Obtiene Fiscalía de Oaxaca prisión de 75 años por secuestro en la Costa
OAXACA, Oax. 13 de enero de 2015.- La ciudad de Oaxaca se volvió tierra de nadie. «¡Dejen de grabar, dejen de grabar o les partimos su ma…!»
El grito en el crucero vial de Cinco Señores amedrentó a periodistas en la zona. La orden, de embozados, presuntos maestros de la Sección 22 del SNTE, entremezclados con vándalos que lidera Adán Mejía.
El objetivo: impedir que se grabara el destrozo de cámaras de vigilancia del sistema del Centro de Control, Comando y Cómputo (C4) de la Secretaría de Seguridad Pública; los ojos de la vigilancia virtual.
«¡Qué no entienden! ¡Que dejen de grabar les estoy diciendo!», vino el grito, al amparo de la oscuridad de un caótico martes. Y de inmediato uno de los sujetos arrebató el teléfono celular a la reportera Denisse Pérez, de un periódico de la ciudad de Oaxaca. La joven no tuvo más remedio que entregar su equipo y prácticamente huir del lugar.
Pero las atrocidades continuaron. A medida que llegaban los comunicadores, las amenazas salían.
«Ya mejor vámonos, acá corremos riesgo»; la resignación de otra reportera, ésta camarógrafa. «Sí, vámonos, estos energúmenos no entienden», tercia un fotógrafo, tras captar unas cuantas imágenes.
Sin policías en la zona, sin vigilancia, sin intervención de la autoridad ministerial, los mentores continuaron con su impunidad.
Hoy, como todos los días, la Sección 22 también impuso su ley, a la misma hora en que en una mesa de cedro del DF se discutía el futuro de Oaxaca. Y se apapachaba otra vez al magisterio.