Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
CIUDAD DE MÉXICO, 2 de junio de 2016.- Aunque pareciera un incidente menor, el choque entre un vehículo donde iba Felipe Calderón Hinojosa en Cancún, Quintana Roo, puso una mesa alterna en el proceso electoral del 2016: el papel de los expresidentes de la república en el activismo político.
Los datos reales del incidente podrían haber sido otros: Calderón sí iba manejando, el vehículo circulaba a exceso de velocidad, un tope lo sacó de control y chocó contra una vivienda y otro vehículo, efectivos del estado mayor presidencial lo sacaron de la escena y su explicación, como siempre, culpó a los demás.
El problema de los expresidentes no radica sólo en la pensión oficial en efectivo sino en la infraestructura de seguridad para protección de su vida ante cualquier agresión. Pero esos recursos no deben ser usados para incidentes del fuero común que nada tienen que ver con una agresión por su cargo. Los delitos de orden común exigen que funcionarios -con o sin fuero- respondan por sus actos; pero Calderón simplemente huyó de la escena protegido por el aparato de seguridad institucional y de responsabilidades de fuero común.
El asunto político clave que evidenció el accidente de Cancún es igual de interesante: el activismo político del expresidente Calderón ya opacó a su esposa Margarita, cuya candidatura comienza a ser asumida como una reelección de Felipe Calderón. Es el mismo caso de Hillary Clinton, a quien no solo le pesan los escándalos de Bill sino que la gente ve más la presencia de Bill que la de su esposa.
Margarita Zavala logró una figura discreta en los seis años de Calderón en Los Pinos y en su posicionamiento como aspirante a la candidatura presidencial en el 2018 -por el PAN o como ciudadana- arrancó bien; sin embargo, el activismo del expresidente Calderón en el apoyo a algunos panistas candidatos a gobernador ha colocado la figura de Calderón por encima de la de su esposa. Así, en algunos espacios de poder se ve a Margarita como una extensión transexenal de Calderón.
Asimismo, el incidente vial en Cancún ha colocado en el debate la figura de los expresidentes en función de su condición de ciudadanos; el equipo de protección es necesario e importante por la agenda de decisiones de seguridad que hubieron de tomar como mandatarios; pero se vio bastante mal en lo político la actitud de Calderón de bajarse del auto accidentado y huir de la escena del problema sin preocuparse por daños a terceros y la posibilidad de personas lastimadas.
La imagen que queda, por lo demás, no es solo la de un expresidente abusando de su poder en la escena de un accidente de fuero común sino el hecho de que recursos del Estado -pensión, seguridad y sobre todo militares del Estado Mayor que debieran de ser cuidadosos en sus funciones por la representatividad institucional de ese respetado cuerpo de élite- son usados por Calderón para promover candidaturas del PAN e impulsar la carrera de su esposa.
Si Margarita Zavala quiere tener un buen espacio político en la candidatura presidencial, deberá marcar una distancia crítica del expresidente; y el propio Calderón debe entender que su presidencia dejó temas calientes que pueden ser revividos y endosados a su esposa. Si no, los dos Calderón tendrían que pagar el pasado y quedarse atrapados en la reelección imposible en el 2018.
Política para dummies: La política debe ser el compromiso de decepcionar a los menos, aunque en la realidad es lo contrario.
Sólo para sus ojos:
La crisis con los maestros de la CNTE escala la violencia, en escenarios no previstos por el secretario de Educación, el precandidato presidencial Aurelio Nuño. Se trata de provocaciones de los disidentes radicales; si el gobierno cae en la trampa, los victimiza; si no cae, pierde iniciativa.
Lo cierto es que el gobierno de Tamaulipas quiso capitalizar el secuestro del futbolista Alan Pulido y quedó atrapado en la red de mentiras. Ahora no sabe cómo salir. Quería votos para el PRI y le hizo perder más al deteriorado candidato oficial Baltazar Hinojosa.
No pierdan de vista las reacciones y movilizaciones de la iglesia católica contra la agenda gay del gobierno. Habrá marchas que reactivarán a la derecha conservadora que estaba más o menos tranquila.
¿Cambios en el gabinete después del 5 de junio? Puede ser, no sé, tal vez, a lo mejor, quién sabe.
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@carlosramirezh