Una manera de autocuidado es nombrar lo que sentimos: Iveth Luna Flores
SALTILLO, Coah., 25 de agosto de 2015.- Familias enteras se congregaron para observar una muerte, la de la fiesta brava en la región Lagunera del estado de Coahuila, estado que ha aprobado una ley que prohíbe la realización de las corridas de toros.
Buen número de aficionados portaban un moño negro en alguna de sus mangas, señal del luto que sienten ante tal prohibición.
Sonando el pasodoble Cielo Andaluz, entrando los jóvenes espadas a partir plaza, una estremecedora carretada de aplausos indica el inicio del fin.
Los aficionados parecen aferrarse, defienden su fiesta gritando «Vivan los toros en Coahuila», «Libertad, libertad», y hasta recordatorios maternales a los autores de las leyes estatales, publica El Siglo Coahuila.
Arturo Gilio tomó el micrófono y prometió no darse por vencido, dar más toros en lugares cercanos, y la comunión con el tendido fue total, el respaldo se sintió hacia un propósito que ha de cumplirse.
El empresario taurino pidió a los presentes ponerse de pie para un acto sui géneris en un festejo taurino, se entonó el himno Coahuilense, en una señal de respeto a las leyes que rigen el estado, pero también lanzando un grito de guerra, para no permitir que trastoquen sus derechos ciudadanos de escoger cada quien su pasatiempo.
«Volveré», «Hasta siempre», «Taurino» y «Libertad», los nombres de los novillos expresaban el deseo de continuar con la fiesta brava, y a cada salida de los novillos, el respetable lo recibía con vítores, sabiendo que los astados son los protagonistas principales de la tauromaquia.
Justo en la lidia del local Gerardo «Zurdo» Solís, el olor a tierra mojada invadió el Coliseo, fue el cielo mismo el que parecía mostrar su desilusión ante el intento de desaparecer de Coahuila a la llamada «más hermosa de las fiestas».
«Libertad» se rehusaba a despedirse de su vida terrenal, como la tauromaquia en Coahuila se niega a desaparecer, pero finalmente llegó la puntilla que acabó con la vida del novillo, y el último «olé» que exhaló el tendido.