Postura del diputado Francisco Martínez Neri sobre los hechos del 15 de febrero

Jalpan, Oax. 16 de febrero de 2011 (Quadratín).- Dos acontecimientos desafortunados y preocupantes marcaron la jornada de este martes 15 de febrero de 2010. Por una parte el anuncio del Decreto Presidencial mediante el cual se establece como deducción fiscal en el impuesto sobre la renta, del pago de colegiaturas en escuelas propiedad de particulares y, por otra, los hechos ocurridos en el centro de la ciudad de Oaxaca.
En el primero de ellos, con la medida señalada, la Presidencia de la República, procura beneficios, en su mayor parte para quienes mayor ingreso obtienen, (sin dejar de reconocer que hay padres de familia de escasos recursos que tienen esas preferencias educativas para sus hijos, pero que son los menos), con lo que, en términos educativos, se ahonda la brecha entre la educación pública y la educación privada y muestra un manejo inequitativo y un interés especial por reforzar un sistema educativo privado.
No hay que olvidar que la escuela pública es un espacio de socialización y construcción de cohesión social, por lo que es trascendente para el futuro del país su reforzamiento y protección. Quizá nada o poco pudiera comentarse acerca de la medida presidencial, si no fuera porque la educación pública está urgida de medidas de apoyo y de toma de decisiones fundamentales que debieran privilegiarse.
El pueblo mexicano espera todavía del Presidente de la República y del Congreso de la Unión, decisiones firmes en cuanto hace a la conducción de los destinos de la educación, a partir de revisar la concesión intocable que se tiene otorgada al Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación y en particular a su lideresa.
Es preocupante que los mexicanos tengan en promedio, una escolaridad menor de nueve años, un rezago educativo de 33 millones de personas y casi seis millones de quienes no saben leer ni escribir.
Deducir colegiaturas, como política pública, es un proceso típico de privatización pues en esencia se transfieren recursos económicos del sector público al sector privado. En el mejor de los casos es una falta de captación de recursos por un motivo determinado. Me recuerda los PPS que se fraguaron en el sexenio que terminó. “No hay deuda”, se dijo, solo se tienen ya comprometidos los ingresos futuros provenientes de la tenencia de vehículos. El decreto presidencial es un reforzamiento de una visión conservadora acerca de la educación. Por todo ello, no podemos dejar de repetir que el futuro del país descansa en la educación pública. Los hombres y mujeres que se comprometerán en mayor medida con su pueblo, con la sociedad, serán quienes egresen de instituciones que procuraron su formación (excepciones salvadas).
Por cuanto hace a los hechos que acontecieron este martes 15 en el centro de la ciudad, ya se han vertido aquí comentarios con los cuales en mucho coincido. Sin embargo, es particularmente importante señalar que, además de reconocer los excesos de una policía poco profesional, es necesario también que los maestros reconozcan que los métodos de lucha tienen que innovarse y que es necesario deslindarse de quienes hacen de la violencia su modus vivendi. Yo no dudaría que quienes, aprovechando estos momentos de confusión, destruyen el patrimonio histórico, y hacen del caos su modelo de sociedad, son quienes han estado financiados desde el sexenio pasado para generar un clima socialmente adverso. Todo Estado autoritario crea sus condiciones de supervivencia. La infiltración, ha sido utilizada históricamente para desacreditar, para reprimir y para apagar, por vía de la persecución selectiva, los más limpios movimientos sociales.
Pero los propios movimientos tienen que cuidar también la orientación de sus actos y propiciar la detección de quienes atentan contra sus fines. De otra manera, se comparte la teoría del caos. El 25 de noviembre de 2006, fue una dura lección perpetrada desde las cúpulas del poder para descabezar un movimiento. Yo no tengo duda que los incendios, los actos de vandalismo, fueron conducidos por la mano del Ejecutivo estatal de entonces, en connivencia con autoridades federales y que la infiltración fue más que evidente. La historia lo dirá; todavía no se termina de escribir.
Hoy, pues, nuestro rechazo a la privatización de la educación y nuestra exigencia de castigo a quienes cometieron excesos este martes 15, se trate de quienes se trate.
Muchas gracias.