A 5 años, no dejemos solo a nadie
Indicador Político
MÉXICO, DF, 27 de noviembre de 2015.- Como nunca antes, el futurismo se ha convertido ya en una etapa de la vida política nacional y ha contaminado las posibilidades de salir de la crisis social, política, de régimen y hasta de viabilidad como nación. Pero de poco servirá porque las crisis mexicanas son demasiado grandes para el tamaño político de todos los aspirantes.
La elección presidencial del 2018 enfrentará siete escenarios adversos:
1.- El desgaste de los candidatos por una campaña agotadora de más de tres años.
2.- La crisis de legitimidad y representatividad por la fragmentación partidista y del voto, al grado de que el próximo presidente podría gobernar con una base electoral de un tercio o 33% de los votos.
3.- La disminución de los márgenes de maniobra del Presidente saliente para imponer a su sucesor por el estrechamiento del presidencialismo.
4.- La nueva definición del proceso electoral y las posibilidades de alternancia desde el 2000: ya no es sucesión porque no hay garantías de que el Presidente saliente herede el poder a su sucesor y a su partido.
5.- La crisis de militancia en los partidos reflejada en una baja muy sensible del voto duro de cada partido. Como en el 2000 y el 2006, en el 2018 se prevé de nueva cuenta el voto útil y no militante.
6.- La alta competitividad partidista. A diferencia de elecciones como la de 1994 con nueve candidatos presidenciales, la hegemonía priísta apenas anda en un tercio de la votación. Para el 2018 se prevén cuando menos cinco candidatos presidenciales: PRI, PAN, PRD, Morena e independiente, aunque pudiera darse el escenario de dos o tres independientes.
7.- La fragmentación del voto llevaría a una severa crisis política legislativa porque tendría que construirse una mayoría parlamentaria a base de alianzas operativas. Pero más de dos partidos aliados provocaría un inmanejable programa de gobierno.
Por tanto, desde ahora se perfilan los primeros indicios de una crisis de viabilidad del proceso de elección del próximo Presidente de la República, con el dato más importante: los aspirantes del PRI tendrán que exigir un espacio de mayor autonomía respecto de su dependencia presidencial porque ahora más que nunca el Presidente saliente carecerá de hilos de poder para imponer sucesor.
La disminución del presidencialismo, la militancia activista mediática de la sociedad en las redes en contra del poder heredado y el deterioro en la figura comunicacional del actual presidente de la república por primera vez podrían afectar al candidato priísta a la presidencia. Y ya desde ahora, sin una estrategia de comunicación política, los precandidatos priístas se están midiendo en el espacio sucesorio en contrapunto con el presidente saliente.
El activismo mediático de López Obrador ha marcado los ritmos del proceso electoral del 2018 y ha obligado a los aspirantes priistas a salir al espacio público mandando el primer mensaje de largo plazo: el fin del mecanismo del tapado. A diferencia del apotegma de Fidel Velázquez, ahora el que no se mueva no va a salir en la foto sucesoria.
Si la carrera presidencial hípica era de la distancia del Derby de Kentucky (milla y cuarto), la del 2018 será extraordinaria de 2.5 millas. Pero con obstáculos: la crisis económica, las trece gubernaturas 2016-2017 y las millones de vallas en las redes sociales y las relación entrenadores-jockeys.
Sólo para sus ojos:
Jugada sucesoria la revelación de la solicitud de orden de aprehensión contra el verde Arturo Escobar. Es guerra sucia dentro del grupo oficial con miras al 2018.
Aquí han tomado a broma las amenazas del Estado islámico contra México. Pero serán suficientes esas amenazas para que Washington se siga metiendo en los servicios de inteligencia y seguridad nacional de México.
Muy enojados los jefes de federaciones del deporte privado porque la Comisión Nacional del Deporte quiere limpiar las plazas. Ya era hora que se pusiera orden donde todo es corrupción y negocio.
El panista Ricardo Anaya encontró en López Obrador un pretexto para ganar espacio mediático con miras al 2018. El error machista de AMLO le va a costar caro.
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@carlosramirezh