Seis años de impunidad: no hay #JusticiaParaSol
Diputada Leslie Jiménez Valencia. Presidenta de la Mesa Directiva del Congreso del Estado;
Diputado Félix Antonio Serrano Toledo. Presidente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado;
Licenciado Javier Villacaña Jiménez. Presidente Municipal del Municipio de Oaxaca de Juárez;
Compañeras y Compañeros Legisladores de la LXII Legislatura del Congreso del Estado;
Distinguidos representantes de los medios de comunicación;
Ciudadanas y ciudadanos oaxaqueños.
De conformidad con el artículo 37 fracción V de la Ley Orgánica del Poder Legislativo del Estado de Oaxaca, acudo ante la ciudanía oaxaqueña para informar sobre las actividades y gestiones legislativas que he venido realizando durante el Primer Año de Ejercicio Legal como integrante de la LXII Legislatura del Congreso del Estado.
Consciente que la rendición de cuentas, es el fundamento de un poder legislativo democrático, abierto al diálogo y al permanente escrutinio público: vengo a refrendar el compromiso con las mujeres y hombres de Oaxaca, cumpliendo con la obligación legal de informar sobre los avances de la función parlamentaria.
Me congratula que sea aquí en el corazón del Centro Histórico de nuestra Ciudad de Oaxaca, puesto que sus plazas y sus calles expresan de manera inigualable lo que hemos sido y lo que queremos ser: memoria intacta y posibilidad de futuro.
Valores absolutamente indispensables para el trabajo parlamentario, puesto que el legislador – a través de distintos cuerpos normativos- no sólo recoge los principios que cohesionan y dan continuidad a la convivencia social, sino también introducen las reformas que oxigenan y transforman nuestro destino colectivo.
Tradición e innovación, han sido los signos que han guiado las mejores páginas de la actuación parlamentaria, porque en atenderlos ha estado la sabiduría, la prudencia de apreciar lo que nos define, pero también la honestidad para reconocer lo que ha dejado funcionar y es necesario cambiar.
Por ello, no resulta errado afirmar que el legislador por excelencia es conservador y revolucionario al mismo tiempo.
Su mayor responsabilidad consiste no sólo en preservar nuestro legado cultural y humano, sino también en transformar la ira, la crispación que muchas veces cancela el futuro de una sociedad: en novedosas reformas políticas que nos devuelvan la posibilidad de convivir y construir un destino común. En otras palabras, las leyes como factor de cambio y esperanza social.
Bajo estos principios, desde el inicio de mi encargo como Diputado Local -y en ese momento formando parte de la Junta de Coordinación Política-, busqué impulsar por primera vez en la historia del Congreso, el consenso y planeación de una Agenda Legislativa para el periodo constitucional 2013-2016.
Decisión, que contó con el respaldo de la totalidad de las fuerzas políticas, dado que partió del reconocimiento de contar con objetivos claros y perfectamente definidos del trabajo parlamentario.
Fue así que el 27 de marzo del año pasado, el Pleno de la actual Legislatura aprobó la Agenda Legislativa para el periodo 2014-2016, misma que fue presentada en un evento público en el Teatro Macedonio Alcalá: para efecto de difundirla y socializarla con la ciudadanía.
Este importante documento, recogió al menos cinco ejes rectores. Todos ellos referentes a temas relacionados con la competitividad y el desarrollo económico sustentable, la equidad social, la administración pública eficiente, la rendición de cuentas y el fortalecimiento del Estado de Derecho.
Propuestas que además de ser producto del consenso de las fuerzas políticas, han apostado a convertirse en un amplio diagnóstico de las tareas pendientes en materia de derechos humanos, fortalecimiento del poder judicial, modernización de la administración pública y sin duda de la necesidad de incrementar la participación ciudadana en las decisiones públicas.
Una agenda parlamentaria, que ha permitido por primera vez en la historia de nuestro estado, la posibilidad de evaluar permanente el trabajo del Congreso: ponderando las metas y los logros alcanzados.
Con ella, ha quedado definitivamente clausurado el paso a la improvisación, a los esfuerzos encomiables pero erráticos: brindando un método y una estrategia para la construcción de un derecho oaxaqueño armónico y funcional.
En la cultura parlamentaria de la alternancia, la ley vuelve a formar parte de la solución y no del problema. Para decirlo en otras palabras: el derecho apuesta a ser una palanca de las libertades ciudadanas y no un instrumento de dominación.
Bajo esta misma lógica, de cambio y modernización de las normas jurídicas, en conjunto con mis compañeras y compañeros de la Fracción Parlamentaria del Partido de la Revolución Democrática, presentamos en febrero del año pasado, una iniciativa para impulsar una Nueva Ley Orgánica y Reglamento Interior del Poder Legislativo.
