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El mundo de las elecciones
OAXACA, Oax., 13 de diciembre de 2015.- Se dice con justa razón que la salud de toda democracia depende de un mísero problema técnico- procedimental: hacer que los ciudadanos salgan de su casa para asistir a la casilla y voten por los candidatos.
Este procedimiento que se ve tan sencillo, implica tener las condiciones necesarias para que ello suceda, requiere del auxilio de las ciencias sociales como la sociología, la ciencia política, la sicología, la antropología, la ciencia del derecho, las ciencias de la comunicación, pero sobre todo, requiere de la experiencia, mucha experiencia.
La condición necesaria que debe tener toda elección es la competencia, que las principales fuerzas, partidos o personas, tengan posibilidades similares para ganar el poder público en disputa, que haya incertidumbre sobre el ganador de esa elección o de esas elecciones.
Sin competencia y sin incertidumbre no hay elección. Antes del año de 1995, en Oaxaca no había elecciones por no existir las condiciones descritas, incluso, podemos decir que antes de 1988 en nuestro país tampoco.
Al dominar un solo partido, esto es, el PRI, y al tener un Presidente de la República todopoderoso, las autoridades del poder público en Oaxaca, es decir, el gobernador, los diputados y los presidentes municipales, se designaban, sometiéndose a un procedimiento plebiscitario más que a una elección. El plebiscito era una ratificación de los gobiernos de la Revolución, una especie de consulta sobre las bondades de los gobiernos priístas, pero no había elección porque no había nada que elegir.
En Oaxaca, durante el siglo XIX, la designación de los gobernadores estuvo al vaivén de la lucha entre liberales y conservadores, entre federalistas y centralistas, que se desarrolló a nivel central. Durante el gobierno de Porfirio Díaz, fue evidente la influencia del Presidente, siendo además su tierra. Durante el régimen de la Revolución fueron sus Presidentes los que definían sobre quién debía gobernar y cómo gobernar el Estado oaxaqueño.
Se puede o no estar de acuerdo con estas realidades, pero los oaxaqueños estuvimos muy lejos de las preocupaciones electorales. El buen o mal gobierno en el Estado no era nuestra preocupación, fue más bien de los dirigentes nacionales y del Partido Revolucionario. Un mal gobernador era sustituido por otro y no teníamos que soportarlo durante largos seis años.
Se puede decir que el soberano, el pueblo, estaba ausente durante estos periodos. La ausencia del soberano, era pues un sacrilegio a la costumbre democrática, mas sin embargo, la voluntad del soberano, expresada en las elecciones, si no produce un buen gobierno, es también un sacrilegio a la santa democracia. Del quién debe gobernar debemos pasar del cómo gobernar.
De la necesidad de la participación del soberano entramos al mundo de las elecciones. Este mundo trata de hacer un llamado al soberano para que exprese su voluntad. Pero da la casualidad que esta voluntad no es libre, está mediatizada, manipulada, enajenada. El pueblo no se expresa en libertad en las elecciones. No elige lo hacen elegir, he aquí la gran contradicción.
Las elecciones vistas de esta manera, el conocimiento y las ideas juegan papeles primordiales, transforman las cosas, movilizan, inmovilizan, mueven a las personas, administran bienes y conceptos. La ciencia y la técnica son las grandes manipuladoras de la conciencia ciudadana. Los medios utilizados son diversos, las redes sociales juegan un papel fundamental para la transmisión de ese conocimiento y de esas ideas mediatizadoras.
La influencia más importante de los medios en el mundo de hoy, en el mundo de las elecciones, es la transformación de la mentalidad de la gente. Los gobiernos y los partidos gobernantes tienen mano para ello.
En esta influencia en la mentalidad de los ciudadanos, no se hace para que utilicen la razón, la búsqueda del voto razonado no está en el currículo de las elecciones. El cálculo electoral se basa en incidir sobre las emociones de los votantes, se trata de influir en su comportamiento y no en sus saberes. Hay que crear en ellos entusiasmo o en su caso depresión. Entusiasmo sobre la candidatura y depresión en la evaluación de los contrincantes.
Por otro lado, la incertidumbre sobre los resultados, provoca atención hacia la necesidad de la información política, por eso, los candidatos necesitan de la campaña, necesitan informar de manera constante a los ciudadanos. Deben de producir dos sentimientos básicos en los electores: la esperanza y el miedo. La esperanza si se está ante un mal gobierno y miedo si se está en el gobierno. Así, el componente emocional es la clave de las elecciones.
Las emociones incluyen valores, estos modelan las decisiones de los ciudadanos, esto sucede con más frecuencia que atender a los intereses de los votantes. La gente vota al candidato que le provoca los sentimientos adecuados, no al que presenta los mejores argumentos.
De esta manera, se debe dejar constancia que los mensajes de los candidatos y partidos que no tengan potencia mediática no existen para el público. Entonces no existen mejores candidatos de por sí, si no quién comunica mejor.
Si todo lo afirmado tiene bases objetivas, debemos de estar atentos sobre el desarrollo del proceso electoral en nuestro Estado. Si ya estamos en una etapa en donde las elecciones son primordiales, debemos aceptar sus necesidades y consecuencias.
En verdad no tenemos elecciones de un nivel de régimen electoral civilizado, nuestras elecciones, en los últimos dos procesos, en sus normas, procedimientos, en sus actores y autoridades son muy rupestres, llenas de trampas, manipulaciones, corrupciones, son desiguales, injustas, violan todos los principios, que se supone deben tener: legalidad, imparcialidad, certeza, independencia y máxima publicidad. Son sucias de inicio a fin.
Bueno así son y así las hemos hecho. Las hemos ensuciado en demasía en poco tiempo, apenas en diez años. Mas sin embargo, con todo, son competidas. Por esta misma competitividad, en el ámbito de los precandidatos, a fines del año del 2015, ha habido una especie de selección natural, en términos de Darwin, entre los mismos.
Porque han logrado transmitir sentimientos, valores, emociones, se perfilan como competidores: Alejandro Murat, Eviel Pérez Magaña, Benjamín Robles Montoya, Gerardo Gutiérrez Candiani y Eufrosina Cruz Mendoza. Los demás aspirantes, pueden ser buenos precandidatos, pero no han sabido transmitir sus bondades en el electorado.
Algunos podrán afirmar que será en las campañas en donde logren su máxima expresión, la duda es razonable, nos acogemos a ella, sin embargo, las campañas son cortas, a veces no alcanza para llegar en forma, a veces falta tiempo, así, lo ganado en los tiempos fuera de precampañas y campañas se vuelve fundamental para ganar las elecciones, así lo dice la ciencia, la historia, los que saben y los que tienen la experiencia. En las elecciones ya no caben las improvisaciones.