akil Ammar, un solista mexicano.
Dice Wikipedia que Akil Ammar, cuyo significado en árabe es: constructor que utiliza la razón, es el nombre artístico de Jonathan Rojas, un rapero de 34 años nacido en el Distrito Federal, cuyas letras se orientan a la crítica social y política. En su tema “La vida es” (en http://mx.myspace.com/akilammar) el compositor apunta “la vida es del que busca acariciar sus ilusiones”.
La Expo Venta Artesanal de Alebrijes en Arrazola termina con el año, este lunes 31 de diciembre.