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Mantiene SSPO activo el Plan de Apoyo a la Población en el Istmo
Ma ziula nga guca naa ca gubidxa zielu
Largos son los soles de tu ausencia
Fragmento del poema Sobre el camino de Irma Pineda
I
Oaxaca, Oax., 01 de agosto del 2011(Quadratín).- La volví a ver, con los mismos pausados pasos, casi cojeando, pero a diferencia del verano del 2010, en Emeteria ya no anidaba la angustia, aunque ésta dejó marcas en su pequeño cuerpo, encontró a su hija después de 12 años. A pesar de todo llegó hasta Ciudad Ixtepec, Oaxaca, con el Comité de Migrantes y Familiares de Honduras (Comifah), solidaria con más de 30 mujeres centroamericanas en busca de hijos y esposos.
Como todas las demás, realizó bajo un inclemente sol la limpieza de las vías del tren en Ciudad Ixtepec, marchó durante una hora por las calles de Coatzacoalcos, recorrió por más de una semana Guatemala, los estados mexicanos de Chiapas, Oaxaca y Veracruz.
Sus 62 años no fueron obstáculo para participar en las acciones de la carava Paso a paso por la paz, que recorre la ruta del migrante y sigue los pasos de la bestia.
Emeteria Martínez, ya no cuelga sobre su pecho un cartelón con la fotografía de Marlene Ortiz, su hija. Orgullosa explica a los que le preguntan que su calvario terminó el año pasado en Lechería, Estado de México, cuando la vio después de una década, casada y con hijos.
El miedo de ser deportada y la falta de un número telefónico impidieron la comunicación con los suyos, justificó Emeteria. Marlene desapareció en 1999 por los rumbos de Arriaga, Chiapas, al menos ese fue el último punto que su madre identificó por 12 años, de allí nada, sólo falsas pistas.
En su primera visita a tierras mexicanas confiaba encontrar a Marlene con vida, porque así se lo prometió a sus nietos, que sólo sabían que en busca del sueño americano perdieron a su madre.
Dios me da fuerza en seguir, continuar en esta lucha. Si no encuentro a mi Marlene, encontraré a otros. Eso me da ánimos a seguir. Pero mi amor de madre me dice que está con vida, por eso no tengo una tumba para llorar ni dejar flores, comentó en esa ocasión a esta reportera.
Ha pasado exactamente un año, Emeteria por supuesto que no me recuerda, pero lo que no olvida es la solidaridad para con las madres de la Comifah, yo sigo en la lucha, aunque cansada, no puedo dejar a las demás solas. Sé lo que sienten
Esta hondureña compartió por doce años dos cosas en común con las demás: un desaparecido y la solidaridad, la primera ya es una tacha en su libreta de vida.
II
De acuerdo al informe del 16 de julio del 2010 del Estado mexicano titulado Informe del Estado mexicano sobre secuestro, extorsión y otros delitos cometidos contra personas migrantes en tránsito por territorio mexicano, el flujo ilegal más grande de centroamericanos es de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua con el 95%, en menor medida se encuentran las migraciones procedentes del Caribe (Cuba), región andina (Ecuador) y algunos países extra-continentales (China e India).
La frontera sur de México se caracteriza por una intensa vida transfronteriza por donde entran cada año en promedio un millón 700 mil personas, en su mayoría visitantes y trabajadores locales, así como migrantes en tránsito que buscan llegar a los Estados Unidos. Los movimientos locales en la zona fronteriza con Guatemala y Belice, incluyendo movimientos documentados e indocumentados, constituyen alrededor del 90 por ciento del total.
El 10 por ciento restante está compuesto por migrantes de tránsito con destino a
Estados Unidos. El 95 por ciento de ellos provienen de Guatemala, Honduras, El Salvador y Nicaragua. Se estima que este flujo alcanzó un punto máximo en 2005, cuando se calculó cerca de 450 mil eventos.
De acuerdo a unos estudios y encuestas del gobierno federal se determinó que los migrantes hondureños tienen también mayores probabilidades de ser detenidos y repatriados con sus acompañantes. Uno de cada dos hondureños es repatriado con su acompañante. El hecho de viajar en compañía es un indicador de la percepción que el migrante tiene de enfrentarse a posibles peligros en su tránsito.
III
No rebasa los 25, pero parece que los años han caído en cada pliegue de su rostro. No es para menos, Tomasa Pacajó lleva cinco años llorando a Pedro, su esposo, que un 26 de abril del 2007 desapareció en México mientras intentaba cruzar el territorio nacional.
Asegura que la avejentó el no saber, la incertidumbre la mató, pero la tristeza más.
Esta indígena de Chichicastenango, departamento de Quiché, Guatemala, apenas articula palabra ante el interrogatorio de algunos reporteros. Tímida responde con llanto, pero no de miedo, sino el interrumpirle el corazón con la pregunta ¿A quién perdió? La quiebran.
Diminuta, ceñida al cuerpo con su colorido traje que ella mismo tejió en los altos de las montañas maya, señala que el hombre de la fotografía pegado al cartelón que cuelga al cuello es su marido, Pedro Morales Gonzales, desaparecido el 26 de abril del 2007 en Camargo, México.
Sólo tres años duró la convivencia con él cuando arrancó sus pasos de la pequeña ciudad de estuco blanco. Pedro le dejó en ese entonces un bebe de seis meses, Tomás. Hoy el niño pregunta por su padre, ella sólo responde Sólo Dios sabe dónde está. Tomasa asegura que nunca sabe qué responderle a su hijo, sólo llorar ante el recuerdo de su esposo.
