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OAXACA, Oax. 24 de diciembre de 2014.- El arzobispo de Oaxaca, José Luis Chávez Botello envió un mensaje navideño a las familias oaxaqueñas e hizo un llamado a la reconciliación en esta fecha.
A continuación el mensaje del jerarca católico:
La Navidad es la fiesta más universal; se celebra prácticamente en todos los rincones de la tierra. En nuestro país la celebración de la Navidad muestra una gran variedad de expresiones, de bellas costumbres, tradiciones y culturas; esto ya tiene un valor importante cultural y artístico que vale la pena conservar y fortalecer, pero hay algo mucho más importante: lo que da origen a la Navidad y sustenta la Navidad es el Niño de Belén, el Hijo de Dios que se hizo hombre para salvarnos. Sin Jesucristo la Navidad se vacía de su contenido, sentido y finalidad fundamental.
¿Es posible, tiene sentido celebrar la Navidad entre tanta violencia y división? Es palpable el drama en muchos hogares por la falta de amor, el hambre de amistad y de libertad en adolescentes y jóvenes, la desgracia de tantos niños que crecen sin amor y sin familia, la corrupción y falta de justicia en nuestra sociedad que cada día genera desgracias y acrecienta desintegración y violencia. Por todas partes vemos búsqueda de desarrollo y de superación pero con frecuencia por caminos falsos como en adicciones y corrupción; algunos desesperados caen en la irresponsabilidad y hasta en el crimen. “La Navidad no es un cuento de niños, es la respuesta de Dios al drama de una humanidad en busca de la verdadera paz” (Benedicto XVI).
La Posada de la Reconciliación social, fue un paso que nos abrió caminos hacia la paz. En la Virgen Santísima reconocemos a la mujer limpia desde su concepción, fiel a Dios, sencilla y servidora; dar posada a María es abrir las puertas a la fidelidad, a una vida más limpia, más sencilla y servicial desde el corazón. En San José reconocemos al hombre justo, al artesano que, desde la fe en Dios y con su trabajo honesto de cada día, supo afrontar las dudas, problemas e injusticias sin dañar a nadie; así cuidó y protegió la vida del Niño y de María. Abrir las puertas a San José es dar posada a la justicia, al trabajo honesto, dispuestos aún a sufrir antes que dañar a otros.
Así se encarnó el Hijo de Dios, se hizo niño, frágil, dependiente para reconciliarnos y mostrarnos el grande amor de Dios; se humilló, se “achicó” para enseñarnos a perdonar, a vivir como hermanos, a amar hasta dar la vida. María y José evocan a todas las personas fieles, sencillas y serviciales, a quienes se esfuerzan por ser justos y trabajan con honestidad para custodiar y fortalecer la familia y la vida, para impulsar una sociedad más humana. El Niño de Belén de manera tierna y discreta nos muestra que la búsqueda de superación y de placer, de poder, de dinero y de la misma ciencia sin amor auténtico son caminos estériles que llevan a la soberbia, al egoísmo y a la ruina de personas y pueblos.
Al ver las imágenes de María, de José y del Niño en nuestros “nacimientos”, no pasemos de largo sin recoger su sentido y mensaje; será escuela de humanismo y de virtudes para todos. Navidad nos muestra el camino del amor y de la vida auténtica; los signos de luz, adornos, fiesta, villancicos, el compartir y la alegría, aún en medio de oscuridades y problemas, son llamada de Dios. Así sabremos apagar resentimientos, evitaremos que el rencor, la violencia o la venganza se aniden en el corazón, en nuestra familia y comunidad; así tendremos el valor de reconocer el mal cometido y enderezar el camino, de pedir perdón y de perdonarnos entre personas, grupos y sectores de la sociedad. La Navidad nos muestra que ¡Dios no se cansa de perdonar, de amar!.
Con mi saludo y bendición para todos.
José Luis Chávez Botello
Arzobispo de Antequera Oaxaca