Emotivo cierre de presentaciones de Muerteada de Cuentos
Tres Valles, Veracruz. 12 de febrero del 2011 (Quadratín).- Resulta doloroso que en pleno siglo XX1 por la necesidad de llevar algunos pesos a sus hogares niños menores de edad realicen labores del campo que sólo son aptas para adultos, como es el corte de caña de azúcar.
Sólo basta dar un recorrido por la zona de abastecimiento del ingenio Tres Valles para percatarse del servicio pesado que prestan estos menores de edad que casi no pueden ni con el machete que utilizan para el derribo de la vara del endulzante que en montones acumulan para calcular su peso y enviarla a la factoría.
Según se pudo constatar esos menores que laboran en esa difícil tarea, no reciben ninguna garantía o prestación social, ya que al accidentarse se tienen que conformar con curaciones domesticas, pero lo que resulta aún peor se exponen también a un piquete de víbora o de algún otro animal ponzoñoso que les cegué hasta la vida.
Inclusive algunos de ellos Mitigan el cansancio al igual que los adultos con un trago de ñarro o aguardiente, resultando grave esa situación en esos menores de edad que por más que se esfuercen no comparan su avance en el corte de caña con los de sus padres, ya que cuando los adultos alcanzan a derribar tres toneladas, éstos apenas logran cortar apuradamente una, y según sus propias versiones el costo que les pagan es de 35 pesos por tonelada.
Mientras otros niños se encuentran estudiando, los infantes cortacañas de entre 12 y 16 años se tienen que fletar en las parcelas para ganarse la vida viviendo con apenas 35 pesos.
Por ser menores de edad los jefes de grupos no los pueden contratar, sin embargo los emplean evitándose el costo de 7 mil 500 pesos de contratación, cantidad que rigurosamente les otorgan a los adultos que se dedican a esas labores del campo, donde se incluyen hasta mujeres.
La explotación de menores es cosa rutinaria en cada zafra, sin que el IMSS se dé cuenta, también dejan de ir a la escuela.