Servido Mr Trump: ni migrantes ni mercancía china
Oaxaca, Oax. 6 de diciembre de 2009 (Quadratín).- En la mayoría de los oaxaqueños, existe la percepción de que la inseguridad y la violencia se encuentran en niveles nunca antes vistos.
Asaltos a plena luz del día en céntricas calles de la ciudad, feminicidios sin responsables en la cárceles, asesinatos arteros de líderes sociales con total impunidad, enfrentamientos entre bandas juveniles sin intervención policial y muchos delitos más que no son denunciados por que la víctima simplemente ya no confían en las autoridades ministeriales o por que lo considera una pérdida de tiempo.
Y no son hechos aislados, como algún despistado lo declarara recientemente; basta con leer los diarios de circulación estatal, o con platicar con un familiar o amigo, para corroborar que se trata de situaciones recurrentes y ordinarias.
Lo acontecido el día 1 de diciembre, al que ya se identifica como martes rojo, viene a ser la confirmación de aquello que el propio Ulises Ruiz y sus mandos policíacos se niegan a ver: su rotundo fracaso en materia de seguridad.
Es por eso que la ciudadanía les demanda resultados y justicia, y ya no declaraciones irresponsables y cínicas que lo único que provocan es la irritación de una población harta de ver cómo la estrategia de seguridad del gobierno estatal, se reduce tan sólo a asignarles los elementos de custodia suficientes a los funcionarios de primer nivel y a sus familias.
Por lo que queda más que claro que quienes están aislados de la realidad que les aqueja a la mayoría de los oaxaqueños, lo son esos gobernantes que para poder transitar con tranquilidad por nuestras calles, disponen de todo un operativo de protección y de seguridad a sabiendas que de otra manera no podrían hacerlo.
No son hechos aislados, sino gobernantes aislados y en consecuencia desconocedores de la realidad que prevalece en el estado. Por eso terminan por declarar lo que declaran; de risa.
De ahí que la inseguridad haya aumentado, porque las medidas que con bombo y platillo se anuncian y se aplican en el estado son sólo sintomáticas y a menudo superficiales; su única finalidad es la de influir en la opinión publica para contener los comentarios que demandan la renuncia inmediata de los mandos policíacos y hasta del propio gobernador.
De qué sirve claro aparte del ten per cent– que se adquiera mayor equipo y patrullas si enseguida estas son guardadas por que no hay presupuesto para más policías, ni para gasolina y para refacciones que permitan cuando menos que cada colonia o municipio cuente como mínimo con una unidad que les garantice rondines periódicos por sus calles.
A eso se le llama demagogia abundante y no hechos aislados. La percepción auténtica de la sociedad es que los jefes policiales no perciben nada de que lo sucede a su alrededor, con eso de que ni siquiera son oaxaqueños.
El arrebato de la vida en forma intencional y cobarde, no conoce de colores, ideologías, credo, sexo o estatus social; por eso es repudiable tanto la muerte de Leonardo García Cruz, humilde indígena y luchador social asesinado tan sólo por demandar mejores condiciones para su comunidad; o la de la doctora Alejandra Sandoval Carballido, por las razones que hayan sido; o la del dirigente de los vendedores ambulantes Roberto Mendoza López, quien aún contando con el afecto de quienes ostentan el poder, fuera acribillado en forma vil y cobarde.
La interrogante que surge de inmediato entre la ciudadanía es la siguiente ¿si eso le sucede a un distinguido militante del partido del gobernador, entonces qué podemos esperar los ciudadanos comunes?
No deseo omitir el condenable asesinato del joven Daniel Porras quien con su trabajo honesto sólo pretendía llevar un ingreso extra a su casa, así como la del policía privado Teófilo Martínez quien tuvo la mala fortuna de estar en el lugar y en la hora equivocados. Ojalá que sus muertes no vengan a engrosar esa interminable lista de homicidios impunes. Justicia es lo que se demanda y no declaraciones frívolas.
Abundando sobre el tema les comparto que platicando en días pasados con un grupo representativo de empresarios, uno de ellos me decía: Se tiene la equivocada percepción que a un inversionista le gusta adquirir riesgos; nada más falso que eso. Por el contrario, buscamos seguridad para depositar nuestros recursos en empresas que generen nuevas fuentes de empleo, y en Oaxaca no contamos con esa seguridad; ni la social, ni la patrimonial.
Y no se trató de un hecho aislado porque de inmediato los demás emprendedores se adhirieron a tal afirmación. Otro de ellos externó: a poco no se han dado cuenta que muchas familias que tenían sus empresas en Oaxaca se han ido a vivir a Puebla, a Veracruz y hasta a Chiapas; por que en esos estados encuentran la seguridad y la paz que aquí en Oaxaca no se nos quiere brindar. La extorsión, los levantones y la venta de seguridad son las causas por las que han decidido retirarse y cerrar sus negocios Sin palabras; pero sí muy preocupante.
No se trata pues, como equivocadamente lo declaró Ulises Ruiz, de hechos aislados, sino de una constante y triste realidad que prevalece en todo el estado, quizá algunos delitos particulares como los levantotes han disminuido en la capital, pero se han movido hacia otras ciudades del estado, sólo que no tienen la misma difusión dada la carencia de medios informativos.
Urge; remarco, ¡urge! que los Consejos Consultivos Ciudadanos en materia de seguridad cumplan con el propósito de su constitución y cuánto antes les informen a aquéllos que no conocen y no saben lo que sucede en el estado, el gran problema que la inseguridad les representa.
Bastaría con que les dijeran que no se trata de hechos aislados
Nota al margen: Felicidades a la señorita Maribel Santaella Pérez, quien el viernes pasado obtuviera el 1er. lugar en el Concurso Nacional de Oratoria Benito Juárez García, convocado por el C.E.N de Convergencia, superando a 28 jóvenes más representantes del mismo número de estados, en una competencia calificada por el jurado calificador de elevadísimo nivel.
(*) Presidente del C.D.E. de Convergencia en el estado de Oaxaca