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OAXACA, Oax. 16 de abril de 2014 (Quadratín).- “¡Pásele marchante! ¡Pásele! ¡Tenemos mesas sin humo!” ¡Le asamos su carne gratis!” La tentadora invitación es en el corredor oriente del mercado “20 de Noviembre”, en pleno Centro Histórico de Oaxaca.
Un kilo de suave tasajo, a 160 pesos; un kilo de rojo y grueso chorizo, a 100; en las brasas despiden un olor que anima a romper cualquier dieta. Las cebollitas, el chile de agua y las tortillas blandas complementan el manjar.
El humo es lo de menos; los precios también si se trata de darle gusto al paladar en plena temporada vacacional. Y los turistas nacionales no se amilanan. Se acomodan en pequeñas mesas de concreto y saborean el manjar oaxaqueño. No importa el precio.
En el interior de ese centro comercial popular, abundan los puestos de comida; lugares que el visitante prefiere visitar, pese a los precios.
En uno de los comedores populares, como en la mayoría, no hay menú del día; hay carta abierta, a precios estratosféricos.
Por la mañana, un espumoso chocolate, a 20 pesos; un pan, a 15; unos sencillos huevos con chorizo, 40 pesos; si quiere un jugo, de 20 a 25 pesos. Si suma todo, el desayuno individual le saldrá en más de 100 pesos.
Pero lo disfruta la gente; saborea las ricas enfrijoladas, los chilaquiles, las enchiladas.
O en la tarde, la rica comida. Lo más barato, un caldo de pollo, con sus verduras, a 40 pesos; un estofado o un tradicional mole negro, a 60; a eso hay que agregarle el refresco, una sopa previa, y un dulce regional como postre.
Es el mercado de Oaxaca, antiguo centro que concentra a familias de escasos recursos, que también tienen áreas donde es más barata la comida; hay también gran cantidad de pan de todo tipo, de yema, resobado, amarillo.
Si lo prefiere, chocolate en bola o en tablilla; mole empaquetado, para llevar a la ciudad de origen. Y si amaneció crudo, en el ala poniente, un rico caldo de menudo le levantará los ánimos.
A un lado, entre las calles de Aldama y Las Casas, se encuentra el mercado “Benito Juárez”, con otro giro. Aquí puede disfrutar de una rica agua fresca; la común y deliciosa horchata con tuna y nueces; chilacayota, tejate, de todo. O si quiere recuerdos deliciosos, puede adquirir su fresco quesillo o queso; totopos, blanditas o tlayudas; una camisa o una blusa típica; huaraches de esos de cuero que se usan en los pueblos. Los precios, lo de menos, si se trata de conocer bien a Oaxaca.