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Oaxaca, Oax., 6 de julio de 2011(Quadratín).- Jesús Cantú, ex Consejero del Instituto Federal Electoral (IFE), sostuvo que la partidización del IFE lacera la autonomía de la institución. Aseguró que la gobernabilidad del país está en riesgo si no se amplía la participación ciudadana, y apeló a la construcción de una nueva relación entre sociedad política y sociedad civil.
Cantú consideró necesario modificar el procedimiento de elección de las autoridades del IFE, al que calificó de simulación. El procedimiento estaba mal desde un principio. Su vicio de origen es que sean los partidos políticos quienes proponen a los consejeros. Hubo una primera designación que generó buenos resultados, y eso hizo olvidar que el procedimiento está mal. No puede ser el mismo órgano el que propone y el que dispone, porque entonces en realidad no se trata de dos momentos, sino del mismo, y el resto es una simulación.
Cantú dijo que resulta preocupante la partidización del IFE. Es muy evidente que en la designación de los actuales seis consejeros se partió de la propuesta de las tres principales fuerzas políticas. Esto es un problema, porque la lógica que estaba detrás de la autonomía del IFE, era precisamente que estuviera compuesto por ciudadanos independientes. Hoy nos damos cuenta de que, si uno revisa las votaciones de los consejeros, se ve claramente que están respondiendo a aquellos partidos que los propusieron, lo cual lacera la autonomía de la institución.
Agregó que otra de las cuestiones preocupantes es el hecho de que el órgano esté incompleto, con seis consejeros en lugar de nueve, ya que esto puede generar empates en las sesiones del Consejo General en medio del proceso electoral, afectando la equidad y el apego a la legalidad.
El analista político disertó en el seminario Ciudadanía y transición democrática, organizado por el Instituto de Investigaciones Sociales de la UABJO, y las asociaciones Servicios para una Educación Alternativa (EDUCA), Iniciativas para el Desarrollo de la Mujer Oaxaqueña (IDEMO), Servicios del Pueblo Mixe, Consorcio para el Diálogo y la Equidad Parlamentaria en Oaxaca, y Comité de Defensa Integral de los Derechos Humanos (CODIGODH).
Cantú aseveró que la gobernabilidad está en riesgo en todo el país mientras la clase política no tome conciencia de la necesidad de escuchar los reclamos de la sociedad civil.
Hoy existe una amenaza de involución. Si no se da una mayor participación ciudadana en los gobiernos, nos podemos quedar en una alternancia sin transición.
Aseguró que en México hay un Gobierno federal democráticamente elegido, pero no existe un régimen democrático, ya que se gobierna con las mismas instituciones del régimen autoritario. Sostuvo que si bien a nivel federal se derrumbó el presidencialismo meta-constitucional, no se han generado nuevas instituciones.
En toda transición existen turbulencias y vacíos, pero en México ese vacío se está llenando con el fortalecimiento de los poderes facticos, como sindicatos, cúpulas empresariales y partidistas, medios de comunicación y la iglesia, y no con nuevas instituciones.
Agregó que en los estados no se terminó con ese presidencialismo, ya que prevalecen los poderes ejecutivos que tienen control absoluto sobre todas las esferas de gobierno. El analista indicó que en el país se ha avanzado en el acceso a la información y en la transparencia, por lo que se conocen más casos de corrupción, pero aclaró que el gran déficit es la rendición de cuentas. Si no hay sanciones, de nada sirven estos procesos. Sabemos lo que está pasando, pero no hay consecuencias.
Para Cantú, el gran reto es la construcción de una nueva relación entre sociedad política y sociedad civil, a partir de la cual establecer nuevas instituciones participativas, que impliquen formas de diálogo más horizontal, con el fin de ampliar la injerencia de la sociedad en la toma de decisiones.
Tenemos tradiciones autoritarias muy arraigadas en todas las áreas, y por lo tanto la construcción debe hacerse sobre condiciones que no son sencillas. Es muy difícil que quienes están en el poder accedan a compartirlo; hay que arrebatarlo. Así es como la ciudadanía conquistó los derechos políticos vigentes; esto no fue una graciosa concesión de los partidos políticos que estaban en el gobierno. Hoy tenemos que aprovechar esos derechos para conquistar nuevos espacios.
El investigador aclaró que estas nuevas instituciones deben construirse desde abajo. La universalización de los derechos se logra cuando es el resultado de luchas sociales, y no de concesiones desde arriba. Se debe incorporar a la ciudadanía al ejercicio de gobierno. En México no tenemos una estructura corporativa democrática, ya que los liderazgos se construyen siempre desde arriba, desde las cúpulas políticas, corporativas y empresariales. Modificar estas estructuras es un desafío.
Aclaró que el proceso de construcción institucional de inclusión ciudadana será progresivo y en base a prueba y error. Tenemos que atrevernos a experimentar y a fallar, opinó el profesor.