
Quiénes somos | Cipriano Miraflores
HEROICA CIUDAD DE TLAXIACO, Oax. 4 de mayo de 2014 (Quadratín).- Entre el frío y templado clima que prevalece en mayor tiempo en el suelo mixteco, el surgimiento descomunal de organizaciones sociales en el 2006 trajo como consecuencias para los pueblos indígenas la pérdida de su identidad, principios y la conservación de las buenas costumbres, aseguró el septuagenario Hugo Santos Hernández.
Entre ellos se encuentra el grande ‘Ñuú vico’ (país de las nubes), Tlaxiaco, donde a partir de entonces, de manera paulatina las organizaciones sociales hicieron su aparición apoderándose de plazas y espacios que eran disfrute y goce familiar, ahora convertidas en mercados de expendio artesanales y de productos de la región, asentó el nativo.
La plancha principal de los tlaxiaquenses, al pie del histórico y monumental reloj, símbolo espiritual y de idiosincracia de los mixtecos de esta zona, fue invadida por sectores de las llamadas organizaciones sociales, obstaculizando el disfrute de la impresionante belleza tanto del amplio espacio de la plaza como de la inigualable estructura arquitectónica del reloj, sostuvo.
Explicó que Tlaxiaco hasta antes del 2006, era todavía un pueblo culto y conservador de sus tradiciones culturales, los nativos se conocían, «sabían de los prestigios ancestrales familiares, de gente buena de pueblo, ahora ya esta siendo muy poblado, por gentes aglutinados a las organizaciones sociales, mediante invasión de tierras, y con ello la presencia de gentes que no son tan gratas, porque no son de buenas costumbres, como los de Tlaxiaco», lamentó Santos Hernández.
Al tiempo, indicó que no es porque no se quiera a la Ciudad crezca, pero debe hacerlo con orden, planeación, con programas y proyectos de desarrollo urbano y social que debe implementar la autoridad municipal, pero esto no ocurre ante la falta de una verdadera mística de servicio por quienes han llegado a desempeñarse como miembros del cabildo tlaxiaquense.
En cuanto a la situación de la plancha del reloj, señaló que con la instalaciones de los puestos comerciales, cambiaron drásticamente la vida de la ciudad, perdió lo que antes era lugar de esparcimiento, de paseo dominical, de lunadas y noches estrelladas, hasta de mirar los trozos de arroyuelos que se formaba y que tranquilo corría culebreándose entre las calles adyacentes, así como pequeños charcos que se formaban, hacían más gozos la tarde-noche de familias y de jóvenes que ahí era su lugar de encuentro, muchos ahí se enamoraron, en ese espacioso lugar guarda gratos recuerdos de cientos de familias de Tlaxiaco, hoy convertida en un mercader de organizaciones sociales, puntualizó.
Ayuntamientos municipales van y vienen de todos los colores y sabores, pero ninguno se ha atrevido a desocupar la plancha del reloj, para que vuelva a ser de lugar de esparcimiento familiar, requiere y demanda el accionar de las autoridades que en verdad amen y quieran el progreso de esta noble y heroica ciudad de Tlaxiaco, concluyó.