Cortinas de humo
Oportunismo político
Política, s. Conflicto de intereses disfrazados de lucha de principios. Manejo de los intereses públicos en provecho privado. (Ambrose Bierce)
OAXACA, Oax. 22 de abril de 2015.-En 1945 con el término de la Segunda Guerra Mundial, el mundo comenzó a reconfigurarse políticamente, entre la tensión generada por la Guerra Fría y la firme intensión de generar estrategias que permitieran a los países definir sus ideologías como la reinante en el mapa mundial.
La pugna entre capitalistas y comunistas, entre los neoliberales, los socialistas y podríamos integran en un punto de la historia a los socialdemócratas; todas estas corrientes encontraron en su momento que uno de los elementos fundamentales para consolidar sus proyectos de gobierno, era el diálogo.
El discurso, en este sentido es fundamental para la generación de pactos que impacten socialmente, en palabras de Vivien A. Schmidt, “en el proceso político de construcción de pactos sociales para la protección social, el discurso siempre importa –cualesquiera sean los resultados- ”.
Para la investigadora de la Universidad de Boston, el poder del discurso resulta complicado, toda vez que depende no solo de cómo los actores coordinan acuerdos a puertas cerradas, si no del cómo comunican dichas acciones al público, a través de los diferentes medios de comunicación y el cómo dichos medios pueden llegar a influir en los mismos actores. (Vivien A. Schmidt, La política de los pactos sociales y la protección social: ¿Importa el discurso? Experiencias internacionales, publicado en 2013 por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe [CEPAL] )
Si bien las acepciones de Schmidt, abordan este paradigma desde una perspectiva económica, bien se puede aplicar para analizar la forma de hacer política en nuestro país, o en un ejemplo de mayor proximidad, a la política en Oaxaca.
Al revisar los diarios de manera cotidiana, nos encontramos conceptos como “mesa de negociación”, “acuerdos” y en el caso de temas de carácter legislativo, a diario se les imputa la falta de “tacto político” o en su caso algunos columnistas políticos destacan la habilidad de ciertas y ciertos legisladores para lograr “pasar (una ley) planchadita”.
Si bien los acuerdos o el pacto ha permitido generar sinergias en el mundo, como bien lo señala Schmidt, el discurso es lo que ha demeritado el concepto de política en nuestro estado.
Los actores políticos, no son únicamente aquellas y aquellos que ocupan curules y cobran excelsos salarios, sino también los sindicatos y grupos sociales, que han deformado al diálogo en un esquema de golpes a la sociedad.
Tal pareciera que en Oaxaca, la política ha dejado de ser ideológica para convertirse en oportunista, y prueba de ello es que a diario vivimos en una sociedad que es utilizada como coyuntura.
Los grupos o familias políticas que han encontrado en Oaxaca un modus vivendi, rebajan el diálogo al “ya está planchadito” sin considerar la ideología en la cual estaban fincadas las esperanzas de una sociedad.
Y por otro lado, están los detractores, los que señalan y demandan un “ya basta” utilizando el discurso de una sociedad que “no aguanta a sus gobernantes” (actuales), motivando por otro lado, los bloqueos, las manifestaciones, las pintas, los enfrentamientos… las coyunturas que han permitido el enriquecimiento de los líderes.
Hoy el sistema político oaxaqueño, ha permitido que con un grupo minúsculo de presión se pueden lograr grandes cuentas bancarias. Ejemplos, los sindicatos como la Sección 22, el Sindicato Libertad y lo que la Asamblea Popular de Pueblos de Oaxaca (APPO) heredó, un sin fin de líderes con intereses claros, que disfrazados de organizaciones sociales han exprimido al gobierno del cual ocupan cargos como funcionarios. (Sí, algo así como cuando el Jefe Diego utilizaba a su buffet de abogados para demandar al gobierno, del cual formaba parte).
El oportunismo es entonces, la forma de hacer política en nuestro rico territorio sur, con tantos pobres que sirven para fines estadísticos al momento de obtener recursos y que son los que llegan a marchar, a bloquear, a enfrentarse y dan su vida, por aquellos que en un restaurant o café acuerdan, lo que en el discurso mediático no informan.
Hoy, estamos viviendo un proceso de campañas políticas, que si bien son a nivel federal y por ser una elección intermedia no se espera una participación elevada, si van dictando los lineamientos para la transición de poderes en nuestra entidad para el 2016.
Los políticos están generando estas coyunturas sociales para cosechar en las elecciones del próximo año.
Cada uno hace sus jugadas políticas, sin considerar las ideologías, puesto que no nacieron dentro de las luchas de ideas en un país o en el mundo, hoy esos temas se revisan en las aulas y más allá de un trabajo universitario no pasa.
Esta política oportunista ha permeado ya los mismos espacios de discusión de ideas, del debate ideológico, de los análisis de las propuestas, de las esperanzas de un país mejor, hoy los universitarios se dicen “analistas políticos” pero su prioridad es lograr una candidatura, verse en los reflectores y replicar la política oportunista con la cual crecieron.
¿Es entonces el discurso un elemento fundamental para rescatar la política? Sin duda, hace falta recuperar las ideologías, hace falta el debate, hace falta que la ciudadanía tome conciencia que no son más una coyuntura para beneficios personales, son una coyuntura que puede demandar la construcción de una mejor sociedad.
Twitter @argelrios