Cortinas de humo
Análisis a Fondo
MÉXICO, DF., 27 de enero de 2016.- El señor Carstens (Agus) y todo economista que se aprecia de hijo putativo del Fondo Monetario Internacional y aquí, en nacolandia, del Ipade o de la Universidad Panamericana, brazos académico ideológicos de la Obra de Dios (Opus Dei) le echan la culpa de todos nuestros infortunios a otros. Le buscan las chichis a la culebra.
En el caso que nos ocupa, la devaluación del peso y la caída de los petroprecios, y todo el desmadre de la economía nacional con alta inflación y todo, a los chinos, como si los chinos estuvieran muy preocupados en afectar al mundo con su desarrollo gigante, producto de una simbiosis raramente estructural entre un capitalismo social y un comunismo equitativo y justo.
Dice Carstens, fondomonetarista, manchesteriano, reaganómico, pinochetista y neolibeal gobernador del Banco de México (Banxico), que vivimos «momentos inusitados», en un mundo con «aguas picadas» por la caída del precio del petróleo, la situación de China y la incertidumbre de la política monetaria en Estados Unidos. (¿Incertidumbre por la política monetaria de EU, si EU ya acabó con la política de subsidios a su economía, hecho que lo tenía postrado ante la curva de Gini?)
Ah y defendió lo indefendible. La política a favor de los especuladores con las monedas, especialmente con el dólar estadounidense y el peso mexicano. Miren lo que dijo el angelito: “las subastas (de entre 200 millones y 400 millones de dólares al día) parte de la política cambiaria, que sólo atizan la especulación de los millonarios, es una responsabilidad compartida entre la Secretaría de Hacienda y el banco central y tienen como objetivo suavizar los movimientos cambiarios en el mercado en momentos álgidos y no defender un nivel específico”. Uf. Ojalá así fuera. Lo cierto es que esa política ha afectado horriblemente a las reservas internacionales de México. La semana pasada habían perdido cerca de 500 millones de dólares y vayan contando, aunque para no seguir afectando esos ahorros, en los últimos días no el banco central no ha organizado subastas.
Y mire lo que son las cosas. Todo esto afecta a todo, todo en la economía es interdependiente, sobre todo los muy ricos de los muy pobres. Estos últimos son los que financian a los ricos y aumentan exponencialmente sus caudales. Pero la economía de los ricos también sale afectada. La de los pobres ya ni hablar de ella. Siempre está y estará jodida.
En cuando a la economía de los poderosos, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) estimó un crecimiento económico de 2.9% para México en este año (2016), cosa que no es nada nueva. Es el mediocre nivel en el que siempre se mueve la economía mexicana y es insuficiente para satisfacer la demanda de empleos que cada año rebasa el millón y medio de trabajadores de primer trabajo. Ah, pero según los economistas de la organización, “diversos factores pueden evitar que alcance esa expansión.” Qué feo. Y los tolucos, felices porque nos ubican casi en el 3 por ciento. Pinchurriento 3 por ciento, cuando deberíamos de estar creciendo desde hace muchos años al 6 por ciento anual cuando menos. Lo demás son jaladas de economistas chafas.
Ni duda cabe, como lo advierte la ONU, que la caída de los precios del petróleo puede favorecer el crecimiento de economías desarrolladas, las cuales van a provocar que haya una mayor expansión del PIB y del comercio exterior. Aunque la baja de los precios puede afectar –no puede afectar. Los está afectando y de manera estúpida- a países emergentes por la excesiva dependencia que tienen del crudo. Lea México, que dicen que ya se divorcio del petróleo, pero no es cierto porque lo fuera no estaríamos sufriendo tanto.
Hubo este martes 26 de enero (y es muy normal; no quiere decir nada, ni que las cosas mejores. Recuerde que el paciente, cuando va a morir mejora), una ligera apreciación del peso tras un repunte de los precios internacionales del petróleo por encima de los 30 dólares por barril, y con el mercado atento a una reunión de la Reserva Federal de Estados Unidos, que el miércoles dará a conocer un anuncio de política monetaria. Pero el dólar seguirá revaluándose a pesar de la ligera depreciación de 12 centavos.
Pero China está muy lejos de afectar la caída del petróleo o la depreciación del peso. Caramba. A quien le importa el peso en Hong Kong, o en Shangai, o en Formosa, cuando tienen serios, muy serios problemas socioeconómicos por la sobrepoblación de pobres y miserables.
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