Dicho proyecto, tiene como propósito atender una asignatura pendiente de nuestra joven alternancia: democratizar y profesionalizar las bases de la organización y funcionamiento del Poder Legislativo.
En este sentido, creemos que nuestra asamblea legislativa, se encuentra ante la posibilidad histórica de transformarse, de convertir la pluralidad de la actual legislatura en una oportunidad de cambio que le fue negada a otras generaciones.
Un nuevo marco jurídico para el Poder Legislativo, debe ser el punto de partida para un nuevo comienzo en la vida parlamentaria de nuestro estado.
El porvenir de nuestras instituciones – ya lo dijo el sabio Thomas Jefferson- depende de nuestra capacidad para transformarnos, pero principalmente de nuestra voluntad para democratizar las reglas del debate público.
El Congreso oaxaqueño en este sentido, debe aspirar a convertirse en un modelo de discusión razonada, de argumentación rigurosa y tolerancia política.
Hagámoslo, aprobando en los próximos días un nuevo marco jurídico, que fortalezca el trabajo en comisiones e incremente sus facultades deliberativas.
Demostremos que podemos trabajar juntos. La cooperación no es renunciar a nuestras convicciones políticas, sino asumir la pluralidad con generosidad y visión de futuro.
Con el propósito de continuar con la modernización integral de nuestro estado, pero fundamentalmente de atender su desarrollo económico y humano también presenté durante este Primer Año de Ejercicio Legislativo una iniciativa de Ley de Planeación, Desarrollo y Evaluación de la Agenda Digital para el Estado de Oaxaca, misma que busca aprovechar las oportunidades de la recientereforma en Materia de Telecomunicaciones a la Constitución Federal, y que como sabemos -a partir de junio de 2013- garantiza: el acceso universal a internet, así como políticas educativas enfocadas a la alfabetización digital.
En este sentido, es claro que Oaxaca se encuentra ante el desafío de comenzar a transitar a la era digital, de una manera democrática, estratégica e incluyente, para lo cual resulta necesario contar con instrumentos normativos que brinden reglas y criterios para una adecuada planeación.
Hasta el día de hoy, no tenemos un modelo local de desarrollo digital, que atienda las asimetrías regionales y potencie nuestra riqueza cultural y humana. Un modelo que garantice la permanencia y continuidad de políticas públicas más allá de la temporalidad de las administraciones municipales o estatales.
Oaxaca al igual que Chiapas, ocupa los últimos lugares en conectividad digital, situación que nos debería llevar a establecer el acceso a la banda ancha, como una condición primaria de nuestro desarrollo humano.
En otras palabras, no habrá crecimiento económico, auténtica justicia social, mientras Oaxaca permanezca fuera de la sociedad del conocimiento, pero también al margen del intercambio cultural y comercial que garantizan las tecnologías.
Pero si la red hoy nos conecta con el mundo, la migración desde hace muchas décadas nos viene diciendo que los países no terminan en los límites de sus fronteras: sino ahí donde exista un ciudadano que necesite la asistencia de su gobierno.
Oaxaca tiene una deuda histórica con sus migrantes. Regiones como la Mixteca y la Sierra Norte, se caracterizan desde hace muchas décadas por el crecimiento permanente de la cifra de hombres y mujeres, que deciden salir en busca de trabajo y un futuro mejor.
En muchos casos, las condiciones de vida no han mejorado para ellos y por el contrario se ven expuestos a abusos o condiciones extremas de vulnerabilidad.
La reciente crisis humanitaria de “niños migrantes no acompañados” en la frontera sur de los Estados Unidos, es sólo una muestra de las dimensiones catastróficas que puede alcanzar un sector de la población que hasta ahora no ha recibido la atención suficiente.
En este contexto, si bien es claro que la política y regulación migratoria en nuestro país, se encuentra en el campo de la competencia federal, los gobiernos de algunas entidades de la República Mexicana, han comenzado a dar pasos importantes en la defensa y promoción de los derechos de los migrantes. La tendencia parece conducir a una mayor incidencia del “derecho local”, sin contravenir las normas federales o el derecho internacional.
Bajo esta premisa, presenté una Iniciativa para la Defensa de los Derechos de los Migrantes y sus Familias.
Proyecto legislativo, que tiene como objetivo primordial fortalecer las atribuciones del Poder Ejecutivo Estatal, mediante la aprobación de un Programa Estratégico de Protección y Apoyo a los Migrantes y sus familias, así como el incremento de la participación delInstituto de Atención al Migrante, en labores de coordinación y cooperación con otras dependencias del Poder Ejecutivo, Ayuntamientos y algunos Órganos Autónomos como la Defensoría de los Derechos Humanos del Pueblo de Oaxaca.
