Bloquean vecinos de la Gómez Sandoval por obra inconclusa
OAXACA, Oax. 7 de junio de 2014 (Quadratín).- “Jamás me imaginé esto, pido de todo corazón que me vengan a apoyar por mis niños, yo ya estoy grande…nos quedamos sin nada, se perdió todo, sus libros de la escuela, su ropa…todo…no tenemos nada”.
Son las palabras de doña Guillermina Ramírez López, una de las cientos de personas de San Francisco Telixtlahuaca, afectadas por las fuertes lluvias registradas la noche de este viernes en el valle de Etla y que causaron el desbordamiento del río que atraviesa por ese lugar.
Gruesas lágrimas comienzan a rodar en su rostro mientras relata lo sucedido apenas unas horas atrás, en medio del desastre en que quedó la que ha sido su vivienda por 33 años. “Nos quedamos en la calle”, susurra con tristeza.
El panorama en la Avenida Ferrocarril de la Colonia El Llano, es desolador. Lodo por todas partes, enseres domésticos, muebles, aparatos eléctricos, colchones, documentos ropa y alimentos, junto con muchas otras cosas permanecen afuera de las casas.
Ahí está doña Guillermina, tratando de rescatar del fango algunas pertenencias y con la incertidumbre de no saber donde podrá pasar su familia las siguientes noches, pues con ella viven su nuera y nueve nietos pequeños.
“Nos quedamos aquí en casa del vecino, amontonaditos todos, algunos nos trajeron cobijas y ropa para los niños”, dice la mujer de avanzada edad que calcula tardará al menos ocho días en regresar a su vivienda donde la noche del viernes, por el incremento del agua, su nuera y dos de sus nietos se quedaran atrapados y fueron rescatados por vecinos y policías del lugar.
Fuimos a ver al presidente municipal para que abriera un albergue donde pudieramos quedarnos con los niños, pero el Centro de Salud no nos lo quisieron dar porque una muchacha que quedó de encargada no lo quiso abrir, a ver ahora donde nos vamos a quedar porque parece que va a seguir, comenta refiriéndose a la lluvia mientras dirige los ojos al nublado cielo del que ya comienzan a caer nuevamente algunas gotas.
Doña Guillermina da un respiro y se consuela: fue una pérdida total, pero gracias a Dios a mi familia no le pasó nada.
Mientras espera la ayuda, toma nuevamente sus utensilios de limpieza y sigue con su labor. Tal vez el lodo se quite en unos días más, pero el recuerdo de este día será imborrable en su mente.