Diferencias entre un estúpido y un idiota
Tres candidatos
OAXACA, Oax. 28 de febrero de 2016.- Los días 23, 24 y 25 de febrero del 2016 se formalizaron las candidaturas a gobernador del Estado por las coaliciones del PRI, PVEM y PANAL; PRD, PAN y PT; y MORENA respectivamente; recayendo en las personas de Alejandro Murat, José Antonio Estefan y Salomón Jara.
En un contexto de extinción de las ideologías, es inútil ubicar a estos candidatos en una determinada posición ideológica, por el contrario, de acuerdo a sus declaraciones públicas, convergen en una sola manera de concebir a la realidad y de su proyecto correspondiente para Oaxaca.
Para los tres la única alternativa para el Estado oaxaqueño es la mercantilización de la vida social, política y económica; someterse a las leyes de la razón instrumental; sujetarse a las leyes de la democracia representativa y alienarse a los designios de la individualidad. Alguno lo expresa mejor que otro, pero en esencia es el mismo discurso.
Al converger en un mismo proyecto social, político y económico, una sola visión y concepción de la historia moderna del hombre, como el erizo, necesariamente se hace resaltar las virtudes y defectos de cada uno de ellos, por ende, se les condena a una valoración ética (lo que son de sí), y a una valoración moral (lo que son con los demás).
En sus interpretaciones de la realidad oaxaqueña, los tres concuerdan que son: la pobreza de su gente, la exclusión de la mayoría de su población, la falta de inversión de capital, su escasa infraestructura en caminos, agua potable, producción agrícola e industrial, mala educación, servicios de salud pésimos, emigración de su fuerza de trabajo calificada, alta corrupción de sus funcionarios. Todo esto lo traducen a la falta de capacidad de gobierno y a la ineficiencia del partido en el poder y consecuentemente, del titular del Poder Ejecutivo.
Si bien el diagnóstico es acertado, en mi concepción, confunden las causas con los efectos. Todo lo anterior lo ven como las causas por lo que Oaxaca esté así, sin pensar que son los efectos de un modelo de vida social o como a ellos les gusta decir, el modelo de desarrollo, que no es el adecuado. Es el modelo quien produce y reproduce las condiciones de la desigualdad.
Para la búsqueda de la solución, los tres plantean diferentes caminos, caminos dentro el mismo modelo. Alejandro Murat le apuesta a su capacidad, preparación académica, experiencia en los asuntos de gobierno, su juventud y energía para ser eficaz en la solución pronta de los grandes males que aquejan a los oaxaqueños. Para él, la situación de los oaxaqueños se agravó con el gobierno de una coalición que demostró no estar a la altura de las necesidades de los oaxaqueños. Invita a los oaxaqueños a sumarse a un esfuerzo común de gestión pública como el método más eficaz de gobierno.
José Antonio Estefan pone el acento de que la transición democrática debe de culminarse, que sería un error garrafal permitir el regreso del PRI autoritario, que cuenta con más de 30 años de experiencia política y administrativa para resolver los grandes problemas de Oaxaca, se pronuncia por un combate frontal de la corrupción de los gobiernos priístas.
Para Salomón Jara, MORENA y no él, tiene las virtudes necesarias para conducir a los oaxaqueños a estadios de felicidad que gobiernos priístas se han encargado de detener. MORENA, como organización de ciudadanos virtuosos serán los encargados de lograr esa felicidad terrenal que tanta falta hace a los oaxaqueños.
Es evidente que los candidatos han hecho un diagnóstico parcia del Estado oaxaqueño, por eso, no han planteado un gobierno distinto para el caso. Para mi punto de vista, no existe una problemática general llamada Oaxaca, cada región, cada pueblo indígena, cada lugar, necesita que el gobierno se invente y se reinvente en razón de la naturaleza del lugar, de la correlación de fuerzas políticas, sociales, económicas y étnicas. Con pura pasión y voluntad no será posible marcar las rutas correctas para alcanzar la felicidad de los pueblos oaxaqueños. Oaxaca no necesita una curación normal necesita de una cirugía mayor.
Si el acento se pone en el hombre que debe gobernar, es indispensable que goce de las virtudes necesarias. En primer lugar debe de gozar de una fortaleza a toda prueba. Ha de ser sano y de excelentes condiciones físicas, así lo requieren los negocios públicos. Se requiere también de una naturaleza muy firme, muy segura, para no dejarse llevar por los momentos críticos y desastrosos del Estado.
Debe ser lo suficientemente ambicioso para alcanzar sus metas, sin ambición, es inútil esperar resultados exitosos. Para ser recordados en los anales de la historia de manera gloriosa, deben ser excelentes gobernantes.
Los gobernantes exitosos no viven de las contingencias, tienen que tener una visión de largo plazo. Max Weber se refirió a este tema de la siguiente manera: “La pasión no convierte a un hombre en político si no está al servicio de una causa y no hace de la responsabilidad con esta causa la estrella que oriente su acción”(Laveaga, Gerardo. Hombres de Gobierno. Edit. Debolsillo. México, 2008, p. 21).
Es evidente que tener una idea de destino, incluso, de una utopía, es lo que hace que tenga defensores y seguidores. También a los buenos gobernantes les debe de acompañar un poco de fortuna. Ser hombre de buena suerte ayuda mucho en la gestión pública.
En los tiempos modernos, ante la excesiva corrupción de los gobernantes, necesitamos de hombres íntegros, de hombres honrados, para desempeñar los cargos que la ciudadanía les ha conferido, “porque son los individuos, con sus creencias y sus miedos, sus acciones y omisiones, los que construyen y hacen funcionar las instituciones que alientan al Estado”( Laveaga, Gerardo. OP. Cit. p. 27).
En esta tesitura se tienen que situar a los tres candidatos, que son los que tienen mayores posibilidades de gobernar Oaxaca. Así, a Alejandro le hacen pesar el apoyo de su padre para ser candidato del PRI al gobierno oaxaqueño, partiendo del supuesto de que José Murat sería un lastre para él. A José Antonio Estefan, le pesa un pasado de poca consistencia ética y moral. De promotor de la campaña de Eviel Pérez Magaña pasa a ser funcionario del contrincante Gabino Cué, de priísta irredento pasa a ser un fiel vasallo perredista y acepta sin más el apoyo del gobernador Cué para ungirse como candidato, aún más, ni por asomo realiza una crítica al gobierno corrupto a que sirvió. Salomón Jara le pesa su desempeño como funcionario de Cué, función que le es catalogado como incapaz y con posibles actos de corrupción.
Salvo el caso de Alejandro Murat, que no es posible atribuirle ser hijo de un padre cuestionado por algunos, los otros dos son responsables de lo que se les atribuye. Sin embargo, las diferencias de grado entre sus virtudes no cambia el hecho de que conducirían a Oaxaca hacia un detrimento más agudo de las malas condiciones de existencia de los oaxaqueños. En este sentido, necesitamos de la aparición del zorro, como alternativa del proceso de suicidio colectivo que nos marca las políticas globales de la mercantilización, la razón instrumental y la democracia representativa.