Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
Oaxaca, Oax., 20 de julio de 2009 (Quadratín).- A paso lento pero seguro, Oaxaca parece recuperarse. A la recuperación económica se apareja también la recuperación social. Los patrocinadores de la exaltación de 2006, que esperaban ser los beneficiarios políticos, apostaron casi todo en ello y la explosión fue magna, pero afortunadamente breve. Pronto mucha de la gente que en su origen participó o simpatizó con aquel movimiento cayó en la cuenta de que ya no había razón. Los primeros en desertar fueron los foráneos, quienes vieron suspendidos sus pagos por concepto de barricadización y petardización y le siguieron quienes más honestos se convencieron de que la violencia es más lo que destruye que cuanto edifica. Hoy Oaxaca está de pie y caminando de la mano de su gente, de cuantos aquí nacimos y aquí trabajamos, estudiamos vivimos, presta a celebrar una de las fiestas más importantes de América y el mundo: la Guelaguetza. El lleno de sus escenarios está garantizado los dos fines e inicios de semana. Al Bani, a Donají y a los lunes del cerro debemos ir todos a nutrirnos de nuestro legítimo orgullo. Hoy nuestras fiestas son más que simple espectáculo, son símbolos de nuestro gentilicio; amor al terruño hecho aroma, color, forma, sonido y movimiento; evocación de nuestro pasado y esperanza para nuestro futuro. Y es que esa es la verdadera vocación de buen oaxaqueño, la de (como quería Alfonso Reyes) la concordia. La base magisterial, los verdaderos maestros cada día se convencen más de que son imprescindibles en las aulas, de que le sirven más a nuestro pueblo en las escuelas, pendientes de nuestros niños y nuestros jóvenes que al servicio de causas políticas. Las familias valoran en mucha más cuantía la labor formadora de los profesores que nunca debe estar por debajo de sus legítimas demandas laborales y mucho menos sociales. Hace unos días conmemoramos el medio siglo de ausencia física del Maestro de América José Vasconcelos, oaxaqueño excepcional que nos dejó dicho: Libertador y maestro son sinónimos, por eso los pueblos libres veneran a sus maestros y se preocupan por el adelanto de sus escuelas. La esperanza de una cada vez mejor Oaxaca está solo en manos de las nuevas generaciones. Los maestros de hoy deben tomar conciencia de que están educando a los gobernantes, empresarios y maestros del mañana. Son, como nadie, quienes tienen la oportunidad de diseñar con su talento el mundo del mañana y cada vez un mayor número se percata de ello. Los gobiernos con sus funcionarios van y vienen, son efímeros; las escuelas se quedan y los maestros permanecen sembrando una semilla en sus pupilos. Por ello acaso Muñoz Cota decía que cada hombre era una semilla gigante que camina. Pitágoras, aquel filósofo y eminente matemático griego a quien debemos el popular teorema sobre el triángulo rectángulo, advirtió cinco siglos antes de Cristo: Educad a los niños y no será necesario castigar a los hombres -y alguien pudiera agregar- ni a los gobiernos. Recién salimos de un proceso electoral federal y en noviembre próximo iniciaremos formalmente uno local. Las últimas dos elecciones que los oaxaqueños hemos sufragado, han sentado de nuevo las bases de nuestra convivencia. Elecciones en paz, donde la derrota se aceptó, en que los órganos electorales cumplieron eficazmente con su organización y donde el electorado (aunque minoritario aún) decidió el rumbo que quería para Oaxaca y sus distritos. Esperemos que los elegidos el pasado cinco de julio sepan estar a la altura del compromiso que la gente les entregó en las urnas, ya que de nuestros últimos diputados electos en 2006 poco o nada supimos. Por el momento queremos ver a los nuevos en nuestra fiesta, cerca de la gente que les dio el voto y ganándose el beneficio de la duda entre quienes no votaron por ellos y quienes ni siquiera fueron a votar o anularon su boleta. La cercanía, la percepción de que un diputado es antes un ser humano son hoy presupuestos para hacer nacer una nueva actitud de los ciudadanos (en especial de las nuevas generaciones) ante la política y los políticos. El siguiente paso será el ejercicio responsable del cargo y del fuero pero siempre cerca de la gente.
Felices fiestas.