Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
Mal gobierno de partidos
OAXACA, Oax. 20 de marzo de 2016.- La institucionalización de los gobiernos por medio de los partidos en los municipios indígenas, no ha traído beneficios a sus poblaciones, muy por el contrario, las instituciones comunitarias al deteriorarse, se produce retroceso o estancamiento en los mismos.
Hasta hoy, no se conoce municipio indígena que haya alcanzado alto nivel de Buen Vivir por medio de la administración de los partidos políticos. Si esto es así, no es posible seguir por esta vía e insistir por este modelo de gobierno y administración. El caso más emblemático de deterioro y corrupción es Juchitán. Botín de partidos.
En cambio, el gobierno y administración a través de las instituciones comunitarias, a pesar de tener en contra el gobierno, tanto local como federal, los partidos, las iglesias, el sistema educativo, el sistema jurídico, el modelo económico, etc., ha sido capaz de mantener niveles adecuados de Buen Vivir, si bien a niveles de subsistencia por la relación de encomienda en que se está.
La exclusión y marginación de las instituciones comunitarias por el orden estatal, produce la relación de encomienda que los gobernantes no se atreven a reconocer. El gobierno de los partidos en los municipios indígenas es una de esas instituciones que reproduce esa relación de encomienda.
Hasta hace algunos años los municipios indígenas no recibían recursos financieros del Estado, a pesar de ello, las poblaciones se mantenían por sus instituciones comunitarias, como el tequio y la gozona. La alternativa comunitaria es una estrategia más acorde con la visión de los pueblos y comunidades indígenas, más acorde con las necesidades de la naturaleza y más efectiva, para alcanzar mejores niveles de Buen Vivir.
Lo más dramático consiste en que los partidos se han olvidado de los proyectos de futuro, todos viven y actúan en la contingencia, en la inmediatez, de tal forma que la distinción de sus gobiernos se mide por sus personajes. Como la naturaleza humana no tiene nada de cristiana, resulta de ello, gobiernos corruptos, ineficaces y condenan a sus poblaciones a la miseria y a la exclusión del Buen Vivir.
Ahora, si los partidos hablan de progreso, de democracia, de igualdad, de bienestar, serán sólo alcanzables en el futuro, sólo como tierra prometida y nos condenan a los sacrificios del momento. Comentando a Herzen y a Bakunin, dos grandes pensadores rusos, Berlin destaca: “Allí tenemos, también, a los que hablan de “progreso” y están dispuestos a sacrificar el presente al futuro, a hacer que los hombres sufran hoy para que sus descendientes más remotos puedan ser felices, y que condonan los crímenes más brutales y la degradación de los seres humanos porque son medios indispensables hacia alguna felicidad garantizada”(Berlin, Isaiah. Pensadores Rusos. Edit. FCE. México, 2014, p. 179).
Los partidos ofrecen dos vías: administrar la contingencia o prometer una vida futura a partir de sufrir sacrificios del momento. Pragmatismo y sueño futuro es lo único que representan los partidos. Pragmatismo que deteriora las relaciones sociales y sueño del futuro que requiere de sacrificios presentes.
Para los partidos políticos la vida tiene una lógica, lógica que se aparta de la misma historia. La meta, la lógica partidista, es que todos los municipios lo sean bajo el gobierno de los partidos. En este sentido, no hay historia, hay lógica, nos espera no la gloria sino el infierno. La vida de los municipios y comunidades indígenas ya está escrita en un libreto para los partidos, luego entonces, considérese ya la pérdida de todo interés, ya es innecesaria la acción de los pueblos, nos podemos sentar en el corredor de nuestras casas y dejarnos llevar por la lógica de las cosas.
Por el contrario, en la vida comunitaria no existen caminos ya diseñados de una vez y para siempre, para las asambleas, nuestra historia es improvisada, porque surge de la deliberación, de la voluntad general, que no siempre es homogénea, no hay veredas reales, siempre habrá atolladeros que salvar, nuevos desafíos que enfrentar, se presentan descontentos que solucionar, existen fuerzas internas que luchan por proyectos alternativos. En la vida comunitaria se señalan muchos caminos por donde transitar, en donde no es posible el consenso, la gente grande, los principales, los tatas, nos planteará una suma de posibilidades.
Siguiendo por la vía de los partidos políticos, que han perdido su naturaleza como asociación de ciudadanos en búsqueda de un proyecto común bajo una guía ideológica, no hay presente, no hay futuro para los pueblos indígenas, sólo pasado, sólo recuerdos de exclusión y de relaciones de explotación y dominio.
Si no son alternativa, por qué se sigue insistiendo, tercamente por este modelo de gobierno y de administración. Sencillamente porque así conviene a nuestros amos, a nuestros señores, a nuestros explotadores. Estamos tan subsumidos en este tipo de relaciones que hasta la relación, que llamamos de encomienda, nos parece de lo más natural.
La rebeldía sólo les invadida hacia unos cuantos, estos, regularmente pueblan los panteones y las cárceles. Subsumidos los municipios y comunidades con carceleros, con insignias de los partidos, no importan sus colores y emblemas, son los capataces de los encomenderos del Estado. Los falsos redentores del indigenismo, que también cumplen con la función de capataces de la encomienda estatal, se presentan como nuestros representantes oficiosos ante las instancias de gobierno, se comportan como fieles seguidores y reproductores de las relaciones de dominación.
Ante esta situación lamentable de nuestros municipios, es necesario que los más de cien de los municipios indígenas que se gobiernan y administran por partidos políticos, tomen la iniciativa de restituir sus instituciones comunitarias, volver a sus prácticas democráticas, de discusión, deliberación y consensos en las asambleas y ya no permitir que desde las oficinas de los partidos políticos les impongan candidatos y gobernantes corruptos, ineficaces y reproductores de las relaciones de encomienda.
Ramón Torres Galarza ha escrito con exactitud sobre el carácter del gobierno comunitario de los pueblos y comunidades indígenas: “Nuestras culturas en su pluralidad han desarrollado formas de organización, estrategias de sobrevivencia, costumbres, saberes de conservación, formas de producción y de productividad que indudablemente hoy buscan ser parte del mercado, conservando identidad. Sociedades con mercado y no sociedades de mercado”(Torres Galarza, Ramón. Las Revoluciones en democracia, las democracias en revolución. En: José Luis Coraggio, et,al., Reinventar la Izquierda en el Siglo XXI: Hacia un Diálogo Norte- Sur. Edit. Universidad Nacional de General Sarmiento. Buenos Aires, Argentina, p.315).
Más o menos con 530 municipios que se rijan por sus instituciones comunitarias, por sus principios y valores, que no son por los de la mercantilización, la razón instrumental y de la democracia del dinero y de la corrupción, se tendrá la posibilidad de cambiar el rumbo de nuestra historia: Siempre incierta y siempre en construcción.