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Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
Oaxaca, Oax., 10 de noviembre de 2011 (Quadratín).- La selva de Los Chimalapas se ubica en el centro del Istmo de Tehuantepec, éste último localizado al sureste de la Ciudad de Oaxaca. De acuerdo a la organización Maderas del Pueblo del Sureste A. C., Los Chimalapas es una de las 200 áreas prioritarias de biodiversidad a nivel mundial, con porciones en los estados de Chiapas (el Ocote) y Veracruz (Uxpanapa), ocupando un territorio de casi un millón de hectáreas, una de las cuatro reservas bióticas más importantes del territorio nacional.
La biodiversidad es compleja en esta zona, pues se cuenta con selva alta perennifolia; selvas medianas subperennifolias; bosques de niebla (mesófilo de montaña); bosques de pino; bosques de pino encino; selvas bajas caducifolias y subcaducifolias, según los archivos bibliográficos de Maderas del Pueblo.
Una hectárea no perturbada de la selva de los Chimalapas alberga hasta 900 especies vegetales y más de 200 especies animales, con esto se puede decir que esta selva tiene más biodiversidad que todo el territorio de E.U.A. y Canadá., explica el texto Alternativas de Desarrollo Sustentable para el Istmo de Tehuantepec que publica en su portal el Centro de Investigaciones y Estudios Superiores en Antropología Social Unidad Golfo (CIESAS).
La riqueza de la selva despertó, despierta y seguirá despertando la ambición de gobiernos, empresas madereras, campesinos, ejidatarios, comuneros , pequeños propietarios y extranjeros, por eso las invasiones constantes, la deforestación y tala indiscriminada, las confrontaciones y derramamientos de sangre entre zoques oaxaqueños y Tzotziles y Zoques chiapanecos.
En agosto del 2006 el Fondo Mundial para la Conservación de la Naturaleza (WWF) enumeró en un estudio que entre las amenazas para la selva zoque se encontraba la deforestación, los incendios forestales, los desmontes de bosques y selvas para establecer terrenos agrícolas y ganaderos, la sobreexplotación de algunos recursos forestales no maderables, la cacería ilícita, el aprovechamiento de madera de forma clandestina y los conflictos agrarios.
Desde hace más de 60 años, chiapanecos y oaxaqueños se pelean grandes extensiones de rica selva. De 1994 al 2004 Oaxaca recuperó 45 mil hectáreas, invadidas por ganaderos chiapanecos, de la llamada colonia San Isidro la Gringa (porción noreste de los Chimalapas) y de otras 20 mil hectáreas, invadidas por ganaderos oaxaqueños y veracruzanos de la colonia Cuauhtémoc (porción noroeste).
Además se incorporó al Estado de Oaxaca los núcleos agrarios chiapanecos: San Pedro Buenavista, Elsy Herrerías de Castellanos (hoy La Libertad), La Lucha, Pilar Espinoza de León II, Ignacio Zaragoza y Nuevo Jerusalén.
En tanto en la zona oriente de Los Chimalapas, colindando con Chiapas, continúa hoy el conflicto por límites con los ejidos Gustavo Díaz Ordaz, Rodulfo Figueroa, Ramón Escobar Balboa y Flores de Chiapas (todas de Cintalapa, Chiapas.).
El problema se acrecentó cuando empresas madereras se asentaron en la porción oriente del territorio instalando 25 aserraderos durante 27 años, explotando más de 100 mil hectáreas de bosques de pino encino y bosques de niebla.
Todo estaba aparentemente tranquilo hasta que en el 2009 la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat) otorgó permisos de explotación forestal en la zona de conflicto a los chiapanecos, a pesar de que existe un acuerdo de no hacerlo desde el 11 de mayo de 1999.
Hoy los zoques oaxaqueños y tzotziles chiapanecos se confrontan y se humillan de manera constante por la defensa de sus tierras, cada uno con sus respectivos argumentos.
I
Más de 40 kilómetros de malísimo camino, que no ha cambiado desde las crónicas de Fray Francisco de Burgoa (1674), recorren todos los días los comuneros oaxaqueños y ejidatarios chiapanecos para llegar a la carretera Panamericana. Comparten la única vía trazada por el tiempo y la modernidad.
Casi dos horas de camino marca el reloj, si no hay lluvia, desde el núcleo agrario de San Antonio, agencia de San Miguel Chimalapa, Oaxaca, hasta el Jícaro, perteneciente a Zanatepec (zona oriente del Istmo de Tehuantepec).
El cansancio en las camionetas públicas sólo es recompensado por la fresca brisa de los pinos y el hermoso paisaje del pórtico que lleva a la selva de uno de los más importantes pulmones que tiene el país, Los Chimalapas, que en náhuatl significa Agua de los Escudos y en lengua zoque Jícara de Oro.
