Diferencias entre un estúpido y un idiota
Indicador Político
CIUDAD DE MÉXICO, 9 de marzo de 2016.- Cercada por representantes del grupo político del exgobernador Mario Marín Torres y sin una personalidad calada para la política de a deveras, la candidata priísta a la mini gubernatura Blanca Alcalá quedó atrapada entre los vicios priístas del pasado y su ausencia de futuro.
Comenzó su candidatura con la presencia del exgobernador Marín Torres, quiso deslindarse del caso Marín-Lydia Cacho pero quedó como brazo político del marinismo y ahora su coordinador de campaña, el marinista Alejandro Armenta, acaba de demandar penalmente a los dos periodistas más críticos del estado.
Los enredos del PRI en Puebla eran previsibles; de ahí que la nominación de la senadora Alcalá haya sido una candidatura perdedora. Lo más grave para el PRI no radica en el hecho de que enfrentará a un PAN fortalecido por el gobernador Rafael Moreno Valle, sino que el PRI nacional haya cometido el error estratégico de revivir en su candidata Blanca Alcalá el asunto Marín-Cacho de hace diez años.
El mensaje del PRI no pudo haber sido más claro: una gravísima insensibilidad política al reabrir en el espacio político el caso de Lydia Cacho. Marín Torres había quemado buena parte de su capital político en el 2006 al luchar contra una ola de protestas exigiendo su renuncia y su victoria jurídica se consolidó en la Corte. El sentido común lo obligaba a un retiro de la política.
La mano del marinismo prohijó la nominación de la senadora Blanca Alcalá y ahora se pagan las consecuencias: la reapertura en medios -hoy más autónomos y críticos que en el 2006- del caso de Lydia Cacho. Y a ello se agregó la inmadurez política de la candidata Alcalá: en un twitter invocó a Lydia Cacho la solidaridad de género que ella le negó en el 2006 y que hoy debió de haberse mostrado en un acto de congruencia política: como candidata y ante la reactivación del caso Cacho, debió de haberse comprometido a reabrir el expediente para desahogar los puntos que quedaron pendientes en el 2006.
El exgobernador Marín cometió el error político de no medir el ambiente político; una cosa fue su capacidad de operación política y de comunicación para diluir el asunto del 2006 en procesos legales muy estrictos y otro el ambiente de crispación que existe en los medios contra casos del viejo régimen.
Y el equipo de campaña de la candidata Alcalá cometió otro tropezón: magnificar un asunto intrascendente y llevarlo a tribunales. Ya apuntado como coordinador de la candidata Alcalá, Alejandro Armenta demandó a los periodistas Arturo Rueda y Mario Alberto Mejía -dos de los más críticos y consistentes en luchas contra el poder político y empresarial, uno en el periódico Cambio y el otro en 24 Horas Puebla- por señalarlo de haber filtrado el texto del discurso de aceptación de la candidatura.
Lo peor es que la denuncia es un monumento a la torpeza jurídica y política. Y en ese acoso judicial contra la libertad de expresión ya embarró a la candidata priísta Alcalá, ahora persiguiendo a periodistas para coartar la crítica. Sin discurso político y marcada como pieza del exgobernador Marín, ahora la senadora Alcalá tendrá en contra a la prensa crítica que debió de haber sido su aliada en la lucha contra el gobierno panista de Puebla. En materia de medios dejó una continuidad en la represión a la libertad de crítica: del caso Cacho al caso Rueda-Mejía.
Política para dummies: La política es el arte de invocar a los santos del pasado pero convertidos en fantasmas del presente.
Sólo para sus ojos:
Las encuestas están construidas hasta ahora sobre un error de apreciación: confundir conocimiento con voto asegurado. Por eso las encuestas revelan un 30% de indecisos.
La declaración presidencial de que “el que no se mueve, no sale en la foto” fue la aprobación para meter a nuevas piezas en el juego sucesorio. Anoten dos que reflejan alianzas con el pasado: Enrique de la Madrid Cordero, hijo del expresidente Miguel de la Madrid, y Claudia Ruiz Massieu, sobrina consentida del expresidente Carlos Salinas de Gortari.
De nueva cuenta aparece en las listas sucesorias el exrector Juan Ramón de la Fuente, pero como siempre sus posibilidades se están ahogando en los medios, la exigencia a ser aclamado como el salvador y su falta de formación política. Ah, y además su pertenencia al grupo del expresidente Ernesto Zedillo.
http://indicadorpolitico.mx
@carlosramirezh