Erotismo virtual y las cavernas del desierto
Oaxaca, Oax. 23 de agosto de 2010 (Quadratín).- A tres meses de la renovación del Poder Ejecutivo, vale la pena realizar un balance sobre la situación que guarda el estado en materia de gobernabilidad. De construir un análisis para identificar la problemática regional, preverla y pensar en soluciones, que permitan un trance sin contratiempos para el próximo gobierno.
Muchos de los temas que hoy aquejan a Oaxaca se centran en su mayoría en problemas históricos, como conflictos entre comunidades por límites de tierras; conflictos post electorales en elecciones de usos y costumbres; conflictos religiosos dentro de las comunidades; relación gobierno-sindicatos; movilizaciones de organizaciones sociales; problemas internos en la UABJO; desbordamiento de ríos, heladas y sequías; narcotráfico, guerrilla, contrabando, tráfico de personas; entre otros.
En las últimas semanas han surgido otra serie de variables o focos rojos de coyuntura, que han comenzado a despertar las alarmas ante la fuerte ola de movilizaciones que se suscitan en la capital. El asesinato del líder del sindicato de trabajadores del COBAO, Tomás Matus; el incremento en el precio del pasaje; así como la toma de palacios municipales en Juchitán y la capital, forman parte de algo de lo mucho que se avecina.
En otra categoría están aquellos que se originaron en este sexenio, como el que dejan 25 cajas de ahorro contra 50 mil familias que han perdido gran parte de los ahorros que confiaron. O la desaparición de más de 25 personas durante el conflicto 2006, así como el encarcelamiento de varias decenas de opositores.
A ello se suma la pugna cada vez más fuerte entre la sección 22 y la 59 de maestros, que en distintas regiones ha dejado en la indefensión a cientos de alumnos que están en riesgo de perder sus estudios.
Muchos de los viejos problemas, así como los que se originaron en este sexenio y los de coyuntura, y que no han encontrado solución serán parte de los retos que tendrá la nueva administración por resolver. No son pocos y casi todos, de gran relevancia. Para ello se va requerir un gran conocimiento de la realidad política del estado, pero también una gran voluntad de las partes para querer encontrar soluciones a viejos males.
Yosoñama y Mixtepec representa uno, de los muchos saldos que tendrán que ser tratados con minucioso cuidado durante los próximos años. Una mala atención o un equivocado diagnóstico puede generar no sólo inestabilidad política en la región, sino una masacre entre comunidades.
Existen conflictos de otra índole que año con año se presentan y que tienen que ver con cuestiones incontrolables provocadas por la naturaleza. El desbordamiento de ríos en la región del Istmo, la Cuenca y la Mixteca y las afectaciones que éstas causan a poblaciones con asentamientos irregulares.
Las bajas temperaturas que afectan a comunidades de muy alta marginación en la sierra o las sequías que cada año se agudizan en los valles centrales.
Que el nuevo gobierno pueda prever e identificar desde ahora estos hechos, forma parte de una política preventiva y en ella se observa que, la actual administración ha comenzado a desatender muchos de los conflictos diarios que se presentan en Oaxaca. No es un dato menor mencionarlo, pero preocupa que no se estén dando las condiciones de gobernabilidad que permitan hacer un trance pacífico y ordenado para la próxima administración.
Ante la negativa del gobierno en funciones de no querer sentar las bases para establecer una Comisión de Entrega y Recepción, lo que es muy lamentable, el gobierno electo ha decidido convocar a la ciudadanía a integrar el plan de gobierno del próximo sexenio. En primer lugar, para recoger las necesidades y urgencias de la gente en cada región. En un segundo plano, con la finalidad de integrar un proyecto ciudadano que lleve la participación de la gente. Y por último, para detectar los focos rojos que puedan estar surgiendo en los próximos meses.
Este nuevo mecanismo de participación busca trabajar con la sociedad para resolver los problemas antes de que se conviertan en ello. Es una nueva mecánica para gobernar, donde el gobierno electo podrá escuchar de cada comunidad las demandas, pero sobre todo servirá para desactivar inconformidades.
Hará falta mucho diálogo durante los próximos 6 años para gobernar Oaxaca. Sin duda, temple y también experiencia para conocer cada uno de los miles de problemas regionales que en cada comunidad existen. A ellos habría que sumar una última categoría, los de coyuntura externa, como lo fue el año pasado la crisis económica mundial.
Oaxaca requerirá de una estrecha comunicación con los actores políticos nacionales para resolver gran parte de los riesgos de inestabilidad. Cuestión en la que ya se está trabajando desde ahora. El nuevo gobierno debe apostar a la gobernabilidad para generar estabilidad y fuentes de desarrollo. Hay que levantar la imagen de Oaxaca.
La gran lección del 4 de julio por parte de la ciudadanía a sus políticos fue muy clara, en adelante el diálogo será la herramienta fundamental para la resolución de conflictos en Oaxaca. No hay más, habrá que sentarse a discutir sobre los grandes problemas del estado que se heredan, encontrarles solución, identificar los puentes adecuados y comenzar a trabajar desde ahora, para asegurar el desarrollo del estado por los próximos años. Que así sea, por el bien de todos.