Gustavo Gutiérrez: la fe en Cristo, si no es liberadora, no es
Oaxaca, Oax. 01 de agosto de 2009 (Quadratín).- De risa y de pena ajena la sumisión y el servilismo mostrado por los diputados locales del PRI hacia Ulises Ruiz, quienes sin el menor decoro sólo alcanzan a hacer y a decir lo que éste les ordena. Con su proceder terminan exhibiéndose como algo menos que sus empleados; quienes en su afán por quedar bien con el que consideran su patrón, son capaces de llegar hasta la ignominia por mantenerse en la ubre presupuestal y por seguir gozando de las canonjías que les otorga el convertirse en los cómplices de las irregularidades detectadas y señaladas hacia el ejecutivo.
Lejos, muy lejos han quedado aquéllos legisladores que con valentía, pero más con dignidad hacían uso de la tribuna para defender el estado de derecho y el cumplimiento de la ley sin más motivación que el apego a sus principios y a su compromiso cívico. Hoy todo es negocio y acuerdos. La Cámara de Diputados Local se ha convertido en un mercado de votos y de concesiones, donde el mejor representante popular ya no resulta el que mejores iniciativas de ley propone, sino el que mejor logra vender su voto aún a sabiendas de que su aprobación irá en detrimento de la población que lo llevo a ocupar esa curul. La mayoría legislativa ya no la ven como la oportunidad de ser un contrapeso al ejecutivo, sino como la forma de negociar mayores beneficios y prebendas a través de condicionar el rechazo o la aprobación de puntos de acuerdo y de iniciativas de ley según estás afecten o no a su jefe máximo. Si el punto de acuerdo o la iniciativa proviene de la oposición, de inmediato; sin lectura, sin discusión y sin análisis en automático, con su mayoría que muchos ya conocen como la aplanadora priísta, es desechada. Sucede todo lo contrario si ésta proviene del ejecutivo o de su partido, pues aún cuando sea contradictorio al espíritu del constituyente o de la determinación ciudadana, terminan votándola sin chistar. Total, para eso les pagan y les pagan muy bien.
Se muestran tal cual son: políticos por necesidad; por hambre y no por convicción. De ahí, que a pesar de que su cerebro les da para comprender qué leyes serán rechazadas por la ciudadanía, esto les valga un cacahuate y terminen por convocar a sus socios, perdón, a sus pares para en lo oscurito acordar su aprobación. Lo hacen a escondidas y de espaldas al pueblo. Son buenos negociadores, no tontos; por eso saben cómo hacerlo para evitar el menor ruido posible y que la ciudadanía no se entere. Tal como lo hicieron el pasado miércoles, cuando dando muestras del nerviosismo que los mueve, convocaron a una sesión extraordinaria del Congreso para el día siguiente, para que por la vía fast track se aprobaran reformas al artículo 33, fracciones II, III y V de la Constitución Política del Estado Libre y Soberano de Oaxaca y con ello realizar algunas modificaciones a modo al Código de Instituciones Políticas y Procedimientos Electorales del estado de Oaxaca (CIPPEO) que entre otras cosas pretende la sobre representación hasta un 16 por ciento más del porcentaje de votos por partido político. Esto significa que en un escenario en el que un partido obtenga el 30 por ciento de la votación, más la propuesta del 16 por ciento, ostentará un 46 por ciento de representación en el Congreso. Esta propuesta es una evidencia de su temor de que las elecciones para elegir gobernador el próximo año no les será favorable y por ello desde ahora, y a pesar de que recientemente se realizaran ajustes al Código Electoral Estatal que contó con el consenso de los legisladores de los diversos partidos políticos, pretenden modificar lo que ellos mismos aprobaron.
Pero no sólo quieren irle sembrando piedritas en el camino desde ahora a quien será el próximo gobernador de Oaxaca, sino también en su gandayés por ponerle obstáculos a la ciudadanía y a los partidos políticos que hoy están demandando un gran frente para sacar al PRI del gobierno estatal, pretenden modificar la fecha en que el Consejo General del Instituto Estatal Electoral debe definir el plazo de inicio del proceso electoral estatal, esto con el único objetivo de obstaculizar la consolidación de una gran coalición para el próximo proceso de selección de Gobernador, lo que indudablemente no lo verán dada su torpeza manifiesta para exhibir sus negras intenciones. En su confusión, también proponen una nueva forma de cálculo para determinar las prerrogativas que reciben los institutos políticos, así como modificar la entrega de los mismos de forma trianual como se realiza ahora, a una forma anual. Su inocencia es tal, que no reparan que hay una ley federal que determina los lineamientos a seguir al respecto y cualquier modificación deberá sustentarse en el apego a ésta normatividad. Lo único que hacen es exhibir su espíritu de virreyes y su antidemocracia plena.
La mezquindad de los diputados del PRI, no hace más que proyectar que el proceso electoral del próximo año estará plagado de irregularidades y de intervenciones descaradas del estado para intentar frenar de cualquier manera la percepción generalizada de que la transición democrática en Oaxaca resulta inaplazable. Comienzan a jalarle el bigote al león dormido, como si de nada les hubieran servido las experiencias sociales recientes. Hay que decirlo con toda claridad, cualquier maniobra para detener ese afán generalizado por que las cosas cambien se les revertirá y de una manera que por lo que se mira, no han proyectado. El pueblo está harto de ver cómo su voluntad no es respetada y más, como es burlada con total cinismo y descaro por parte de quienes teóricamente deberían ser los primeros en ajustar su actuar al mandato popular. La ciudadanía está a la expectativa, hoy las condiciones están dadas para que el pueblo defienda lo que considera es su derecho. Piénsenlo bien. No sea que en una de esas se vayan a equivocar y luego no sepan o no puedan como calmar lo que ustedes mismos están originando. No sean mezquinos.
(*) Presidente del C.D.E. de Convergencia en el estado de Oaxaca.