Expondrá galería Cuatrosiete cerámica de 4 artistas
Escafandra / César Rito
Dice Javier Cercas, en el prólogo de La verdad de Agamenón:
no debería ocultar mi gusto inveterado por esos libros que, más que la deliberación del autor, compilan el azar y el tiempo, esos libros compuestos de fragmentos sin mucho orden ni concierto aparentes, que pueden abrirse por cualquier página y que, al menos idealmente, en cualquier página ofrecen algo de gusto o de provecho
Para Adolfo Bioy Casares el libro ideal es aquel que está compuesto por fragmentos, partes que deja el autor por escrito de un pensamiento o un sentimiento, una idea. Así, sin más pretensión postrera que el deseo de compartir una imagen literaria con el posible lector.
El puma, allá en su cubil, dijo un día: no hay nada para mostrar. No sabía que con estas escasas palabras definía todo un siglo, el pasado, y lo que va de éste, en lo que se refiere a la literatura oaxaqueña. Literatura ágrafa, como la denominamos un grupo de locos algún día.
Así se nos va la vida leyendo de estos autores sabios, escuchando a <los amigos que en una noche de copas se topan con la verdad en lugares poco santos. Así nuestras horas hasta que aparece Ulises Torrentera con su libro Zoografía, volumen I, puesto en circulación por Farolito Ediciones.
Este volumen se puede abrir en cualquier página, el autor está dispuesto a compartir una imagen literaria con su caro lector. Se trata de temas desarrollados a manera de fragmentos, que diría Bioy.
Se trata de 6 narraciones sobre animales que están tan próximos a nosotros que ya no los vemos. El zanate, la luciérnaga, la cuija, el murciélago, entre otros. Lo importante de estos textos es desde dónde se sitúa el narrador. Desde la perspectiva que utiliza para traernos las imágenes de lo cotidiano.
Entonces, al escribir sobre lo cotidiano, Torrentera nos vuelve a revelar el mundo primigenio, aquel mundo desde donde venimos, el mundo de los abuelos y de papá y mamá, el mundo de nuestra infancia. Así, sin más, nos impactan los textos.
Algo tan indefenso como una plaqueta puede llegar a generar una auténtica literatura, este es el caso. No como aquellos pretensiosos que pretenden estar en colecciones al lado de autores chilangos o chiapanecos, de Pichucalco, que realizan obras que uno bien puede leerlas por la mañana y perfectamente olvidarlas por la tarde, que diría kundera.
Los necios insisten en emputecer las letras, las oaxaqueñas y las de cualquier lado de la tierra donde pisan y defecan. Pero allá ellos con su tonta cabeza. Aquí, por el momento se está haciendo buena literatura, muy buena, aunque los necios y los apátridas insistan en negarla.
Este volumen lo presentan Torrentera y el editor Mario Lugos, acompañados de la poeta Guadalupe Ángela este jueves, en la librería Fernando Pessoa a las 8 de la noche, allá en Porfirio Díaz, adelantito del Tomasín.