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Recuerdo de un Cronopio
Nuestra identidad es la cultura
La cultura, un orgullo de ser oaxaqueños
El consultorio del doctor Martín Vásquez
Saludos, mis queridos lectores. Hace poco tiempo, tuve una interesante conversación con la directora de Artes Visuales de Casa Lamm, Elin Luque Agraz, sobre la riqueza cultural de Oaxaca, sus muy diversas expresiones de arte y, sin temor a equivocarnos, coincidimos en la similitud que existe entre nuestra ciudad de Oaxaca y la Florencia renacentista. ¿Por qué no?
Como en Florencia lo hicieron Micheangelo y Dante en el Renacimiento, hoy en las calles de cantera verde de Oaxaca, caminan Francisco Toledo, Sergio Hernández, Luis Zárate, Leovigildo Martínez, Ariel Mendoza, Rubén Leyva, Laura Hernández, Juan Alcázar y Rolando Rojas, entre otros muchos. El mismo espacio que Rufino Tamayo, Francisco Gutiérrez, Rodolfo Nieto y Rodolfo Morales y mucho antes lo hiciera Miguel Cabrera, solo por citar a algunos de los muchos artistas plásticos, por eso la validez de la comparación.
La Cultura, ese común denominador, base familiar, núcleo de valores, creencias, gustos, referentes históricos y aspiraciones compartidas de bienestar y desarrollo que nos caracterizan como pueblo, en nuestra diversidad.
La Cultura es ese patrimonio colectivo de los oaxaqueños, intangible pero real, que nos identifica y nos unifica más allá de nuestras naturales e inevitables diferencias ideológicas y partidarias. Por eso para mí es tan importante hablar de Cultura en este momento de reencuentro y paz interior, cuando estamos por concluir un año más de esfuerzos colectivos, no siempre coincidentes.
En su sentido amplio decimos que La Cultura, así con mayúsculas por la importancia que tiene para nosotros, está compuesta por el lugar donde nacemos, el idioma que hablamos, el tipo de ropa que usamos, las bebidas que tomamos y los alimentos que consumimos.
Asimismo, se conforma con la religión que cada uno profesa y comparte con otros, con las historias que tenemos en común con nuestros vecinos, nuestros coetáneos y nuestros coterráneos.
Transitando ya por ese camino, esa definición, son determinantes en ella la educación formal, los conocimientos, las lecturas, los espectáculos que presenciamos y la formación familiar o la que poseemos como producto del medio ambiente.
Pero hay más. La música, las danzas, las celebraciones, los juegos, las evocaciones, aquello que nos alegra, y lo que nos entristece; las casas que habitamos, el clima que nos envuelve, los colores que influyen en nuestro modo de ver, que son referentes de nuestro lugar en el mundo, son parte de la Cultura.
A tal grado ello es importante, que acaba por dar carácter y definición a los diferentes pueblos del mundo, y así hablamos, en la antigüedad, de la cultura griega, de la romana, de la celta, y actualmente de la cultura latina, de la sajona, de la francesa o de la mexicana, por ejemplo.
Y en esa medida, hablamos también, y con todo derecho, de la Cultura Oaxaqueña, que comparte lo propio del ser humano con las culturas de todo el mundo, pero que poco a poco se va diferenciando de las de otros continentes, de otros climas, de otros ámbitos lingüísticos, de otros estados de la república y de otras épocas dentro de sí misma.
La Educación, y sobre todo la Cultura, son temas muy sensibles para la población oaxaqueña, pues hablar de nuestra tierra significa referirse a valores profundos que nos dan identidad y un sello propio. Oaxaca es cuna de civilizaciones milenarias y hoy el estado más diverso, más pluriétnico de la República mexicana.
Porque Oaxaca, decíamos también en aquella conversación, es arte y es cultura, y aquí está el mosaico más variado de lenguas, tradiciones, costumbres y cosmovisiones del país, siendo la cultura en su diversidad el piso común que nos hermana como oaxaqueños de todas las ideologías, filiaciones y creencias, y hacíamos profesión de fe y de orgullo por la profundidad de nuestras raíces y la diversidad de nuestras expresiones culturales.
Luego de destacar la riqueza de nuestras ocho regiones, todas llenas de expresiones propias en la música, la danza, la gastronomía y todo lo que significa creatividad y valores profundos, parte del movimiento universal que caracteriza a las democracias modernas, donde la sociedad civil juega un papel activo, decisivo, determinante en la construcción del destino colectivo de los pueblos, y le augurábamos el gran papel que seguramente jugará en la defensa y el rescate de la cultura oaxaqueña.
Con lo dicho, quizá podamos tener una concepción más precisa, aunque inasible por amplia, que nos puede dar una orientación en torno a la idea de lo que La Cultura es.
Para los oaxaqueños el término y el concepto no deberían ser, y de hecho no lo son, algo ajeno, puesto que estamos familiarizados con los términos Patrimonio Cultural de la Humanidad, por ejemplo, o Bienes Culturales, Legado Cultural, por mencionar sólo éstos.
En este sentido, Oaxaca ha sido una tierra pródiga en darle al mundo motivos suficientes para el deleite cultural con su patrimonio tangible, como sus museos, zonas arqueológicas, iglesias y sus edificaciones coloniales; sus sierras y sus playas, además del Árbol del Tule, sus artesanías, sus textiles, sus platillos y el famoso mezcal.
Pero también el intangible, tales como la mundialmente conocida Guelaguetza y sus danzas, los Lunes del Cerro, las Noches de Rábanos, las Vírgenes de Juquila y de la Soledad; sus Días de Muertos, su Dios nunca muere y la Sandunga, junto con los festejos de sus bodas y bautizos.
Salta a la vista su vasta y majestuosa obra arquitectónica en edificios religiosos que hoy son también espacios de promoción y difusión de la cultura, edificios que han sido testigos del paso del tiempo, y con ello de las obras y los hechos que han edificado el presente oaxaqueño.
Por eso son bienvenidas y se agradecen las iniciativas como el rescate del Centro Académico y Cultural San Pablo por parte de Don Alfredo Harp Helu y doña Isabel Grañén Porrúa, a través de la Fundación Harp Helu. Desde este espacio felicitamos a don Alfredo y a doña Isabel por esta gran iniciativa.
Forman parte del patrimonio cultural las obras, los hechos y dichos de Hombres Ilustres que han dado giros ascendentes a nuestra historia en el ámbito político, educativo, social, artístico y cultural y que a pesar del tiempo siguen vigentes en nuestra memoria colectiva.
En suma, Oaxaca no es sólo pasivos y rezagos, es también riqueza cultural monumental, es historia y cultura, es sabor y color, es proyecto colectivo con raíces profundas. La cultura es razón para sentirnos más que orgullosos de haber nacido en esta tierra, por eso, también son bienvenidos los proyectos que desde el seno gubernamental, ya sea federal, estatal o municipal, igual que de la sociedad civil, se realicen para rescatar, preservar y promover la milenaria cultura de nuestra tierra.
Es todo ello y su enorme significado, lo mejor de nuestra entidad; ha sido construido, hecho y pensando por artistas oaxaqueños, que en sus obras, nos permiten encontrar el punto de partida, el sitio para asirse, el principio de una sociedad que tiene futuro a pesar de nuestras diferencias, que sin duda, también nos han enriquecido culturalmente y alimentado nuestras fortalezas.
Felicidades estimados lectores, en estas fechas de armonía, calidez y reencuentro entre todos los oaxaqueños, más allá de las filiaciones y las diferencias.
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