Pedro se arriesgó a salir del pueblo, a pesar de la advertencia de perder la vida al internarse en México. La necesidad, dice Tomasa, lo obligaron, unos quetzales más y una vida mejor para el hijo lo orillaron dejar el campo. No valió la pena, hoy lo sabe en carne propia Tomasa, que recorre con un grupo de mujeres centroamericanas los estados de Oaxaca, Chiapas, Tabasco y Veracruz en busca de sus familiares.
IV
La Mesa Nacional para las Migraciones en Guatemala (MENAMIG) le recordó al relator de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de los Estados Americanos (OEA), Felipe González Morales, durante su paso por el albergue Hermanos en el Camino de Ixtepec, que es necesario las medidas cautelares para todos los familiares que participan en las marchas y caravanas.
Guatemala es el único país que hizo esta solicitud. La comisión ya lo conoce. El objetivo de venir a México es recordarle al relator que ya hicimos esta petición y que sea enfático con el gobierno de México, porque no es justo que hagan esta travesía en vano expresó Elisabeth Enríquez, coordinadora ejecutiva de MENAMIG.
De acuerdo a las estadísticas de la MENAMIG, de abril a la fecha poseen 150 denuncias de personas desaparecidas en territorio mexicano, antes de eso no tienen números, esto es debido al miedo de los guatemaltecos a denunciar.
Tuvimos un conflicto interno de 33 años y la gente quedó muy lastimada, se niegan a denunciar. Desafortunadamente no tenemos cultura de denuncia. Además aún falta trabajo en concientizar a nuestra gente, si no tienen papeles al internarse a un territorio como México, no significa que no tengan derechos.
V
-Madre no me vuelva hablar por favor. La quiero mucho.
Fueron las únicas palabras que una nerviosa y asustada Doris Dayana le dijo a su madre desde un teléfono en la fronteriza población de Tapachula, Chipas. De esa llamada han pasado cuatro años y ni rastros de esta joven hondureña. Doris Maritza Cerrato Oviedo, su madre, recorre los caminos del sur con su fotografía.
Además de la foto tamaño postal de Doris, una muda de ropa limpia, nada de dinero, mucha fe y algo de miedo, es lo que carga en su maleta esta madre hondureña de 44 años. En su memoria está registrada la imagen de Dayana a sus 19 años, con cara de niña cargando a su primer hijo, no la recuerda de otra forma, se lo prohíbe.
Dejó San Pedro Zula, Honduras, junto con una supuesta amiga que conoció por las calles del pueblo. El destino era los Estados Unidos, pero no llegó, al menos eso cree Maritza.
La última llamada fue de Tapachula, por eso creo que sigue en México, pero nadie me da razón de ella. La chica que se la llevó regresó un día y dijo que estaba en Chiapas.
No dio una dirección, sólo un número telefónico. No supe en que trabajaba, no supe nada más. La amiga desapareció, no sé qué fue de ella.
La angustia la disfraza con buenos ánimos y sonrisas, si no lo hace se desborona, porque el dolor le parte el alma, no es para menos, tantas historias que escucha en este caminar que el pánico se apodera de ella por las noches.
He oído historias tristes y espantosas, que termino llorando. No sé si mi hija está viva o muerta. La angustia de saber que la tiene secuestrada en algún lugar me mata. No sabes cómo sufro.
Doris Dayana Bautista Cerrato dejó dos hijos en el Departamento de Cortés al cuidado de su madre. Abandonada por su esposo y motivada por una vida la impulsaron a treparse en La Bestia e internarse en el territorio mexicano, olvidando que las mujeres jóvenes es el eslabón más vulnerable del proceso migratorio centroamericano.
Doris, esperanzada se unió a la carava de madres, motivadas por los finales felices dice: si no la encuentro hoy, la encontraré en las otras marchas el día de mañana, mientras seguimos el camino de La Bestia
VI
Durante más de dos décadas el negocio del tráfico de personas se incrementó alarmantemente, pasó de mano de los pequeños grupos delictivos locales (aunque estos no desaparecieron, actúan a abaja escala, pero la administración lo dejaron a manos de los grupos mejor organizados y estructurados) a los carteles de las drogas debido a lo millonario del negocio.
De acuerdo al Informe Especial sobre los Casos de Secuestro en contra de Migrantes que presento la Comisión Nacional de Derechos Humanos en el 2009 que de nueve mil 758 secuestrados en seis meses los delincuentes obtuvieron un beneficio ilícito de aproximadamente 25 millones de dólares, debido a que el promedio de los montos exigidos a las víctimas es de dos mil 500 dólares por persona.
Los más secuestrados son hondureños, le siguen los salvadoreños, guatemaltecos y nicaragüense. En el sur del país sucede el 55% de los delitos, el 11.8 % en el norte, y un 1% en el centro del país. Veracruz y Tabasco tienen las más altas cifras de migrantes secuestrados, 2,944 y 2,378, respectivamente
De acuerdo a Alejandro Solalinde Guerra del 2009 al 2010 el número de secuestro pasó de nueve mil a 11 mil 300, sin contabilizar el 2011. También hay que recordar que en el 2010 en el Istmo de Tehuantepec se registraron cuatro secuestros masivos, en la zona oriente de la región. Los hechos fueron recopilados por los Ministerios Públicos, pero hasta el día de hoy no hay detenidos.