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Subestimar la complejidad
OAXACA, Oax. 29 de agosto de 2014 (Quadratín).- Tras una larga historia de centralismo en nuestro país, en la década de los setenta el Gobierno Federal delegó facultades en los estados, promoviendo leyes que introdujeron la planeación regional para un mejor servicio público.
En los años ochenta se inicia el proceso de descentralización de los servicios de salud y en los noventa se transfiere a los estados la administración de los servicios educativos, se crea el Instituto Federal Electoral (IFE) y al final de la misma década se crean los institutos electorales estatales. Con ello se pretendía mejorar la capacidad de gestión de las entidades federativas, fortaleciendo sus atribuciones para una administración más eficiente.
Sin embargo, hoy en día parece que la descentralización de facultades dejó de ser una opción viable, ya que con las nuevas reformas aprobadas por el Congreso de la Unión se da un giro, para que diversas prerrogativas de los Estados sean absorbidas una vez más a nivel central.
Con la reforma educativa aprobada al iniciar la 62 legislatura federal, se centraliza el pago de nómina de los docentes de todos los estados y la evaluación a los maestros estará también coordinada a nivel central.
Para el sector salud la historia no es distinta. Tras la Reforma a la Ley de Salud, el presupuesto destinado a los estados es etiquetado centralmente, específicamente los ramos 33 y 12, para que el destino de los recursos no cambie y sea invertido en ese rubro.
La compra consolidada de medicamentos a nivel nacional y estatal apunta en el mismo sentido, mejora la trasparencia y optimiza los recursos públicos, ya que ahora a nivel central se decide la adquisición y distribución de medicamentos. Además, se establece el pago centralizado de nómina del sector salud.
Otro ejemplo sobresaliente de este proceso es el contenido en la reforma política que transformó al IFE en Instituto Nacional Electoral (INE), lo que implica un cambio radical de los institutos estatales electorales, cuyos consejeros serán nombrados por el INE. Más aún, el nuevo Instituto se encargará de las elecciones en cualquier Estado de la República, centralizando así la atribución de la organización, validación y operación de las elecciones a nivel nacional.
Hace más de treinta años nuestro país comenzó la descentralización de facultades a nuestros estados en un proceso que duró alrededor de dos décadas.
En esta última legislatura, el Congreso modificó la estrategia para fortalecer las instituciones nacionales, centralizando procesos que se habían delegado a las entidades federativas, cuya administración les estaba ocasionando problemas tanto políticos como económicos.
Este proceso, que pareciera debilitar el federalismo, en realidad trata de atender problemas que los estados no han podido resolver de manera efectiva. La federación asume así su responsabilidad, al tiempo que promueve una mayor transparencia en el uso de recursos públicos para que los estados puedan concentrar su actividad en problemas específicos y de prioridad para sus entidades.
Luis Antonio Ramírez Pineda es Presidente de Movimiento de Expresión Política