El pleito eterno: política vs brevedad
Definición de candidatos
OAXACA, Oax. 24 de enero de 2016.- Al aceptar y legitimar la vía electoral como el medio más adecuado de convivencia política entre los ciudadanos oaxaqueños, obliga a someterse a las reglas que las leyes electorales determinen. Una de estas reglas se refiere a la postulación de los candidatos.
De acuerdo a dicha normatividad, se determinan dos formas de postulación: Por los partidos políticos, en coalición o no, y por ciudadanos independientes de los partidos. Los partidos políticos postulan a sus candidatos de acuerdo a sus estatutos. La ley determina un tiempo para ello denominado tiempo de precampaña.
En medio de estos procesos formales se desarrollan procesos de decisiones políticas que requieren de los dirigentes partidistas, responsabilidad ante su militancia y ante los ciudadanos en general. Conocimiento de la relación de fuerzas del lugar para preferir a un candidato de otro. Conocer de las mediciones de posibilidad de triunfo del candidato ungido o en su caso, si se es un partido pequeño, cómo crecer más en relación a resultados anteriores.
Asimismo, seleccionar al candidato idóneo de acuerdo a los contrincantes. Al que en plena competencia pueda crecer más y arrastre mayores simpatías. Si el partido es fuerte, al candidato que tenga más identidad, en caso que no hubiera, elegir a un candidato externo ganador.
Para conocer tales variables, existen dos métodos: el primero es someter a competencia interna a los precandidatos para medirlos en campo y observar su desenvolvimiento y valorarlos en consecuencia; el segundo método, tomar una decisión vertical y postular al mejor evaluado. Habría que decir que toda evaluación estará en relación directa con el demos, es decir, el ciudadano y no de las simpatías de los dirigentes o de los gobernantes.
Contará mucho, desde luego, el perfil del postulado: Buena presencia física, personalidad, agilidad para estructurar ideas, capacidad para las contingencias que ofrece la lucha electoral, inteligencia para el debate público, simpatía, perfil ganador, perfil de honesto y honrado, con capacidad para el trabajo de organización.
Como se puede deducir, la postulación de un candidato tiene más de racionalidad que de sentimientos emocionales o de querencias. Los candidatos que son postulados más por intereses, por afinidades, por compromisos, regularmente son poco competitivos. Esto, desde luego, en un contexto de alta competencia electoral.
De acuerdo con lo anterior, la postulación de los candidatos a gobernador de Oaxaca tiene diversas lecturas que bien valen exponerlas en este escrito.
Primero aceptemos la realidad imperante de estas elecciones: la necesidad de las coaliciones electorales o llamadas también alianzas. Partido que no va en coalición electoral corre el riesgo de no ser competitivo. Los 12 partidos que entrarán en competencia necesitan de las alianzas para ser competitivos. La misma dispersión de los partidos obliga a la celebración de las alianzas electorales. Por estrategia de mediano plazo, los partidos MORENA y Movimiento Ciudadano han manifestado su deseo de no celebrar alianza alguna, el partido local Renovación Social está impedido legalmente ir en alianza por ser su primera competencia.
Dentro de la racionalidad, se puede sostener que la lucha por la gubernatura se dará en términos de alianzas electorales.
Una segunda condición imperante en estas elecciones consiste en la necesidad que tienen los partidos de evitar fracturas internas a raíz de la postulación de sus candidatos. Algunos lo pueden evitar mediante la práctica de la competencia interna que requiere de acuerdos previos para aceptar los resultados. Esta vía lo ha instrumentado el PRD, a fines del mes de enero del año 2016, ya tenía registrado a dos competidores, a José Antonio Estefan Garfias y a Benjamín Robles Montoya.
En relación al PAN, por acuerdo de su dirigencia nacional con el PRD, a este último tiene mano para definir el candidato para Oaxaca, así como el PAN lo tiene en Veracruz, por ejemplo.
En relación al PRI, este partido decidió postular a un solo candidato, evitando la competencia interna, dejando a la dirigencia nacional la responsabilidad de hacer los análisis necesarios para determinar los mejores perfiles del candidato, para someterlo a la decisión del Presidente de la República. El trabajo de la dirigencia nacional es evitar fracturas graves en el seno del priísmo oaxaqueño y postular al más competitivo. La posibilidad de triunfo del partido dependerá de su capacidad para convencer a todos los contendientes de la precandidatura de no realizar contracampaña, mucho menos de apoyar a otros candidatos.
En aras de esta necesidad, los precandidatos Mariana Benítez, Alejandro Murat, Eviel Pérez Magaña, Samuel Gurrión, Fernando Gómez Sandoval, Javier Villacaña y Martín Vásquez Villanueva, firmaron el documento correspondiente para respetar la decisión de la dirigencia nacional o en su caso, del Presidente de la República, Enrique Peña Nieto. Nadie puede dudar que el Presidente de la República tomará la decisión de acuerdo a la información que le haga llegar el Presidente del PRI, Manlio Fabio Beltrones.
El empresario Gerardo Gutiérrez Candiani entró en la competencia por la vía de candidato ciudadano, de acuerdo a los documentos básicos del partido, como una alternativa si no hubiese acuerdos entre los candidatos militantes.
Como se puede deducir, se impone la lógica de la competitividad de los postulados, no importa la identidad partidista, la militancia, su capacidad para realizar un buen gobierno, su posición ideológica, de su programa y visión que tenga de Oaxaca, importa sólo su eficacia como candidato. Puede ocurrir que se tenga un magnífico candidato pero mal gobernante.
En estas elecciones, Oaxaca le apuesta a la continuidad del grupo gobernante o tener la posibilidad de tener una segunda alternancia. De acuerdo a la lógica de las componendas del grupo gobernante nacional, que tiene hegemonía política, integrado por miembros de los partidos del PAN, PRI y PRD, pueden determinar que Oaxaca le toca al PRI, en esta hipótesis, estaremos ante el fenómeno electoral de gobierno por turno y no de alternancia.
En la alternancia entra, por lo menos, la competencia de proyectos, si no contrapuestos, por lo menos distintos; en el gobierno por turno, es simplemente el permiso para que “hoy me toca a mí”. En este sentido, los candidatos propuestos son cartas marcadas por acuerdos previos, por lo tanto, no importará que el candidato postulado no cuente con las características adecuadas para competir. Este proceso de ir a las elecciones con acuerdos previos, se le llama: democradura.
La posibilidad de la democradura en Oaxaca es una realidad, así, de esta manera, la tercera opción es una alternativa democrática o en su caso, la posibilidad de triunfo de Morena.