Cortinas de humo
Oaxaca, Oax. 15 de agosto de 2009 (Quadratín).- Se ha llegado a un grado tal de degradación en la política, que a nuestros gobernantes poco les importa engañarnos bajo el argumento de que se trata de mentiras piadosas; o sea, de esas que aún cuando no son verdad, se recurre a ellas bajo el argumento de no perjudicar o dañar a quien las recibe. Se trata pues de ocultar la realidad por sobre todas las cosas, bien conscientes que de prevalecer la realidad real, las consecuencias pudieran resultar catastróficas.
Así es como se está gobernando en México y particularmente en Oaxaca. Si anteriormente se afirmaba que la estabilidad económica y social pendía de alfileres, hoy también se puede aseverar que la gobernabilidad está basada en esas mentiras piadosas. Y mire que no hay nada peor que vivir en el engaño.
Primero se nos dijo que la crisis financiera mundial no nos afectaría, pues como nunca nuestro país estaba preparado para enfrentar cualquier situación de emergencia económica. Incluso se llegó a declarar que la molestia no iría más allá de un simple catarrito. Sin embargo en medio de la turbulencia el tipo de cambio llegó a superar la barrera de los 14 pesos por dólar, nuestras reservas internacionales disminuyeron considerablemente, miles de empleos de comenzaron a perder diariamente y sin embargo las declaraciones de los gobernantes nunca pasaron del ya se está tocando fondo.
Luego vino el proceso electoral para elegir diputados federales, como a los partidos hegemónicos no les convenía competir en un escenario de irritación ciudadana, de inmediato se dejó de tratar el tema de la crisis, aún cuando por esos días nuestro país vecino del norte declaró oficialmente su recesión económica.
Para algunos algo cierto, para otros un recurso mediático precisamente para distraernos, el tema de la pandemia de H1N1 surgió con toda fuerza: cortes informativos, conferencias a todas horas, establecimiento de medidas sanitarias extremas, suspensiones laborales para evitar contagios y todo un gran aparato gubernamental que contribuyó a generar pánico entre la ciudadanía. Las campañas políticas pasaron a segundo plano, y de la crisis ni quien se acordara. Hoy vemos a qué partido le benefició dicha estrategia.
Pero como se miran las cosas, y con eso de que el chupacabras ya no espanta ni a los niños, ya nos están anticipando que muy probablemente tendremos un escenario similar o más complicado precisamente para finales de año, cuando el nivel de desempleo esté en su punto máximo y cuando por ley se tienen que pagar aguinaldos, entre otras cosas.
Pasando el 5 de julio volvimos a nuestra realidad cotidiana; se comenzó a hablar de ajustes en el déficit del Producto Interno Bruto; con bombo y platillo se anunciaba la creación de miles de empleos temporales, o sea, de esos que sólo mitigan el hambre por unas cuantas semanas para luego volver a lo mismo.
El Secretario de Hacienda, haciéndose chiquito –algo muy difícil en élsalió por vez primera a hablar de un boquete fiscal importante, aceptando con ello que aquél insignificante catarrito se había convertido en influenza H1N1.
Ulises Ruiz en su clásica mentira piadosa salió a declarar que en Oaxaca no pasa nada. Que aquí la crisis nos haría lo que el viento a Juárez, que no se reducirán recursos ni para el campo, ni para salud. Que Oaxaca no sufriría recortes presupuestales importantes y que todos tranquilos que ya casi somos un estado de primer mundo y que siga la fiesta. Puras mentiras piadosas pues.
Y sin embargo los primeros en creerse sus mentiras, piadosas o no, son ellos mismos; algo por cierto característico de los gobiernos fascistas. De ahí que no se esté trabajando en el establecimiento de un plan emergente o anticrisis. Se nota a leguas que nadie les ha dicho que será a partir del mes de septiembre cuando los efectos del problema financiero se manifiesten al máximo, incluso hay quienes afirman que tal fenómeno agobiante podría incidir hasta en la prestación de los servicios que ordinariamente presta el estado.
Señores, dejen sus mentiras piadosas y pónganse a trabajar en un plan que permita enfrentar con oportunidad, responsabilidad y claridad los retos que les tocará afrontar a partir de septiembre y que podrían prolongarse hasta el año 2010, justo cuando se conmemore el bicentenario y centenario de nuestra Independencia Nacional y de la Revolución Mexicana, mera coincidencia. Un déficit de 300 mil millones de pesos, como el anunciado en días pasados, no es poca cosa. En promedio les toca de a 10 mil millones por estado y en el caso particular de Oaxaca eso representa el 25 % de su presupuesto anual. Pretender recurrir a un mayor endeudamiento, cuando Oaxaca es uno de los estados con mayor crecimiento en su deuda pública no será la mejor opción, no cuando la bursatilización de los recursos federales deje de ser garantía de pago.
No cuando el próximo Congreso Federal mayoritariamente priísta, se opondrá a crear nuevos impuestos, no por solidaridad con el pueblo, sino por simple cálculo electoral. Nos está llegando lo peor de la tormenta y la verdad no se ve cómo se pueda afrontar ésta sin generar mayor pobreza, inseguridad, desempleo y con ello un mayor malestar social. Las mentiras piadosas que hasta ahora les han servido como paliativos para disfrazar una enfermedad de alto riesgo, les resultarán inútiles en medio de la desesperación ciudadana por no contar con los recursos para llevar lo básico a su casa. Ya los primeros recortes laborales llegaron a Oaxaca y estos se incrementarán en las próximas semanas. Al disminuir el circulante monetario, ya de por sí mermado por la caída de las remesas y por la baja de la afluencia turística, muchos comercios se verán obligados a cerrar sus puertas. De ahí la importancia de que el estado defina cuanto antes cómo enfrentará estas situaciones, pues llegará el momento en que por más que recurran a sus mentiras, ya nadie les creerá. No cuando tengan las bolsas del pantalón y el estómago vacíos. La situación está sumamente difícil y recurrir a la política del avestruz, no es la mejor alternativa.
Por todo lo anterior, el próximo año, la ciudadanía demandará un cambio urgente en el estado. La transición democrática resulta impostergable. Ya lo veremos y festejaremos.
(*) Presidente del C.D.E. de Convergencia en el estado de Oaxaca