En el texto La historia Chimalapa de Miguel Ángel García, narra que el 24 de marzo de 1687, el cura Domingo Pintado, a nombre de todo el pueblo, pagó 25 mil pesos oro a la corona española por 900 mil hectáreas de tierras donde se asentaba Santa María, que era un sólo pueblo Zoque. Este territorio quedó registrado bajo el amparo de títulos virreinales.
…Y en nombre de Dios Nuestro Señor y de su Majestad, otorgo y vendo a Domingo Pintado, en mancomún de todos los vecinos y sus sucesores del pueblo de Santa María Chimalapa que comprar el terreno boscoso ya señalado, y por el pecio de veinticinco mil pesos oro común que yo, el escribano de su Majestad y Teniente del Mayor del Cabildo de esta Ciudad de México, recibo de conformidad en este acto en nombre de su Majestad…, reza en un comienzo de los títulos que los Zoques utilizan como respaldo de propiedad.
De todo ese territorio, a los Zoques oaxaqueños el Gobierno Federal les reconoció en una resolución presidencia del 10 de marzo de 1967; 595 mil hectáreas que colindan con los estados de Veracruz y Chiapas. A San Miguel Chimalapa le tocó 134 mil hectáreas y a Santa María 460 mil hectáreas.
Pero dos meses después, en mayo de 1967, el Gobierno Federal le cedió en otra resolución presidencial a Chiapas cuatro mil 975 hectáreas dentro del territorio oaxaqueño, anteponiéndose sobre lo ya otorgado a San Miguel. Por eso desde hace más de 40 años la zona oriente de esta selva está en disputa por parte de ejidatarios y pequeños propietarios de Chiapas.
II
En más de 40 años las ofensas entre hermanos indígenas se elevó por el control de las casi cinco mil hectáreas de ricas tierras, pero en los últimos dos años, las confrontaciones vislumbran, tarde o temprano, derramamiento de sangre, que Zoques y Tzotziles están dispuestos a derramar para defender, lo que cada uno considera suyo.
A partir de 1946 se dio la intromisión de empresas madereras de Chiapas, como la empresa Rodolfo Sánchez Monroy que obtiene la concesión de 55 mil hectáreas de la zona oriente de los Chimalapas en supuestos terrenos nacionales.
En este contexto se crean ejidos como Díaz Ordaz en 1967, que se forma a partir de que la Compañía Sánchez Monroy otorga parte de sus terrenos a los trabajadores de la compañía.
En el año de 1977 los zoques oaxaqueños bloquearon por un año y medio el camino a los chiapanecos hasta que se logró la salida de las empresas madereras Sánchez Monroy, que tenían varios aserraderos en las tierras comunales oaxaqueñas. Desde el 2006 son más de tres veces en que los comuneros de San Antonio, agencia de San Miguel Chimalapa, cierran el camino para exigir a la Reforma Agraria solución al conflicto de límites.
En el 2009 la Semarnat concedió permisos de aprovechamiento forestal a favor de núcleos agrarios y predios autodenominados privados, ubicados ilegalmente en nuestro territorio comunal, y cuyo saqueo sólo está beneficiando a contratistas y empresarios madereros del ejido Díaz Ordaz, indicó Álvaro Román Ríos, secretario del Concejo de Vigilancia de Bienes Comunales de San Miguel Chimalapa.
En el 2009 los comuneros oaxaqueños detuvieron un camión cargado de pino perteneciente a los chiapanecos, hasta el día de hoy el decomiso se encuentra en San Antonio. El 29 de agosto del 2011 los ejidatarios retuvieron un camión con 44 tambos de resina de pino, también localizado hasta el día de hoy en Díaz Ordaz.
La madrugada del jueves 20 de octubre del 2011 los habitantes de San Antonio, bloquearon el único camino a los campesinos chiapanecos, como medida de presión para obligar la cancelación de los permisos y la entrega de la resina.
El 21 de octubre del 2011, al menos 200 habitantes de San Miguel Chimalapa bloquearon la carretera Panamericana a la altura de La Venta, agencia de Juchitán, con la finalidad de presionar al gobierno estatal y federal la suspensión de todos los permisos de Semarnat.
Por la noche de ese mismo viernes, policías chiapanecos entraron a territorio oaxaqueño e intimidaron a comuneros de San Antonio para desarticular el bloqueo. El sábado 22 de octubre hizo presencia el Ejército Mexicano entre los dos pueblos para evitar confrontaciones.
