Se desmorona modelo maximato de AMLO con Adán-Monreal
Oaxaca, Oax. 24 de febrero de 2010 (Quadratín).- En la actualidad la delincuencia organizada tiene estrategias más sofisticadas para permear en el tejido social, parte de ellas consisten en destinar una buena cantidad de recursos económicos para financiar organizaciones protectoras de derechos humanos.
Un claro ejemplo ha sido lo ocurrido en Ciudad Juárez en la marcha y performance llevados a cabo hace algunas semanas, supuestamente por gente de la sociedad civil y organizaciones defensoras de derechos humanos, en donde quedó muy claro la manipulación de que fue objeto la población juarense, volcada en contra del gobierno y de las instituciones (cuerpos policíacos y fuerzas armadas), señalándolos como únicos responsables de la tragedia ocurrida en ese municipio, ¿y la sociedad acaso no es responsable también por consentir y solapar la corrupción entre el gobierno y los poderes fácticos? porque aquí va incluido el crimen organizado.
¿En qué momento algún juarense culpó a las organizaciones criminales de la extrema violencia e inseguridad que se vive en Juárez? El crimen organizado hoy en día tiene estructuras muy bien constituidas con excelente logística, en la que halcones, ventanas y jefes de las plazas son capaces de realizar con profesionalismo otras funciones además de las criminales, prueba contundente de ello fue la marcha en Juárez.
¿Qué ocurre cuando victiman algún miembro del Ejército, Marina o Policía en cumplimiento de su deber o incluso a los familiares de éstos? No se realizan movimientos masivos en defensa de los derechos humanos de las personas que arriesgaron la vida en la lucha anticrimen y menos se les da tanta cobertura nacional en los medios informativos.
¿Acaso sólo los delincuentes tienen derechos fundamentales y los miembros de las fuerzas armadas y cuerpos de seguridad no? los derechos humanos son inherentes a todos los individuos sin distingos, ya sean víctimas, ofendidos o indiciados.
Tener una sociedad mejor es un compromiso que debemos asumir todos, al ejercer con responsabilidad los derechos políticos y ciudadanos, evitamos que sigan proliferando las relaciones entre la cúpula del poder, crimen organizado y mundo de la corrupción.
Es determinante que al votar elijamos a los hombres, mujeres y equipos más idóneos para conducir el destino de nuestros estados, independientemente de la acertada o equívoca selección de candidatos que puedan hacer los institutos políticos y gobernadores sobre sus sucesores.
No permitamos que sigan tomando a las entidades federativas sólo como plazas electorales, impulsemos a las autoridades, a través de la participación ciudadana, y el ejercicio efectivo de nuestros derechos (a votar, a la información, a proponer) para que lleven a cabo una gestión pulcra del servicio público.