
Obtiene FGEO fallo histórico por desaparición forzada en Oaxaca
Santo Domingo Tomaltepec, Oax.- El problema del hambre en el mundo está precedido por la pérdida de control de los pueblos sobre su alimentación y nutrición, advierte el Informe del Observatorio Mundial por el Derecho a la Alimentación 2012 creado por iniciativa de la Sociedad Civil el pasado 25 de Septiembre en Ginebra Suiza y que fue dado a conocer en esta población zapoteca de los Valles Centrales.
El Informe del Observatorio Mundial por el Derecho a la Alimentación está siendo presentado en 16 países entre los que se encuentran España, Alemania, Colombia, Suiza, Bolivia, Francia, Ecuador, Italia, Austria y en el caso de México, en Oaxaca, el estado con mayor población indígena habitado por 16 etnias.
El Observatorio expone las iniciativas de los gobiernos, Agencias de Naciones Unidas y de la Sociedad Civil en el mundo para garantizar el Derecho a la Alimentación consagrado en diversos instrumentos jurídicos internacionales, así como la protección de las semillas nativas de los pueblos originarios como el Maíz.
En el marco de la Conferencia Internacional de los Pueblos Indígenas del Maíz, que tuvo como sede esta comunidad, Saúl Vicente Vásquez y Andrea Carmen, del Consejo Internacional de Tratados Indios (CITI), expusieron, el resultado del Observatorio del Derecho a la Alimentación y a la Nutrición 2012 titulado: ¿Quién decide sobre la Alimentación y Nutrición a Nivel Mundial?.
El documento plantea estrategias para recuperar el control, pues tras analizar las cadenas de poder desvela las causas estructurales que existen detrás de los millones de casos de hambre y malnutrición que afecta a una gran parte de la población mundial.
Del Observatorio se extraen seis conclusiones principales entre las que se plantea que el problema del hambre en el mundo está precedido por la pérdida de control de los pueblos sobre su alimentación y nutrición, que es posible adoptar un modelo de gobernanza participativa en el ámbito de la seguridad alimentaria y la nutrición.
El documento expone que es difícil imaginar un cambio en las políticas contra el hambre y la malnutrición sin antes transformar fundamentalmente la manera en que se incluye a los grupos sociales más afectados en los procesos de toma de decisiones.