Padre Marcelo Pérez: sacerdote indígena, luchador y defensor del pueblo
Indicador Político
A la memoria de María Elena Padilla de Ramos
y abrazo de hermano a Carlos Ramos Padilla
MÉXICO, DF, 7 de septiembre de 2015.- A pesar de que Agustín Basave pudiera ser la aportación intelectual que le ha hecho falta al PRD desde el fin de la presidencia partidista de Cuauhtémoc Cárdenas, en el fondo el debate en la designación del nuevo dirigente del partido oscila entre el viejo PRI y la burocracia partidista sin ideología.
Los perredistas chuchistas que escogieron a Agustín Basave como candidato a la presidencia del partido enfatizaron el aspecto de que venía al priísmo progresista. Pero el problema del PRD era justamente la oportunidad de desligarse en definitiva del PRI porque ahí se ha localizado la confusión ideológica que sacó al PRD de la izquierda para colocarlo como un viejo priísmo.
Desde su fundación en 1989 el PRD ha estado identificado como una izquierda priísta, a veces de corte neocardenista y casi siempre neopopulista. El PRD ha gastado más tiempo en encarar el faccionalismo interno y en administrar las tribus que en definir una propuesta ideológica de nación. Inclusive, el neocardenismo le daba la oportunidad para especificar una forma de izquierda estatista, pero no ha habido tiempo ni voluntad.
Basave es un académico con reconocimiento, sus tareas universitarias han sido satisfactorias y sus obras escritas han abierto debates. Pero como priísta sólo se acomodó en el enfoque progresista, estuvo muy cercano a Colosio pero el Colosio neoliberal que fue escogido por Carlos Salinas como sucesor justamente para continuar con el modelo de mercado. Su salida del PRI fue determinada por el cierre de espacios en el partido; de modo natural aterrizó en un PRD progresista, no de izquierda.
Pero el principal problema del PRD ha sido definir su característica de izquierda; la definición de izquierda es todo y también es nada; lo que ha caracterizado a las izquierdas ha sido sus adjetivos: socialista, comunista, socialdemócrata, progresista.
La conformación del PRD como tribu de tribus ha impedido una definición concreta, aunque todas las tribus se dicen de izquierda. Como estará de desprestigiado el concepto de izquierda que hasta Marcelo Ebrard se dice político de izquierda. Por origen de la palabra, la izquierda fue una colocación en la asamblea nacional francesa de la revolución y sus tres características: anticlerical, populista y antifeudal.
La crisis ideológica del PRD y el pragmatismo faccioso han hundido al PRD en las indefiniciones porque el poder se reparte no en función de ideologías sino de grupos de presión. Y la ausencia de liderazgos ha llevado al PRD al peor de los pragmatismos: buscar fuera del partido a su próximo presidente nacional porque dentro los grupos quedaron trabados e inmovilizados.
El problema central del PRD es el dominio oligárquico de Los Chuchos, lo que abre la expectativa de que el único camino para reorganizar al PRD ante el avance de Morena comiéndose a grupos y militantes perredistas, estaría llegando al punto de reconocer que sólo sin Los Chuchos tendría viabilidad el partido.
Si no se asumen los límites políticos y de organización, el PRD podría terminar en un Partido Socialista de los Trabajadores (PST) como el de Rafael Aguilar Talamantes, aquel partido impresentable y unipersonal que desprestigió a la izquierda por aspirar a ser el Partido Popular Socialista de los setenta y ochenta como apéndice del PRI. A esta posibilidad contribuiría Basave si llega sólo como personero de Los Chuchos.
Si el PRD se equivoca en la elección de dirigente, Morena terminará por desfondar al partido.
Sólo para sus ojos:
No hay que perder de vista a Donald Trump. Las últimas encuestas revelan su ascenso: pasó de 37% a 42% en el mes de agosto, en tanto que Hillary Clinton bajó de 51.8% a 48.6%.
Todo indica que la cámara decidió congelar, con el aval del PRI, las iniciativas de seguridad del presidente Peña Nieto. Y que las fuerzas armadas seguirán sin seguridad jurídica ni legal.
Aunque en público no quieren reconocerlo, hay indicios y datos que revelan que los caminos de Manlio Fabio Beltrones en el PRI y César Camacho en la bancada tricolor no encuentran entendimiento.
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@carlosramirezh