El episcopado ante el segundo piso de la 4T
Difamar, v. t. Atribuir maliciosamente a otro vicios que no hemos tenido la oportunidad ni la tentación de practicar. (A.B.)
OAXACA, Oax. 28 de abril de 2015.- Durante la campaña presidencial de 2006, la frase “un peligro para México” dicho por el entonces candidato del Partido Acción Nacional (PAN), Felipe Calderón Hinojosa durante un discurso, marcó un antes y un después de la comunicación política en nuestro país.
De inmediato el equipo de trabajo del candidato blanquiazul, comenzó a trabajar en una serie de spots señalando al candidato de la coalición “Por el Bien de Todos”, Andrés Manuel López Obrador, de ser el peligro para el país, de acusarlo de todos los males que ocasionaría su política de llegar al gobierno.
A esta etapa, los partidos que apoyaban a López Obrador, calificaron estas acciones como una “guerra sucia” y le atribuyeron dichas prácticas al consultor político español, nacionalizado mexicano Antonio Solá, dueño de la consultoría OstosSola.
Este tipo de campaña llegó hasta el entonces Instituto Federal Electoral (IFE), quien hizo extensos llamados a los actores políticos a no fomentar las campañas “negras” argumentando que generaban “odio”.
Hoy, a 9 años de aquellos spots, comenzaron las campañas para renovar la cámara de diputados a nivel federal y la disputa por gubernaturas, congresos locales y presidencias municipales en 17 estados del país.
Y comenzaron con polémicos spot donde panistas acusaron a priistas de usar relojes de lujo, a lo que la respuesta casi inmediata fue un spot con la misma estructura, donde los priistas señalan a los panistas de recibir “moches”, quedando en medio de estos, el resto de los 8 partidos políticos nacionales.
De inmediato comenzaron a levantarse las voces acusándose mutuamente de promover campañas “negras”, desgarrando vestiduras y pidiendo que no se digan “injurias” hacia sus aspirantes a un cargo de elección popular.
Fue tanta la “indignación “ que en pleno uso de sus derechos, muchas quejas por estos spots llegaron a los tribunales, que lo mismo las han desechado como han ordenado al órgano electoral nacional, la retransmisión de spots.
El concepto de “campañas negras” se les puede acuñar a los partidos políticos, a los mismos políticos, a quienes encontraron en esos señalamientos de ser los “malos del cuento”, los lineamientos para su comunicación.
Sin embargo, como bien lo señala Antonio Solá, este tipo de campaña de contrastes es la mejor forma que tiene el electorado de conocer a sus políticos; retomo parte de su declaración para la revista Beerderberg de abril de 2015, “siempre he dicho que contrastar contra otro candidato hace una elección más abierta, competitiva y democrática. Uno tiene derecho a decir lo que uno es y, también, a expresar lo que cree que el otro no es. Desde luego, esto se debe hacer dentro de las reglas establecidas por la propia elección y el árbitro electoral”.
El problema reside en aquellas consultorías –si es que algún aspirante los contrata— o en los “asesores de familia” que comenzaron a difundir campañas donde más allá de contrastar propuestas o señalar los contras que pueden tener las políticas propuestas por un aspirante, a difundir noticias falsas, tendenciosas, esas que gracias a un asqueroso equipo de bots, logran hacer Trending Topics en redes sociales.
En Oaxaca, recientemente vemos como se difunden en redes sociales, principalmente, todo tipo de noticias basadas ni siquiera en supuestos o análisis de plataformas, sino en simples y viles mentiras y no en hechos.
Aunado a esto, no hay que dejar de lado, lo malo y malas que son algunos de los aspirantes a un cargo de elección popular, pues los videos, fotos y malos tuits, también repercuten en sus campañas.
Éstas, más allá de ser campañas de contrastes, se han convertido en una tarea de difamar a través de todos los medios que tienen a su disposición, desde redes sociales, hasta uno que otro “medio de comunicación” para calumniar a los aspirantes, disfrazados de columnas de “opinión”.
Si bien, en Oaxaca, la comunicación política se encuentra en pañales, pues más allá del análisis de campañas en las aulas, algunas “consultorías” trabajan más hacia los colores que con un análisis de las propuestas de el o de la candidata.
Nos resta un mes y días más de campañas y vendrán escándalos, las “filtraciones” a la prensa, habrá campaña de contrastes, pero también habrá mentiras y aunado a ello, las campañas de satanización del ejercicio democrático del voto por parte de la Sección 22.
Resta esperar y ver hacia dónde se dirigen estas estrategias de comunicación política de las y los aspirantes, divertirse con algunas memes -que debo reconocer son muy ingeniosas- y torturarnos con uno que otro video de baile o canto.
El próximo 7 de junio las elecciones federales marcarán la pauta para las elecciones locales, pues en 2016 habrá nuevo de gobernador o gobernadora, se renovarán la cámara de diputados y –si no cambian las cosas—153 presidencias municipales, pero más allá de los lineamientos hacia quiénes podrían ser las y los candidateables, se estaría mostrando el camino en el que muchos de los especialistas en comunicación, basarán las campañas de las y los candidatos y no será muy buen augurio para el electorado, pues lejos de los contrastes estaríamos inmersos en un bombardeo de mentiras que conjugado con un electorado olvidadizo o poco participativo, permite la perpetuación de las familias políticas.
@argelrios