
Xochitlalyocan, jardín que resguarda la memoria verde de México
Oaxaca, Oax. 30 de junio 2012 (Quadratín).- A propósito de su nueva novela La edad de la punzada, Xavier Velasco sostiene que si bien los adolescentes de ahora cuentan con una gran cantidad de información gracias a internet, y en apariencia tienen más libertades que los chicos de hace 30 años, lo cierto es que siguen sintiéndose solos e incomprendidos.
Que el mundo es un lugar ajeno y no sabes cómo viniste a parar aquí, que te miras todos los días al espejo y no te reconoces porque cambias constantemente, que no tienes permiso para hacer nada y que las personas del sexo opuesto ni te voltean a ver, eso sigue siendo igual, afirma.
Xavier Velasco (D.F. 1964), se encuentra en Oaxaca para presentar su nueva obra literaria, en la que deja ver las emociones, conflictos e intereses que enfrentan los adolescentes a través de un trabajo autobiográfico cuyo lema parece ser a cierta edad lo que digas o lo que calles será usado en tu contra.
Autor de novelas como Diablo Guardián, Materialismo Histerico, y Luna llena en las rocas, Velasco se reconoce como hijo literario de Carlos Fuentes, y se asume en la orfandad desde el día que falleció el reconocido escritor, el 15 de mayo pasado.
-¿Tiene algo que ver La edad de la punzada con Batallas en el desierto de José Emilio Pacheco?
-Tiene que ver en la medida que tiene que ver con otras novelas de iniciación que son de la misma estirpe, como De perfil de José Agustín o La Ciudad de los Perros de Vargas Llosa, o con Las tribulaciones del estudiante Törless de Musil. Uno ha sido fascinado por esas novelas. Yo sé que no voy a alcanzar un Mundo para Julius, de Brayce Echenique, porque esa novela es inalcanzable, pero traté de hacer la mía y agradezco que haya esos precedentes.
-Hay otra novela de iniciación, Eusebio Ruvalcaba, Un hilito de sangre
.
-No la he leído. Hace muchos años me llamó Eusebio Ruvalcaba porque quería publicar una novela de adolescencia, yo no lo conocía. Me pidió una novelas de adolescencia y yo no la tenía, pero le dije, un día la voy a escribir, ¿no puede ser rápido? Me preguntó. Eran los años noventa.
-¿Qué diferencia hay entre tu edad de la punzada y la de los jóvenes de ahora?
-La más grande diferencia es ahora hay una enorme cantidad de información. En aquella época, para ver a una chica sin ropa había que ir al puesto de periódicos, poner cara de palo, mirar al piso y decir: deme esa revista, y salir huyendo pensando: ya se enteró el mundo que soy un degenerado. Ahora los chicos no tienen ese problema, tan solo se meten en internet y ven cosas que yo ni soñaba que existieran. Ahora ya no existe el candor, o quizás existe otra forma de candor.
Pero más allá de la cantidad de información, antes había menos preocupación de la seguridad, y uno como niño o adolescente iba a donde se le diera la gana, uno tenía más libertades en cierto sentido. Pero lo importante, es que uno a esa edad está solo e incomprendido, y eso no ha cambiado. Que el mundo es un lugar ajeno y no sabes cómo viniste a parar aquí, que te miras todos los días al espejo y no te reconoces porque cambias constantemente, que no tienes permiso para hacer nada y que las personas del sexo opuesto ni te voltean a ver, eso sigue igual.
-¿Qué reacciones tuvo su relato La Venus de las chequeras donde sostiene que el noviazgo y el matrimonio es un contrato económico?
-Ese relato era toda una broma, pero finalmente como todas las bromas tienen una base de realidad atrás. Personalmente siempre me ha parecido que para amar a alguien no hay que firmar un contrato, eso me parece espeluznante, el matrimonio es enemigo de la relación. Si algo me pesa en la vida son los contratos. En el periódico en que trabajo me ofrecieron un contrato, les dije que no y llevamos doce años juntos. No creo en el contrato matrimonial y cada que encuentre forma de burlarme del matrimonio lo haré. Creo más en la confianza; me gustaría vivir con una persona que no tenga que firmar nada conmigo ni yo con ella.
No entiendo eso de que ahora las parejas del mismo sexo ya se pueden casar. ¿Y pa qué? Mejor que digan que las parejas del mismo sexo descubrieron que no tiene importancia casarse, pero allá cada quien con sus prioridades. Con la mujer que vivo, al principio hablábamos de matrimonio, pero la relación se ha vuelto más sana desde que dejamos de hablar eso.
-Háblenos de tu relación con Carlos Fuentes. Da la impresión que él adoptó en algún sentido a Xavier Velasco tras la muerte de sus hijos
-Llegue a ser amigo de su hija Natasha Fuentes. Una historia muy triste. Uno es incapaz de imaginar el dolor de un padre de perder un hijo. Varias veces me han pedido que hable de la relación de Silvia y Carlos son sus hijos. Nunca estuve ni lo bastante cerca ni lo bastante lejos para opinar. Fuentes fue mi maestro distante y cuando finalmente tuve la oportunidad de conocerlo me mostró una generosidad que no se puede pagar y de la que siempre estaré orgulloso.
Me han cuestionado y me han dicho ¿Por qué tuviste que alinearte con Fuentes? Es que yo nunca me alineé con nadie, yo lo admire siempre, aprendí con él buena parte de las cosas que sé de literatura, ni siquiera acepto para mis adentros que Carlos Fuentes no esté aquí. Siempre tendré un enorme cariño por él. Le tenía tanta admiración que el día que murió descubrí con sorpresa que más que admiración le tenía un gran afecto, pero antes no pensaba en el afecto porque lo veía enorme, como un gran monstruo. Lo único que logré tuitear el día que murió es que tenía un gran sentimiento de orfandad. Sentí que sí fui adoptado por él.
Me hubiera gustado mucho haber conocido a su hijo Carlos, me dicen que era estupendo. Me dolió mucho la muerte de Natasha. Nunca olvidaré todo lo que me dijo Fuentes. Yo no era hijo de amigos de Carlos, yo era sólo un moco que lo seguía a donde quiera que iba. Hasta la fecha me duele mucho haber perdido a alguien que considero mi padre literario.
La edad de la punzada de Xavier Velasco (Editorial Alfaguara) se presenta este sábado 30 de junio a las 19:00 horas en Plaza Mazari, actividad organizada por la librería La Venturosa.