Día mundial de la información para el desarrollo
Oaxaca, Oax. 26 de octubre de 2009 (Quadratín).- La mayoría de los mexicanos dicen no conocer o no interesarles el tema de los impuestos, pues lo ven como algo lejano o como una función que solamente les corresponde a los políticos, y particularmente a los diputados.
Incluso a los jóvenes universitarios que llevan entre sus materias la de Teoría Económica, se les hace algo aburrido y complicado. De ahí, que merced a nuestro desinterés y desconocimiento, terminemos por aceptar lo que nos impongan; sin ubicar que los directamente perjudicados lo somos quienes con nuestro trabajo diario buscamos acceder a mejores condiciones de vida, pues mayores impuestos es sinónimo de menor poder adquisitivo y de ahorro. Más adelante lo explicaré.
Ciertamente los impuestos, como su nombre lo dice, es una imposición del estado sobre el ciudadano. Su objetivo debería y he ahí el problemacontribuir al desarrollo social a través de la inversión en infraestructura pública y para la mejoría en los servicios ofrecidos por el estado; ¡claro!, sin olvidar que sirve para financiar el gasto corriente que el gobierno genera: salarios de la burocracia estatal, de los altos funcionarios, viáticos, servicios médicos, pago de rentas, entre otras cosas más, que en un país desarrollado representa lo menos; pero que en países como el nuestro representa una cantidad exorbitante, pues adicional habrá que agregarle los actos de corrupción, el pago de campañas políticas no oficiales y los negocios que bajo el amparo del poder se realizan.
Convencido estoy, que ningún ciudadano en su sano juicio, se negaría a entregar sus contribuciones si a cambio viera carreteras en buen estado y libres de peaje, una policía eficaz, redes de drenaje y agua potable eficientes, escuelas con profesores capacitados y hospitales con médicos, equipo y medicinas al 100 %.
Pero como esto no lo vemos, y si en cambio observamos a los funcionarios con camionetas de lujo, con enormes residencias, comiendo en los restaurantes más exclusivos y viajando constantemente al extranjero, pues terminamos creyendo que nuestros impuestos sirven para otra cosa y no para lo que deberían utilizarse.
Por eso, ahora que los diputados del PRI votaron por mayores alza en diversos impuestos; y si me refiero al PRI particularmente, es por la sencilla razón que siendo mayoría en la Cámara de Diputados, con su voto pudieron oponerse a ello; pero su doble personalidad (en campaña prometieron que no lo harían) provocó que votaran una vez más contra un pueblo pobre, que últimamente ha pedido que le den y no que le quiten. Estos diputados -los priístas generan con su proceder la desconfianza de la ciudadanía. Ya que en campaña son capaces de ofrecer todo a cambio de ganarse la simpatía del pueblo, para que una vez estando en el poder, se les dé la espalda. Por eso es urgente que la población ubique a los responsables de tal situación y que no se crea el cuento de que fueron todos los partidos políticos representados en la Cámara de Diputados, pues hubieron propuestas, como la de Convergencia, que proponía obtener mayores ingresos para la federación, sólo que sin afectar a los contribuyentes cautivos. Pero como tal iniciativa pasaba por terminar con los privilegios de los altos funcionarios y con las excepciones fiscales a las grandes empresas, pues simplemente no prosperó.
Este pueblo pobre, en el que se ha convertido al aguantador pueblo mexicano, ahora tendrá que trabajar para un socio que resulta altamente encajoso, pues gusta de disfrutar sólo de las ganancias y nunca el de compartir las pérdidas.
A eso me refería en el primer párrafo. Para hacer más sencilla la explicación, estableceremos como base el ejemplo, una venta por 1000 pesos, sin importar el giro o el tamaño de su empresa.
De entrada, cuando usted realice ese ingreso, de inmediato su negocio se convierte en caja recaudadora, pues tendrá que entregarle 160 pesos a Hacienda por concepto del Impuesto al Valor Agregado; o sea que ya le quedan 840 pesos.
Pero si usted cuenta con una empresa formal, o sea, no de esas que alientan los líderes priístas en las calles, seguramente cumplirá con su obligación de pagarles puntualmente su quincena a sus empleados y más contribuciones como el seguro social, vivienda, entre otros; además de que tiene que sufragar el pago de agua, de la luz, del teléfono y del internet, el que por cierto ya también quedará gravado.
Después de todo esto, esa venta inicial de 1000 pesos, le deja una utilidad si bien le va, de 100 pesos; sólo que todavía hay que pagar el impuesto sobre la renta, pues hay que compartir nuestras ganancias con el estado que nos permite generar esa inmensa riqueza ¡ajá! Pero como usted en un buen contribuyente, tiene que depositar ese dinero en su cuenta bancaria, por lo que si la suma de sus ventas rebasan ahora los 15 mil pesos mensuales, tendrá que pagar, además de todo lo que ya pagó, 450 pesos como mínimo como Impuesto al Depósito Bancario; claro que esto no tiene nada que ver con las comisiones que en forma independiente le descuenta su institución bancaria.
Así mientras su socio principal, sin ensuciarse las manos, sin sudar la camisa, sin hincharse los pies, sin lidiar con los trabajadores, sin gastar en contadores y sin otras cosas más, que usted sí tiene que hacer durante al menos 8 horas y seis veces a la semana, se está llevando un mayor ingreso, usted pasa las de Caín para sostener a flote su empresa y su fuente de empleo. Y pensar que todavía hay líderes empresariales
¡me estás leyendo Jesús! que gritan de felicidad, mientras les están haciendo manita de cuche a sus agremiados.
Eso es lo que los diputados del PRI no quieren aceptar, su falta de solidaridad con este pueblo pobre
¡pobre pueblo! Que en forma estoica, aunque cada vez más molesto e informado, reclama un esfuerzo conjunto y no de los de siempre. Bien harían esos diputados priístas en regresar a sus distritos a informar el por qué de su voto a favor de mayores impuestos
a ver si alguien les cree.
Su naturaleza traiciona a esos priístas
¡pobre pueblo!
* Presidente del C.D.E. de Convergencia en el estado de Oaxaca