Día 23. Por oportunismo, crisis en Ciencias Políticas de la UNAM
OAXACA, Oax. 24 de diciembre de 2013 (Quadratín).- “En un futuro próximo, el arte de más valor será el de obtener una subsistencia confortable de la más pequeña porción de suelo”. Abraham Lincoln.
En 2011 se cumplieron 40 años desde que Ecology Action, con John Jeavons como presidente, pusiera en marcha un huerto experimental, intentando dar respuesta a la pregunta que se formulo él mismo: ¿Cuál es la superficie mínima de suelo en la que un hombre puede obtener todo lo necesario para su subsistencia?
Para obtener respuestas iniciaron una serie de trabajos y experimentos basados en las enseñanzas del maestro horticultor Alan Chadwick, discípulo de Rudolph Steiner y buen conocedor de las prácticas biodinámicas e intensivas francesas, así como otras buenas prácticas ancestrales. A 40 años de distancia, los resultados han sido publicados en más de una treintena de folletos y varios libros que han sido traducidos a varios idiomas, y el ahora conocido como Método Biointensivo de Cultivo se usa en 130 países.
Este método de cultivo biointensivo es una forma de agricultura orgánica en pequeña escala que por sus características usa tecnología sencilla pero sofisticada, lo que permite que sea fácilmente adoptado por pequeñas comunidades, familias, en huertos de traspatio, urbanos y periurbanos con los recursos naturalmente existentes, y que consume—por unidad de alimento producido—en comparación con la agricultura tradicional mecanizada: 66% menos agua, 50-100% menos nutrientes adquiridos y 94-99% menos energía en todas sus formas.
Al mismo tiempo produce: Rendimiento aumentado substancialmente, y ¡un 100% de incremento en la fertilidad del suelo!, propicia la autosuficiencia y crea resiliencia.
Sin embargo, la mayor ventaja del Método Biointensivo, no es su alta productividad en poco espacio ó el ahorro de insumos, su mayor beneficio es que reconstruye el suelo 60 veces más rápido que la propia naturaleza.
Los resultados empíricos están basados en la implementación de ocho principios básicos inspirados por varias técnicas tradicionales: La preparación profunda del suelo, la composta, la siembra cercana e intensiva, la asociación y rotación de cultivos, los cultivos de carbón, los cultivos de calorías, el uso de semillas de polinización abierta y la integralidad.
El último principio, el sistema integral de cultivo, indica que es esencial que todos los principios sean utilizados con el propósito de evitar el riesgo de agotar el suelo. Mientras que los cuatro primeros principios son fáciles de implementar, los últimos cuatro constituyen un desafío: Juan Manuel Martínez Valdez—director de ECOPOL, organización responsable de la promoción y difusión de las técnicas Biointensivas en América Latina y el Caribe—explica: “Los últimos cuatro principios son el resultado de 37 años de esfuerzos de investigación y yo los llamo “La Fórmula de la Sustentabilidad”.
Esta fórmula está basada en las siguientes proporciones: 60% del suelo cultivado se utiliza para cultivos de carbón y de calorías como el maíz, el arroz o el trigo; el 30% se dedica a los cultivos de raíces de altos niveles calóricos como los tubérculos y en el último 10% se cultivan verduras las cuales proveen vitaminas y minerales”. El profesor Martínez Valdez añade: “Al utilizar esta fórmula podemos alimentarnos a nosotros mismos y al suelo. El secreto es acelerar la incorporación de materia orgánica en forma de composta. Se necesitan alrededor de 300 años para producir un centímetro de suelo en la naturaleza, sin embargo si utilizamos el Método Biointensivo esto se logra en tan sólo ocho años. De este modo, aún la tierra más degradada se recupera”.
Pedro Almoguera Sánchez
Horticultor biointensivo, Ecograin