Este 29 de octubre al menos 100 comuneros de San Antonio irrumpieron por media hora en el ejido Gustavo Díaz Ordaz, para advertir al Gobierno Federal y a los gobiernos de Chiapas y Oaxaca, que no entregarán ni un centímetro de las casi cinco mil hectáreas de tierra a los ejidatarios chiapanecos.
La tarde del 3 de noviembre se elevó la tensión entre ejidatarios y comuneros, al realizar los habitantes de Gustavo Díaz Ordaz y Rodulfo Figueroa, agencias de Cintalapa Chiapas, bloqueos simultáneos a las poblaciones de San Antonio y Benito Juárez, pertenecientes San Miguel Chimalapa.
Para el 4 de noviembre un comunero de Benito Juárez fue agredido al intentar cruzar el ejido de Gustavo Díaz Ordaz, lo que desató la ira de los oaxaqueños y desbloquearon el camino en Rodulfo Figueroa. De esta acción se dio una confrontación, en donde se lesionaron varios indígenas de ambos estados. Además de la retención del chiapaneco Jorge Humberto Luna Salinas.
Ante esto el gobierno de Chiapas respondió de inmediato y envió más de 250 policías estatales para resguardar sus dos ejidos. Oaxaca hizo lo mismo. El Ejército Mexicano reforzó el número de sus elementos a más de 100 que patrullan la zona de conflicto para evitar más confrontaciones.
Para el 7 de noviembre los Zoques de San Antonio trasladaron al chiapaneco por la madrugada a San Miguel, cabecera municipal. Estuvo arraigado en la Casa Comunal hasta la mañana del 9 de noviembre, cuando de manera violenta más de 200 policías del Estado de Oaxaca lo rescataron de la comunidad, deteniendo a siete líderes zoques, que horas más tarde fueron liberados ante la presión de ONGS y el pueblo de Los Chimalapas.
El bloqueo en San Antonio continúa hasta el día de hoy. Como en otras ocasiones en Gustavo Díaz Ordaz, los funcionarios chiapanecos, los víveres, la ayuda, los médicos y los maestros entran por helicópteros.
III
29 DE OCTUBRE-Por media hora, el zangoloteo estrepitoso de las camionetas en los accidentados y serpenteantes caminos polvorientos de la sierra atravesada, elevó la adrenalina de cien indígenas zoques oaxaqueños apretujados en los vehículos.
Con los machetes envainados, algunos escondidos entre las chamarras de mezclillas, otros colgados en los hombros de los más viejos, los zoques bajaron de las camionetas de un sólo golpe. Agrupados caminaron por una pendiente hasta la entrada del ejido Gustavo Díaz Ordaz, Chiapas.
El orgullo se notaba en los pasos y los rostros de los habitantes de San Antonio, Oaxaca. No era para menos, después de 40 años, los más ancianos pisaban nuevamente los terrenos que les arrebataron detrás de un escritorio en Los Pinos, los más jóvenes entraban a la casi tierra prometida que siempre les contaron.
Un pueblo semivacío, unos perros inquietos, una hilera de hummers del Ejército Mexicano, al menos 20 uniformados y un tanto de policías estatales de Oaxaca y Chiapas dispersos en la entrada del ejido chiapaneco, de no más de 50 casas de madera, les dieron una silenciosa bienvenida.
En la única calle de la comunidad tzotzil, frente a la primaria, el destacamento de Policía, la redila de resina secuestrada y una antena de radio comunicación, los Zoques se concentraron, mientras a una prudente distancia de cien metros, los chiapanecos replegados escuchaban y observaban a los que irrumpieron sin previa invitación.
Con altavoz en mano, las autoridades de San Miguel Chimalapa y San Antonio, saludaron respetuosamente y en más de una ocasión anunciaron la presencia pacífica, a pesar de ir armados. La culpa del conflicto agrario que mantienen desde 1967 recayó enérgicamente sobre el gobierno federal, los gobiernos estatales de Chiapas y Oaxaca, además de las ambiciosas empresas madereras.
Al menos tres oradores expusieron los motivos de la visita, entre propuestas y advertencias. Las intervenciones fueron de pacifistas a revolucionarias. El, ¡No más dilación! ¡No más gobierno! y de ¡Campesino a campesino! aligeró los ánimos, pero el Ya están advertidos! de uno de los comuneros avivó la tensión.
Media hora duró la intromisión de comuneros oaxaqueños al ejido chiapaneco, mil 800 segundos de tensión y adrenalina. No pasó nada, a pesar de que se esperaba lo peor. Reinó la cordura de los viejos zoques y los ancianos tzotziles, en esta ocasión los encargados de brindar seguridad hicieron lo que por mandato tienen que hacer, resguardar.