Estoy seguro que mis compañeras y compañeros legisladores, sabrán colocar esta propuesta dentro de las prioridades legislativas del Congreso, asumiendo con responsabilidad la deuda histórica que tenemos con los migrantes oaxaqueños, con la agenda social que hasta ahora no ha podido brindar oportunidades de desarrollo a miles de mujeres, hombres y niños oaxaqueños.
Por otro lado, desde hace menos de un lustro, Oaxaca vive un proceso de evolución y transformación política. Cambio que ha permitido, no sólo la integración plural de diversos ayuntamientos, sino también la diversidad de opiniones en el seno de nuestro Congreso, e incluso la heterogénea conformación del gabinete del Poder Ejecutivo.
Nuestras instituciones, más allá de las respetables opiniones que pudieran tener otros actores políticos, reflejan hoy con mayor justicia la complejidad y diversidad de la sociedad oaxaqueña.
La nueva institucionalidad democrática, ha abierto la ruta para la conformación de gobiernos deliberativos e incluyentes, pero principalmente ha dejado claro que las decisiones ya no se imponen, ni son incuestionables, sino que aspiran a ser producto de un consenso y a menudo acalorado debate ciudadano.
En esta nueva realidad: las opiniones encontradas, el denominado disenso, han terminado por convertirse en la regla y la unanimidad en la excepción.
Quizá por ello, hoy más que en otros momentos es inaplazable fortalecer el imperio de la ley.
No sólo porque el Derecho, la razón jurídica, impida el predominio de la ley del fuerte, del más violento, sino porque es el único asidero que tiene una sociedad democrática para preservar la armonía y cohesión social.
Sólo el compromiso de someternos al mandato de la ley, puede evitar que la alternancia política, termine por convertirse en la babel de la incomunicación y la arbitrariedad consentida o solapada.
Solo el Derecho, puede garantizarnos que nuestras naturales diferencias se resuelvan por las vías institucionales y nuestros debates sean el signo más evidente del dinamismo de nuestra democracia y no la triste expresión de nuestra intolerancia política.
Alentado por estas convicciones, propuse en días pasados una Iniciativa de Ley para la Promoción de Valores y Cultura de la Legalidad del Estado de Oaxaca. Es una ley preventiva, con efectos a mediano y largo plazo. Particularmente, porque es una norma que deposita su confianza en la formación ética y la educación cívica de los servidores públicos y ciudadanos.
No es una ley punitiva, es un proyecto legislativo que apela a lo mejor que tenemos como sociedad, a lo mejor que tenemos como personas: nuestra posibilidad de cambiar y apartarnos de la ruta que hasta ahora ha retrasado nuestro crecimiento y el desarrollo pleno de nuestras posibilidades.
La democracia significa no sólo la reforma de nuestras instituciones, sino también la firme convicción de convertirnos en otros: como ciudadanos, servidores públicos o representantes populares.
El cambio político, significa nuevas y mejores costumbres cívicas: el respeto a la ley es una de ellas.
La gestión social del legislador, como un auténtico “promotor del pueblo” también es otra responsabilidad central del trabajo legislativo.
Su tarea es claro que no puede limitarse a la sola producción de ordenamientos normativos, sino que se extiende a la promoción de proyectos sociales y comunitarios.
En nuestra entidad federativa, tiene una importancia singular, puesto que contribuye de manera significativa a superar nuestras asimetrías sociales, económicas y geográficas.
En Oaxaca, el legislador no puede concentrarse exclusivamente al trabajo legislativo -como sucede en otras latitudes-, por el contrario se encuentra obligado a actuar como un “intermediario eficaz” entre la demanda social y la acción gubernamental.
Fue así que durante este primer año de ejercicio legal, a solicitud de distintas comunidades se brindó apoyo en por lo menos tres rubros fundamentales: vivienda, agua potable y servicios relacionados con la salud.
A través del Programa “Mejoramiento de Vivienda”, correspondiente a la Comisión Estatal de Vivienda, se concretaron 400 acciones en 10 municipios correspondientes a Valles Centrales, Mixteca, Cuenca y Sierra Sur, con una inversión total de 4 millones de pesos.
Lo mismo aconteció con el Programa “Mi casa” de la Comisión Nacional de Vivienda, mediante el cual se logró beneficiar a alrededor de 10 familias de escasos recursos pertenecientes a la Sierra Sur con una inversión global de un millón de pesos.
En materia de Agua Potable y Ampliación de Redes de Distribución, se logró una inversión total de 10 millones de pesos, beneficiando a 4 municipios de las regiones de Valles Centrales y la Mixteca, con un impacto directo en alrededor de 15 mil habitantes.
