Diferencias entre un estúpido y un idiota
Marco Polo López Santos * / Quadratín
Oaxaca, Oax. 27 de mayo de 2009 (Quadratín).- El PRI ni se renueva ni muere. No sólo sobrevivió a la transición del poder en el año 2000, sino que ha arrasado en los últimos procesos electorales locales, gobierna la mayoría de las entidades federativas y municipios, se posicionó en un lugar central en la crisis poselectoral del año 2006 y las encuestas de opinión lo ubican como el partido con mayor preferencia respecto a las elecciones intermedias de julio próximo, para renovar la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión. El PRI quiere volver a La Presidencia de la República en el 2012 y ya se frota las manos, pero no hay que olvidar que su pasado le precede.
Más allá de la inclusión de hijos de prominentes priistas, su lista de candidatos a las diputaciones federales reafirma el hecho de que el partido no muestra ningún signo de renovación. Beatriz Paredes alza la mano, no sólo para ocupar una curul, sino también para contender por la candidatura priista rumbo a la sucesión presidencial del 2012, junto a Peña Nieto y Manlio Fabio Beltrones. Sin embargo, deja mucho que desear el hecho de que el PRI, tras su salida de Los Pinos, se perfile exactamente como la misma propuesta que fue siempre, un partido que no sólo ha cobijado la corrupción sino que además la defiende.
Por otro lado, es lamentable que las nuevas generaciones, la sangre fresca del partido, sus jóvenes, no sean capaces, o simplemente no quieran impulsar un movimiento reformador de autocrítica. ¿Por qué la juventud priista no ha impulsado la renovación del partido? ¿Acaso no hay valentía ni osadía en los jóvenes del revolucionario institucional? ¿Está condenada la juventud priista a mimetizarse con la jerarquía del partido y a terminar actuando y hablando exactamente igual que los viejos dinosaurios?
Debido a lo anterior, no hay ni habrá posibilidades de que el partido se renueve. ¿Por qué si no hay nada nuevo en el PRI hoy encabeza las encuestas de intención del voto? Respuesta: Porque no es fácil romper con viejos paradigmas, y la sociedad suele comportarse de esa manera ante la menor amenaza. Ya la biblia nos hace esa revelación:
Y se quejaron contra Moisés y contra Aaron todos los hijos de Israel; y les dijo toda la multitud: ¡Ojalá muriéramos en la tierra de Egipto; o en este desierto ojalá muriéramos! ¿Y por qué nos trae Jehová a esta tierra para caer a espada
? ¿No nos sería mejor volvernos a Egipto?. (Números, 14: 1-3).
Hoy los mexicanos como los hijos de Israel parecemos preguntarnos: ¿por qué cambiamos de papá gobierno? Si hoy hay tanta inseguridad, ¡estábamos mejor antes!
Pero ¡no lo estábamos!, y no es difícil entender que en un contexto de inseguridad pública como el que hoy vivimos, debido, entre otras cosas, a la batalla que libra el Estado mexicano en contra del narcotráfico, perdamos muchas cosas de vista, como la mayor libertad de expresión y de pensamiento que hoy existe, y un mejor equilibrio entre los poderes del estado.
¿Y qué decir de Oaxaca? Nuestro estado es la mejor muestra de que cuando los gobiernos se entregan a la corrupción e ineficacia, el rezago educativo, económico y social, la inseguridad pública, la impunidad y las violaciones a los derechos humanos se recrudecen gravemente, y ello provoca un caldo de cultivo indeseable para los conflictos sociales; eso puede explicar, en buena medida, por qué el interés de López Obrador en Oaxaca para sus fines políticos. Los gobiernos priistas en Oaxaca deberían dejar de significar un lastre y un factor de subdesarrollo para la entidad y deberían convertirse en una verdadera palanca de progreso; pero estamos muy lejos de esa realidad, pues ello requiere de personajes reformadores y de una ciudadanía más consciente y exigente con sus gobernantes, que esté dispuesta incluso a la alternancia en el poder, cuando el trabajo se hace mal; esto a su vez, requeriría de partidos de oposición serios y con convicciones firmes. Desafortunadamente, por ahora no parece haber nada de eso.
En las elecciones federales de julio próximo habrá una disputa cerrada entre el PRI y el PAN, sin duda alguna. Pero habrá que decir que, tras su salida de Los Pinos hace casi una década, el PRI no ha superado su reto número uno: reformarse, y eso podría costarle ahora y en el 2012.
* Premio Nacional de Ensayo sobre Transparencia, convocado por el IEAIP