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México y la semana aquimichú
Los recursos se deben aplicar con honestidad y eficacia
Oaxaca, Oax., 28 de noviembre de 2011 (Quadratín).- Pues bien, mis queridos lectores. Esta vez nos toca, como en muchos procesos de sanación, ver al enfermo con mejor semblante, animado, con recursos físicos que parecían negársele en los últimos tiempos. Hoy es un día para que todos los oaxaqueños celebremos un hecho de justicia para el estado, construido, trabajado, gestionado, no regalado.
Es una suerte de transfusión de algún suero o solución con virtudes revitalizadoras al cuerpo social, que no es una panacea, una solución mágica, pero sí un medicamento que nos hará un gran bien, si el gobierno lo aplica con eficacia y honestidad.
Nos referimos al presupuesto por 64 mil millones de pesos aprobado por la Cámara de Diputados a partir de una estrategia común de exigencia al congreso federal para que la nación destinara recursos suficientes para reactivar la economía oaxaqueña y continuar importantes obras de infraestructura productiva, hoy frenadas.
Fue el producto de un trabajo encabezado por los diputados federales oaxaqueños que contó con el respaldo, por primera vez en la historia, del congreso estatal en pleno, es decir, de todas las fuerzas políticas con representación parlamentaria.
¡La causa de Oaxaca por encima de ideologías, cuando prevalece la responsabilidad de Estado sobre el espíritu faccioso de grupos y partidos!
De esta manera, nuestro gran estado, tan rico en posibilidades, pero tan amenazado por carencias ancestrales, debilitado por rezagos, ineficiencias e insuficiencias en muchos rubros de la existencia, recibió una transfusión sustantiva de recursos federales para el ejercicio presupuestal del año próximo, una bocanada de oxígeno del 8.1% por encima de lo ejercido en este 2011, que fue de 58 mil millones.
Una excelente noticia, sin duda. Pero ojo: cualquier médico sabe que hay que desconfiar de las señales demasiado buenas, cuando no vienen acompañadas de otros requisitos elementales, que en ese caso tienen que ver con la sintomatología del paciente, el refuerzo de los cuidados, la atención a cualquier cambio inesperado, el comportamiento de los signos vitales y su interpretación.
En términos del cuerpo social, tal atención debe ser puesta en señales distintas, pero equivalentes, como son el manejo escrupuloso del dinero; el control estricto del gasto; evitar el riesgo del subejercicio presupuestal; los errores en la determinación de las prioridades que hay que atender, y, sobre todo, garantizar la puntual y transparente rendición de cuentas.
Pero vamos por partes y seamos, para empezar, rigurosos, muy exigentes con quienes tendrán a su cargo la delicada, y a la vez comprometedora, responsabilidad de aplicar los recursos al gasto para paliar las necesidades del estado.
Para quien redacta esta nota, esta parte significa mucho: una de las responsabilidades esenciales e irrenunciables del congreso es fiscalizar, vigilar el eficaz, transparente y honesto ejercicio del gasto público, la aplicación de los recursos que son del pueblo, no del gobierno.
Por principio de cuentas, no se trata de darle a la burocracia 64 mil millones de pesos para que haga con ellos lo que quiera. De ninguna manera. Esos recursos fueron destinados, y deberán ser aplicados, en rubros tales como la salud, la infraestructura carretera, la generación de empleos, los servicios básicos y en general, el desarrollo de la entidad, a fin de disminuir en lo posible los rezagos más urgentes que sufren sus habitantes.
Aquí entra el papel de los diputados estatales. En el sistema de división de poderes que nos rige, el Ejecutivo administra los recursos y el Legislativo vigila su aplicación productiva y correcta.
En efecto, la Legislatura está facultada y obligada a revisar y fiscalizar cada año, por conducto de la Auditoría Superior del Estado, la Cuenta Pública de la Entidad y de los Municipios, Organismos Públicos Autónomos, así como de cualquier persona física o moral que administre recursos públicos, como lo mandata el Art. 65 BIS de la Constitución.
El congreso del estado cumplirá con responsabilidad y atingencia su papel de vigilar que esa transfusión millonaria de recursos al cuerpo social, nuestra entidad, se haga con oportunidad, eficacia y transparencia. Oaxaca lo necesita, Oaxaca lo merece.