Mediante el Programa de Sustentabilidad de los Recursos Naturales, se concretó el Proyecto de Factibilidad para la construcción de una represa, beneficiando con ello a alrededor de 300 habitantes de la región de la Mixteca.
En lo que corresponde a Equipamiento en Infraestructura de Salud, se benefició a doce localidades ubicadas en la Sierra Sur, con la adquisición de una ambulancia médica, teniendo un impacto directo en una población aproximada de 2,500 habitantes.
Por lo que toca al ámbito de la Seguridad Pública, a través de la estrategia de Reuniones de Gabinete, se atendió a más de 14 municipios de Valles Centrales, Mixteca, Costa, Cuenca, Istmo y Sierra Sur, principalmente para la certificación y equipamiento de policías municipales.
Lo mismo puede decirse del rubro de la seguridad alimentaria, puesto que mediante el Programa de Apoyo Técnico para Mejorar la Productividad, se benefició a alrededor de 2 mil habitantes de la Sierra Sur.
También durante este último año se brindaron 9 mil apoyos a Jefas de Familia por un monto total de 2 millones de pesos, en poblaciones ubicadas principalmente en la Mixteca y Valles Centrales.
Mediante Proyectos de Infraestructura Básica, relacionados con ampliaciones a redes hidráulicas, pavimentación de calles, remodelación y ampliación de oficinas administrativas, se beneficiaron a por lo menos 10 municipios en las regiones de Valles Centrales, Mixteca y Sierra Sur, con un monto total de 62 millones de pesos.
Finalmente a través del esquema Obras en Mezcla, se consiguió la rehabilitación del Sistema de Agua Potable, la ampliación de Redes de Distribución y la Remodelación Integral de un Centro de Salud, en cinco municipios pertenecientes a la Mixteca y Valles Centrales, con una inversión total de 18 millones.
Ciudadanas y ciudadanos oaxaqueños:
Oaxaca vive el fin de una época y el nacimiento de otra. Avanzamos entre las ruinas de un pasado que se resiste a quedar atrás y las semillas de una sociedad futura que no termina de ser presente.
Frente a este desafío: corresponde al legislador comprometerse con el futuro e impulsar nuevas soluciones para los problemas que hoy asedian nuestra vida pública.
Hoy ese futuro nos dice, que sólo tendremos esperanza si optamos por recorrer la ruta contraria a la confrontación y la discordia y le oponemos con firmeza: cooperación, solidaridad y reconocimiento.
El nuevo tiempo oaxaqueño, nos advierte: que no necesitamos pensar igual para estar unidos, sino que sabiéndonos diferentes: debemos aprender a apreciar el valor de caminar juntos.
No olvidemos que Oaxaca, ha sido históricamente plural e incluyente. Su territorio ha cobijado decenas de lenguas y costumbres, variadas historias y numerosos pueblos.
Recuperemos esa tradición. Encontremos en nuestro pasado, la ruta más genuina al futuro que todos queremos.
Volvamos a creer en la política, como la forma más alta de la generosidad. Como la única vía para superar nuestro aislamiento e incomunicación.
Agradezco en este sentido, la camaradería, el respaldo permanente de mis compañeras y compañeros diputados no sólo en mi trabajo legislativo, sino particularmente ahora que he visto menguada mi salud y he necesitado apoyarme en la tierra firme de la amistad por encima de las discrepancias políticas.
Mi reconocimiento a todos ellos por su calidad humana.
Estén seguros, que al igual que hemos superado situaciones complejas en momentos pasados, esta vez: nuevamente con disciplina, con entereza y principalmente con su afecto y abrazo fraterno lograré trascender este difícil momento.
Mi reconocimiento también, a las mujeres y hombres oaxaqueños que a diario se levantan para ir a sus trabajos y contra toda adversidad mantienen la esperanza por dejar un mundo mejor para sus hijos.
Son ellos realmente: la verdadera riqueza, la reserva más formidable de talento que tiene nuestro estado.
Son ellos, los que nos llevan a comprometernos con la construcción de una sociedad basada en el rigor, el esfuerzo y la honradez.
En su integridad, en su coraje, siempre encontraremos los mejores motivos para seguir avanzando.
En su integridad, en su coraje, siempre encontraremos los motivos para sobreponernos a la adversidad y las naturales ofensas de la vida.
No permitamos que el pesimismo, el desaliento, se apoderé de nuestra vida pública.
Recordemos que las derrotas, los habituales obstáculos que uno va encontrando en el camino, solo harán que nuestro triunfo por Oaxaca: sea más rotundo y definitivo.
No dejemos de pensar en Oaxaca: ni un solo segundo.
Hagamos de esta tierra generosa el centro de lo mejor de cada uno de nosotros.
Muchas gracias.