Día 18. Genaro, víctima de la seguridad nacional de EU
El arte de elegir
“Tal es el conjunto de nuestras leyes…
oscuras unas y contradictorias otras,
que por haberse expedido en diversas épocas
y bajo distintos sistemas de gobierno…
originan repetidas consultas que quitan el tiempo
que debiera emplearse en otras cosas de utilidad…”
BENITO JUÁREZ. Informe de Gobierno, Oaxaca 1849.
OAXACA, Oax. 3 de enero de 2016.- Políticamente, el arte de Elegir por antonomasia es el que se presenta en un proceso electoral y sobra decir que la palabra deriva del primer verbo. La mayoría lo sabe, lo asume y sin ninguna amenaza acude a la urna a depositar su simpatía o demostrar su rechazo por tal o cual alternativa, propuesta o personalizada en alguna o alguno.
Elegir forma parte del ADN del ser humano. Es un acto de libertad resultado de un proceso mental y, por tanto, distinto al de los actos instintivos como lo son el de alimentarse en la tierna edad, gatear, caminar o incluso amar (a no ser en el sentido platónico o religioso).
Elegir es pues no sólo un acto de libertad, sino parte sine qua non de ella (de la misma libertad). Elegir es, incuso, un acto anterior a la Libertad, por tanto primero en tiempo también a la Propiedad y por lógica al Derecho. Elegir es un acto abstracto del que depende la Vida misma.
La vida es un ejercicio permanente de elección, las más de las veces entre lo bueno y lo malo, con el peligro de atrofiarse abstractamente por lo maniqueo. En términos seguramente científicos Elegir es una operación mental radicada en la teoría de la elección racional, entre ventajas y desventajas, entre lo que nos beneficia o nos afecta.
Todo proceso de elección es parte de la vida y, por tanto, de la más noble y compleja labor del ser humano, la ciencia y el arte de la Política. El devenir de la Prueba-Error no escapa a ninguna de ellas y es el ejercicio permanente que les da sustento, a ello se le reconoce como experiencia.
En este 2016 habrán de ejercitar su capacidad de Elegir las y los ciudadanos de alrededor de una docena de entidades federativas de la república mexicana, en medio de un Estado Democrático de Derecho que hemos logrado construir en apenas una generación, es decir en menos de 20 años.
Un sistema electoral moderno que ha sido un logro de todas y todos, reconocido como un sistema de normalidad democrática con sustento constitucional con igual calidad en su hermenéutica jurídica, es decir, de garantía universal o supranacional (Ferrajoli dixit), donde prima la racionalidad electiva, es decir, la Libertad llevada a la urna, sin barreras, ni tabúes, ni mucho menos donde pueda campear la ignorancia jurídica o el paleopositivismo pseudojurídico, sino la competencia global donde decide la Regla de la Mayoría, donde priman los derechos fundamentales con base en la gran Libertad de Elegir.
Para México será una jornada ejemplar la del próximo primer domingo de junio donde están llamados uno de cada tres mexicanos. Para Oaxaca también y ejercitarán su libertad electora más de dos y medio millones de oaxaqueños.
¿A quiénes elegirán? A quienes su operación racional les indique, después de contrastar personas y propuestas en la precampañas y campañas, después del marketing electoral, de la llamada spotización y hasta de la que podemos llamar memetización.
¿Cuál es esa operación racional electiva de las y los ciudadanos? En este nuevo milenio la que va más de la mano con caras y propuestas frescas, las que no incitan a la violencia, es decir, que no atacan, sino todo lo contrario, las pacíficas que suman y multiplican, diferentes de aquellas que al saberse sin oportunidad buscan conciliábulos y escondrijos legales que no existen para sus frustraciones que, las más de las veces, les induce a la negación de la negación y hasta a la violencia.
Lo seguro es que la ciudadanía contrastará entre proyectos nuevos y viejos, o nuevos con alguna mezcla de experiencia más que viejos con cruza de juventud. Ese será el santo grial de la elección.
¿Quiénes competirán? Quienes se sientan con la capacidad de ello, con base en que ni el Estado Democrático de Derecho Mexicano ni de ningún otro Estado que se precie de serlo le niega dicha garantía a nadie.
Algunos lo harán porque creen poder ganar, otros por el sólo hecho de contarle a sus nietos que fueron comparsa, otros tantos por tratar de ayudar o perjudicar a algún otro con lo que el sistema de cualquier forma se equilibra solo.
Como reza el imaginario popular mexicano, habrá de todo como en botica. Habrá de chile de dulce o de manteca, pero será la Regla de la Mayoría la que se imponga, que al fin y al cabo es la regla primigenia de la Política y del arte de Elegir en Libertad.