Se fueron como llegaron, en los mismos vehículos y por los mismos rústicos caminos. De las ventanas de algunas casas de Díaz Ordaz se asomaron unos pequeños rostros asustados, eran niños escondidos esperando la retirada. Después de media hora dejan que sus grandes ojos vean el alejamiento de las camionetas bañadas de polvo y agua norte.
9 de NOVIEMBRE: Los secos golpes del marro de acero estrellándose sobre la puerta de fierro de la Casa Comunal los hacía temblar. Tito y Angélico no contaron las veces que cimbró la entrada, sólo se arrinconaron en el interior. El segundo detrás del primero, el joven resguardando al mayor. El arraigado cubriéndose con el custodio. El miedo apoderándose de los dos.
¡Tú tranquilo! ¡Tú tranquilo! El gobierno viene por ti. No te van hacer nada. ¡Vienen por ti! Trataba de tranquilizar Paulo Angélico Gutiérrez Solano, comunero de San Antonio, al chiapaneco Tito Luna, arraigado en San Miguel Chimalapa desde el 7 de noviembre, mientras cinco Policías de élite abrían la puerta.
En una esquina de la habitación los encontraron. No eran amigos, nunca lo fueron, pero las circunstancias los unieron por varios minutos. El miedo los abrazó, así como el odio los arropó por muchos años en la defensa de la selva chima, ambos en bandos contrarios.
No es forma de arreglar las cosas, le dijo Tito Luna al Policía que venía por él. Para callarlo le dieron dos culetazos en la cintura, lo agarraron del cuello y lo sacaron de la Casa Comunal custodiado por varios elementos de la Policía estatal. Era su liberación.
El frio cañón del rifle sobre su pecho elevó la adrenalina. Angélico sólo exclamaba por los golpes que recibía y la descarga eléctrica que no logró doblarlo. La ofensa era mucha. Le hirvió la sangre y con un palo le dio a un pinto- Paque más que la verdad, le di a uno. Ellos me golpearon.
El tiempo del rescate fue eterno para el indígena zoque, aunque el registro en video del hecho duro unos segundos. Como pudo salió de la habitación y despidió con piedras a los policías que se alejaban en sus camionetas del pueblo. ¡Era mi obligación como chima!, repitió ante sus paisanos mientras narraba la liberación y la intromisión violenta del Estado en su propio territorio.
Las autoridades y el pueblo, concentrados frente a la Casa Comunal, exigieron al gobierno de Gabino Cué Monteagudo respeto a la soberanía del pueblo zoque. Además de advertir que la lucha continuará.
Estamos muy indignados por la actitud del gobierno del cambio, porque vino a lastimar a nuestra gente, nunca lo imaginamos. No somos terroristas, ni delincuentes, tampoco asesinos. Exigimos respeto, exigimos que se esclarezca los hechos. San Miguel Chimalapa no va perdonar esta ofensa, manifestó Francisco Sánchez Gutiérrez, presidente del Concejo de Vigilancia de los Bienes Comunales de San Miguel.
V
La posición de los comuneros zoques oaxaqueños no ha cambiado durante muchos años. Rechazaron la propuesta que presentó el programa Conflictos Sociales en el Medio Rural (COSOMER ) de la Secretaría de la Reforma Agraria ( SRA) de ser indemnizados en las casi cinco mil hectáreas de tierras, ósea vender a Chiapas por 20 millones de pesos.
Además pidieron solución justa y definitiva del conflicto agrario, respetando la propiedad histórica. Que los ejidos chiapanecos asentados en la zona oriente de los Chimalapas, reconozcan que están en las tierras comunales de San Miguel, a cambio estos reconocerán las posesiones de los verdaderos ejidatarios, en caso contrario que el Gobierno Federal los reubique y les entregue la contraprestación ofrecida por el programa COSOMER de la SRA.
Asimismo pidieron la cancelación inmediata de todos los permisos de explotación forestal. Los comuneros de San Miguel Chimalapa anunciaron que a la lucha de acciones se sumó la comunidad de Santa María Chimalapa, con el fin de recuperar lo que les arrebató de manera dolosa el Gobierno Federal.
Desde el corazón de la zona oriente de Los Chimalapas, anunciaron que no quieren más dilación del Gobierno Federal, ni de los gobiernos de Oaxaca y Chiapas, ya que estos sólo se han burlado y enfrascado en una decidía para negociar y solucionar el conflicto agrario. Por lo que pidieron de manera pacífica a los chiapanecos tratar el conflicto de campesino a campesino.
Lo que venga a partir de ahora, confrontaciones y derramamiento de sangre, caerá sobre el Gobierno Federal y estatal (Oaxaca y Chiapas), es lo único que unifica a Zoques y Tzotziles.