Prosperidad Empresarial Compartida
MÉXICO, DF, 23 de noviembre de 2015.- Los ataques del pasado 13 de noviembre en París tienen que hacer reaccionar a la humanidad hacia la responsabilidad.
México no puede abstraerse de esta necesidad.
Son un llamado a la reflexión y la acción multilateral, no sólo frente al terrorismo, sino, en general, ante los grandes retos de nuestro tiempo.
Esta tragedia es representativa de estos desafíos: por la complejidad de los fenómenos que hay detrás, por las múltiples e importantes consecuencias en distintos ámbitos (las cuales apenas empiezan a calibrarse), la insuficiencia de las respuestas unilaterales y los riesgos e irresponsabilidad de aislarse y ver los problemas globales como algo ajeno.
Se trata de retos planetarios, por sus causas y más aún por los efectos y las vías de solución. Su otro rasgo definitorio es que no podemos darnos el lujo de evadirlos, dejarlos para después, pensando que más adelante alguien los resolverá: las consecuencias de no estar a la altura serán catastróficas.
En muchos casos se trata de pruebas de supervivencia, y en general, una responsabilidad ética. Los conceptos clave para abordar estas problemáticas globales son muy claros: interdependencia y transversalidad que requieren colaboración, coordinación y corresponsabilidad.
Así lo demanda el desafío del terrorismo, como también el cambio climático, el crimen organizado internacional y el narcotráfico, la migración, la rápida e imprevisible transformación social y económica que provocan procesos como la globalización y el desarrollo de las tecnologías de la comunicación.
Igualmente las crisis recurrentes y problemas estructurales de los mercados financieros, el comercio internacional y de las democracias, entre otros retos mundiales.
México no sólo tiene que estar presente en el debate y los esfuerzos para construir acuerdos y soluciones para estos grandes retos internacionales: tiene que asumir un rol proactivo; no de espectador, sino de protagonista.
Tenemos que jugar un papel más relevante en la arena internacional respecto al que tradicionalmente hemos tenido: respetuoso de los principios de soberanía que son eje de la doctrina mexicana de las relaciones exteriores, defendiendo los intereses legítimos del país y con una vinculación eficaz con los objetivos internos, pero con una postura mucho más comprometida y activa respecto a los fenómenos globales y de nuestra región.
Debemos hacerlo por las dimensiones de nuestra economía, población, posición geoestratégica y peso en el mundo. Pero también por el carácter que hemos señalado de los problemas globales y porque México está en un perímetro altamente vulnerable a estos grandes retos.
Fenómenos como el terrorismo, lo mismo que el cambio climático, nos afectan de manera sensible, directa o indirectamente, y dondequiera que se presenten sus manifestaciones. Más importante aún: los daños y costos potenciales para México derivados de estos fenómenos crecen de manera acelerada, y toca los más diversos ámbitos, desde la economía hasta la seguridad nacional y ciudadana.
México debe dar a la geopolítica la atención que reviste, como prioridad estratégica del Estado Mexicano.
Nos congratulamos de la presencia que ha tenido México en los foros que han tenido lugar en estos días, como la cumbre de la APEC y la del G20. De la misma forma con la intervención que tendremos en la COP21, que se realizará precisamente en París a partir del 30 de noviembre.
Ahí se presenta el desafío de dar seguridad a 195 delegaciones, 117 jefes de Estado y más de 35 mil asistentes diarios, pero también de avanzar en la construcción de acuerdos y soluciones efectivas al cambio climático, cada vez más urgente. Para el mundo, este será el año más caluroso desde que se tienen registros y se ha alcanzado el récord histórico de concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera, que casi alcanzan las 400 partículas por millón.
En este contexto, según algunos estudios, México ha sido el país con más incremento de temperatura desde que se tienen mediciones: cerca del doble que en el resto. Somos altamente vulnerables a fenómenos como huracanes, inundaciones, sequías o enfermedades que aumentan de incidencia ante esos cambios.
En la superación de cada riesgo y problema hay grandes oportunidades para la humanidad y para México. Por ejemplo, como nación nos hemos comprometido a reducir las emisiones de gases invernadero en un 22% para el 2030, pero tan sólo en energías limpias estimamos que puede haber inversiones por más de 75 mil millones de dólares hasta ese año, con una generación de más de 180 mil empleos.
De la misma forma, por nuestra posición geográfica, la vecindad con Estados Unidos, la imbricación de nuestra economía con el comercio internacional, sería irresponsable no tener muy presente que nuestro país es altamente sensible al terrorismo, tanto a las consecuencias de sus actos como a sus operaciones.
Más aun considerando nuestros propios problemas con la delincuencia organizada, que igualmente tienen causas que trascienden el ámbito nacional, de la misma forma que muchas de las soluciones rebasan nuestras competencias y posibilidades.
Tenemos que poner el mayor cuidado posible a la inteligencia y aspectos de seguridad nacional para prevenir y combatir al terrorismo, que pueda usar a nuestro territorio como puente. Revisar con objetividad y visión estratégica los riesgos y qué tan preparados estamos en este desafío. Paralelamente, es preciso llevar nuestra posición sobre los grandes temas globales, que más nos afectan, a los máximos foros internacionales, como la ONU, con propuestas y compromisos.
Tenemos que ser un firme impulsor del multilateralismo y de la construcción de acuerdos y equilibrios en el concierto de las naciones.
Sólo así México y el mundo pueden enfrentar con eficacia problemas como el lavado de dinero, el tráfico de drogas, armas y personas, los dilemas sobre la despenalización del consumo de estupefacientes, la migración ilegal, al igual que la mitigación y la prevención ante los efectos del cambio climático.
Se trata de ponernos a la altura de estos retos y de enfrentarlos unidos, gobierno, sociedad, fuerzas políticas: con un enfoque de corresponsabilidad y proactividad.
México cuenta con sus empresarios, y sus empresarios con México.