Entre Cepillín y El Chapulín engringado
Oaxaca, Oax. 28 de junio de 2010 (Quadratín).- El título de este artículo se desprende del recién publicado libro Cuba Libre (Editorial Debate, 2010), de la bloguera cubana Yoani Sánchez, una de las defensoras de la apertura política y económica en Cuba, y además una de las mujeres más influyentes en el mundo de acuerdo con la revista Time.
Ella acaba de publicar su obra en México, la cual ha generado un sinnúmero de comentarios a favor, pues a partir de las nuevas redes de la tecnología es como muchas personas están conociendo las verdaderas condiciones de pobreza, escasez y derrumbe de un modelo político que por años parecía inmune a los atropellos cometidos por su vecino del norte.
La Cuba de hoy, no muy alejada de nuestra realidad oaxaqueña, con sus vivencias y desavenencias, nos muestra un panorama desalentador, donde los gobernantes se encuentran cada vez más alejados de la carestía cotidiana de sus habitantes y más recurrentes a verse favorecidos con las nuevas concesiones en materia de comunicaciones, combustibles, turismo, que los ha convertido en la nueva burguesía de la Isla.
En un cúmulo de artículos recopilados entre 2007 y 2009, Yoani nos cuenta en breves historias los vaivenes de todos los días a los que una madre soltera en Cuba se tiene que enfrentar cada mañana. Desde levantarse muy temprano y encender la regadera para notar que no hay una sola gota de agua que salga de la tubería, ya no para lavar la ropa, sino simplemente para hervir un poco y calentar el café de la mañana.
Hasta tener que visitar varios mercados para poder encontrar, quizás una piña, en el agro de los ricos y tener cuidado para envolverla en una bolsa de tela, que le ayude esconderla de las miradas de envidia que por las calles podrían evidenciar un cierto nivel de estatus.
La Habana, como la describe Yoani, es una ciudad de soluciones lentas o increíblemente precipitadas. Si se trata de reparar un edificio deteriorado, entonces los remedios se demoran y las necesarias viviendas tardan décadas en construirse. Ahora que, si la cuestión es cerrar, limitar o prohibir, los recursos afloran con sorprendente velocidad y las soluciones llegan de inmediato.
Decenas de obras innecesarias se construyen alrededor de la vieja capital, para embellecerla a los ojos de los visitantes que todos los días transitan por la isla.
Definitivamente, con el dinero que se utiliza para estas cosas, bien podían haberse construido algunas cuantas viviendas, para los habitantes del famoso solar Romeo y Julieta, en Belascaín y Concordia, que hace unas semanas se han derrumbado por completo. Y es que la Cuba de Fidel, cada día reflexiona menos sobre el sentir de su gente.
Existen preguntas que un gobernado debería hacer al menos una vez a su gobernante, tales como ¿si considera que su pueblo es feliz? Y también, ¿por qué los gobernantes nunca asumen la culpa por sus errores o fracasos? Un mandatario siempre necesita de sus opositores, primero para que estos le señalen sus errores, y segundo, para que los ciudadanos distingan lo bueno de lo malo.
Y es que Cuba, vive hoy una realidad donde los salarios no alcanzan ni siquiera para malvivir; la corrupción nos come, por una pata, como dice Yoani; la isla pierde cada día miles de personas que emigran hacia los Estados Unidos; el sistema de salud se desmorona y las escuelas han dejado de serlo.
La única libertad que existe es la interior. No poder criticar una mala decisión de gobierno y mucho menos encontrar un canal de noticias o prensa que no esté cooptado por la ideología de la revolución, resulta prácticamente imposible. Ni hablar de quienes alguna vez han pensado en tener una preferencia política distinta que no fuera la de los revolucionarios que llevan más de 50 años gobernado la isla, porque serían encarcelados inmediatamente.
Un Oaxaca no muy distante de la realidad cotidiana que aqueja a los isleños, nos dice que hoy estamos así y sufrimos de iguales carencias, en gran parte por una irresponsabilidad con nosotros mismos. Esta lectura nos enseña una cosa, la libertad individual, al menos en México, está en el ejercicio de ésta, en aplicarla todos los días, con opiniones distintas, criticando lo que no nos parece adecuado, siendo honestos con nosotros mismos y señalando aquello que no puede seguir igual.
La reflexión que se desprende de cada anécdota contada por Yoani, sin duda enaltece las libertades de las que hoy gozamos en nuestro país, y que en muchos casos no las sabemos ejercer con responsabilidad, mientras en otros, preferimos permanecer como actores pasivos, sin darnos cuenta que los grandes cambios requieren de la participación conjunta de cada uno de los individuos.
Efectivamente, ya es tiempo de hablar de la responsabilidad que cada uno tiene con la colectividad. Es decir, del compromiso que debe haber no sólo conmigo, sino con aquel que no conocemos y que quizás no encuentra un empleo que le permita darle un techo a su familia; o ese niño que acude al colegio sin alimentos ni útiles para estudiar; o aquella mujer que requiere de servicios de salud de calidad donde la atiendan y la cuiden cuando se enferma.
A diferencia de Cuba, en nuestro país tenemos un sistema electoral que nos da la libertad de elegir a nuestros representantes. Oaxaca, permanece como uno de los únicos estados en México y de los últimos gobiernos en el mundo, donde un mismo partido lleva más de 80 años gobernando por voluntad popular.
En Cuba han sido 50 años por una revolución armada. Nosotros elegimos este 4 de julio nuestro destino. Ellos no podrán hacerlo. Ejerzamos este derecho que es obligación de todos, hagámoslo con plena voluntad, respeto y mucha responsabilidad ¡Vamos Oaxaca, que ya es tiempo de elegir con libertad!